Capítulo269
—Por eso, hiciste bien en golpearla.

Mientras decía esto, él se acercó, y su aliento cálido rozó la mejilla de Amanda, una combinación entre canela y café molido.

Su corazón comenzó a latir con fuerza, sus orejas se pusieron rojas, y dio un paso hacia atrás.

Su cerebro quedó en blanco por unos segundos; por un instante, pensó que Jorge iba a besarla, no pudo sentir más que asco, él la mantenía privada de su libertad, de nuevo.

Él la miraba con seriedad, con una intensidad ardiente en los ojos.

Ya no intentaba ocultarlo; su mirada era seductora, como si quisiera devorarla, dejando nada de ella intacto.

El corazón de Amanda latía tan rápido como si fuera un tambor.

Desvió la mirada apresuradamente. —Jorge, ¿estás siendo fiel a tu profesión? Sabes que estás infringiendo la ley. ¿No tienes miedo de…?

—¿Miedo de qué? —preguntó él, levantando una ceja—. Puedes denunciarme por acoso e intento de violación. Admitiré mi culpa. Solo tienes que hacerlo, pero no vas a poder detener esto que sé que
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