— Hermanito, por favor, haz de veras como si no hubieras visto nada. Y por lo que más quieras, no le digas a Amanda que sabes lo que pasó. Apenas estamos empezando a llevarnos bien, y si se entera, ya no va a confiar en mí. — dijo Catalina con tono lastimero.— Tú quédate tranquila, que yo no le diré nada.— Vamos, vámonos antes de que se dé cuenta de que estuviste aquí.Catalina lo tomó del brazo mientras salían, hablando sin parar.— Cuando una mujer está enferma, se siente vulnerable y triste. Ella de por sí estuvo con Lucas tres años, es normal que le cueste algo olvidarlo. Sentirse sola y llamar a Lucas en su estado es muy comprensible...— ¿Llamó a Lucas en vez de a mí?Jorge se detuvo de golpe, su voz se volvió con rabia.— El doctor le estaba revisando la herida y parece que no lo hizo con tanto cuidado y esto le dolió un poco. Le dolía tanto que quiso llamarte, pero no sé cómo, terminó llamando a Lucas.Catalina mintió sin pestañear, sin un solo gesto que delatara su engaño. J
— ¿Qué es lo que haces aquí? — preguntó Amanda, frunciendo el ceño al ver a Catalina— Solo vine a verte. Mi hermanito está ocupado y no puede venir.— ¿Cómo lo sabes?— Me lo acaba de decir. ¿No te avisó? No pasa nada, ya te lo estoy diciendo yo.Catalina sonrió, pero para Amanda sus palabras sonaban especialmente hirientes.— Es que mi hermanito también tiene lo suyo por hacer, pero debería haber venido a verte. Después de todo, pasaste por una operación. Le diré que venga a verte más tarde.— Ni más hace falta, yo puedo manejarlo sola. — Amanda la interrumpió rápidamente.— Quiero mejor descansar, si no tienes nada más que decir, te puedes ir.— Bueno, entonces vendré mañana a verte, cuñadita.Catalina salió de la habitación con aire triunfal, claramente satisfecha con el resultado.A la mañana siguiente, cuando Amanda abrió los ojos, se encontró con Pablo sentado junto a su cama.— ¿Pablo? ¿Qué haces aquí?— Intentó incorporarse, pero el dolor la hizo detenerse.— No te muevas de a
— Esa pregunta debería hacerla más bien yo. ¿No tienes acaso nada que contarme?— Amanda se sintió tranquila, no había nada de qué hablar entre ella y él. Era él quien debería sentirse avergonzado por sus sentimientos inapropiados hacia Catalina, ¿se atrevería pues a admitirlo?Jorge apretó los labios, sin intención de contarle que había ido el día anterior, ni que le había llevado también comida para ella. Había visto cómo Amanda disfrutaba del sancocho de Pablo, sin imaginar su propia decepción al marcharse en silencio.— Yo siempre actúo con transparencia. No tengo nada que ocultar a nadie.Amanda, al escuchar esto, estuvo a punto de explotar. ¿Transparente, él?— Claro, lo que digas entonces. No te necesito aquí.— Tienes razón, aquí tienes de sobra quien te mime.— Sí, y de hecho así es. ¡No te necesito!Amanda seguía furiosa porque Jorge no había aparecido en todo ese día. Incluso Lucas, con lo despreciable que era, había venido a verla. Pero Jorge, después de su breve visita, des
— ¿Por qué maldita sea? — gritó Pablo, agarrando a Jorge por la camisa.— Sabías muy bien lo que siento por ella. ¿Por qué te colaste en medio y me la quitaste?— En eso estás bastante equivocado. Yo ya estaba casado con Amanda antes de saber que te gustaba. Eres tú quien se obsesionó con alguien que ya de por si tenía compromiso.Jorge habló con voz firme y determinación.— ¿Y entonces por qué no me lo dijeron ustedes dos desde el principio? ¿Qué ganaban ocultándomelo? ¿Les parecía acaso divertido?— Lo siento mucho, pero al tener un matrimonio tan discreto no podíamos contarlo a los cuatro vientos. Intenté advertírtelo, te dije que ella no era para ti, porque ya estaba casada.Pablo se quedó congelado. Recordaba cuando Jorge le había dicho que Amanda no era adecuada para él, pensando que se trataba de una simple opinión. Nunca imaginó que esa fuera la razón.Amanda tampoco le había dado falsas esperanzas. Al día siguiente de declararse, ella admitió que tenía pareja.Todo era culpa d
— Si sigues aquí, quién sabe qué más podría pasar.— Te has equivocado de momento, justo iba a hacerme unos exámenes. Ya de por si me viste, así que mejor vete…Amanda intentó despedir a Lucas, pero antes de terminar la frase, apareció Viviana. Pensó que Viviana armaría un escándalo, que haría uno de sus tan acostumbrados shows, pero… En cambio, traía un montón de costosos suplementos y se mostró extremadamente amable.— Viviana… déjame explicarte…Lucas se sintió incómodo, aunque sabía que no había hecho nada malo, algo en su comportamiento no estaba bien.Viviana solo sonrió, sin darle mayor importancia.— Debiste avisarme con antelación que venías a ver a Amanda. Yo también me preocupo por ella, de ninguna manera no te lo impediría. Al contrario, te habría acompañado.— ¿Estás bien? Si no hubiera venido a buscar a Lucas, no habría sabido que estaba contigo. Ambos deseamos que te recuperes, para poder estar tranquilos.— Sí, es verdad, recupérate pronto, así Viviana y yo estaremos má
— ¿También quieres ayudarme a hacer pipi? — Amanda intentó moverse, pero Jorge la sostuvo, llevándola hasta el baño y, sin dudar, empezó a ayudarla a bajarse los pantalones.— ¡No, de veras no hace falta!— