Lucas sintió que se había convertido en el payaso de la historia, y su dignidad como hombre habia sido escupida— ¿Te molesta acaso tanto que ella se haya casado conmigo? ¿Esperabas que te siguiera amando de una manera obsesiva, haciendo locuras por ti para llamar tu atención, mientras tú, desde tu puto pedestal, le decías que solo amabas a Viviana? ¿Te sientes tan virtuoso, tan fiel a un solo amor?Jorge lo miraba con frialdad mientras continuaba:— Lucas, si ya terminaste con Amanda y estás tan convencido de que solo quieres a Viviana, entonces demuestra un poco de autoestima. No hagas el ridículo como si no supieras perder.— ¿Me estás acaso llamando cobarde?— Si así exactamente lo dices. Y si no te gusta, podemos resolverlo como varones. Te aseguro que te dejaré claro cuál es tu lugar.Jorge, con su metro noventa, hombros anchos y físico trabajado, no era alguien fácil de intimidar. A diferencia de los que se ejercitaban solo por estética, él había forjado su fuerza en situaciones
Estas palabras hicieron que Viviana sintiera un escalofrío, su primer pensamiento fue que él había descubierto algo. Pero ella reaccionó rápido, manteniendo la calma.— Nunca James en la vida he jugado contigo. Mis sentimientos por ti siempre han sido sinceros. Lucas, ¿aún acaso no me conoces?Lucas suspiró aliviado.— Debe ser entonces pues solo mi paranoia. Eres tan buena y siempre has cuidado de mí, no podrías ser como ella... La empresa está pasando por problemas y eso me tiene alterado. Ya todo este bache pasará.Intentaba justificarse, se masajeó las sienes y subió las escaleras.Viviana, inquieta, decidió investigar qué estaba ocurriendo. Lo que descubrió la dejó helada.Amanda no era la amante de Jorge, era su esposa. Y Jorge sabía todo lo que Amanda había sufrido en el barco.Y, aun así, había decidido casarse con ella.Lucas siempre creyó que Amanda lo amaba desesperadamente, pero enterarse de su matrimonio fue un golpe bajo que no podía aceptar.— ¿Cómo puede ser? — se dijo
Viviana agraviada respondió; — Son ellas quienes empezaron, yo solo hice un comentario, no dije que se trataba de ti, ¡Carajo…! ¿Y por qué me pegaste entonces? En ese instante, todos miraron sorprendidos a Amanda. Su rostro blanco como un papel.Sí, había reaccionado de forma exagerada, pero lo que dijo Viviana había roto definitivamente esa barrera invisible. No se atrevió a mirarlos, y mucho menos al abuelo Luis; no podía imaginar cómo se sentía él en ese momento.— Lo siento mucho... Pero de veras no fue mi intención, yo... a mi simplemente se me escapó. Tampoco quería hacerlo, tú fuiste quien de repente me dio una cachetada, y entonces... —Viviana parecía una niña que había cometido un error, con lágrimas rodando por sus mejillas.Amanda temblaba de la rabia y levantó la mano para darle otra, pero el viejo la detuvo.— Puedo testificar, y afirmar que fui yo quien sacó el tema a relucir, ella no tiene nada que ver con todo esto. En ningún momento mencionó tu nombre, solo fue que c
— Voy a ver pues qué pasa.Jorge, con el rostro serio, se dirigió al despacho. ¡Aunque su abuelo le pidiera encarecidamente que se divorciara, no le seguiría la corriente! Pero cuando estaba a punto de entrar, la puerta de la oficina se abrió, y Amanda se puso instantáneamente nerviosa, mirando a Hermelinda con preocupación.— ¡Voy a callarle la jeta a esas viejas chismosas! A ver quién se atreve a hablar pendejadas de ahora en adelante. ¡Me tienen harta, hablando a espaldas de los demás! ¿Acaso ellas no tienen tampoco hijas, nueras o nietas?— ¡Es que nuestra Ami es la verdadera víctima! ¡Y aun así se atreven a sacar sus heridas a la luz! ¡A la mierda ese montón de viejas sin corazón!Amanda solo escuchaba un eco en su mente: “Nuestra Ami”.¿¿El abuelo no la despreciaba, sino que la defendía? Sintió un nudo en la garganta, sus ojos se llenaron de lágrimas, pero se contuvo para no llorar.Al verla al borde del llanto, Hermelinda se preocupó aún más.— Mi niña, no llores. La abuela te h
Una joven tan débil, sostenía a duras penas a su familia. A pesar de las críticas y el desprecio de los demás, ella mantenía la frente en alto, negándose a rendirse.— Voy a protegerte —dijo Jorge, palabra por palabra.En su interior, deseaba matar a Lucas. Todo porque él, solo por celebrar el cumpleaños de Viviana, había tenido el descaro de abandonarla.Amanda pensó que Jorge solo estaba hablando. No esperaba que, en menos de media hora, el asilo d ya tuviera novedades. Aquellos vejetes que habían estado murmurando antes fueron recogidos por sus familiares. Los parientes más jóvenes llegaron cabizbajos a disculparse, prometiendo que educarían a sus mayores y no les permitirían andar diciendo estupideces.Amanda se sintió conmovida.— No hace falta. La noticia ya ha salido a la luz, no se puede ocultar.— Aunque todo el mundo critique, voy a callarles la boca —la voz de Jorge era suave, pero cargada de peso.Le quedaba algo más por decir. Si no, ¿de qué servía ser el gerente del grupo
Amanda escuchó las palabras de la abuela y, sin más que decir ni ninguna vergüenza ante ella, levantó la mano y le dio una buena y bien merecida cachetada a Viviana. Viviana no se quedó quieta e intentó devolverle el manotazo, pero la abuela ya había previsto su reacción y ordenó que la sujetaran con firmeza.— ¡A los burros se les trata es a los golpes! —dijo la abuela sin rodeos. A pesar de ya sus muchos abriles, ella era directa y decidida.Amanda se le acerco galantemente a Viviana.— ¿No sabes acaso por qué perdí mi dignidad? ¿Un bendito cumpleaños era tan importante como para dejarme a mi propia suerte? Cuando todo sucedió, debiste sentirte muy satisfecha al enterarte, ¿no?— En estos tres años no te he hecho verdaderamente nada malo. Fuiste tú quien, sabiendo todo, te metiste a dañar mi relación y seducir a mi novio. Gente como tú tarde o temprano termina pagando por lo que hace. Y si el karma no te devuelve el mal mereces, entonces seré yo misma quien te lo dé.Amanda le dio ot
— Abuela, si ese día hubiera sido yo, también habría estado dispuesta a cambiar mi vida por la de Lucas —dijo Viviana con aire lastimero.— Entiendo la firmeza de tu amor por él, entonces si es tan verdadero, firma—contestó la abuela sin inmutarse. Ese juego de ingenuidad no funcionaba con ella. La experiencia era su aliada, y había vivido mucho más de lo que Viviana podría imaginar en este mundo de intrigas.— Si no firmas, quedará pues claro que lo que amas es la fortuna de los Cardenal, no a Lucas.Viviana miró a Lucas, quien permanecía en silencio. Si no firmaba, él sin duda sospecharía de ella en el futuro. Pero si lo hacía, ¿qué pasaría si algún día se separaban? Se quedaría sin nada.— Viviana, si esta es la única forma de que mi abuela acepte, firma. Yo solo te amo a ti, te cuidaré, y el tiempo lo demostrará, no te faltará nada.— Por supuesto, serás la esposa de los Cardenal. No te faltará nada. Tendrás cinco mil al mes como dinero para tus gastos personales, se descontará de
La abuela se consideraba una persona con suficiente experiencia, habiendo conocido a tantas personas a lo largo de su vida, capaz de leer las intenciones de cualquiera con una sola mirada. Sin embargo, no lograba descifrar al joven que tenía enfrente. Jorge era reservado, equilibrado, con una aura sombría y altiva. No era alguien fácil de manejar. Aunque había sido policía, y se suponía que debía irradiar rectitud, él era una mezcla de luz y sombra.Quería saber si Jorge realmente sentía algo por Amanda.— ¿Por qué pregunta eso, abuela?— Ami y yo no tenemos lazos de sangre, pero la aprecio como si fuera mi nieta. La familia Cardenal le falló. Quiero saber si ha encontrado a alguien digno de ella.— Soy su esposo. Y durante nuestro matrimonio, le seré absolutamente fiel. Pondré todo de mi parte para cuidarla y protegerla como a mi princesa.— ¿Durante el matrimonio? ¿Y si se divorcian?— Entonces ya no tendría derecho con ella.Jorge habló con calma, su expresión permanecía inalterable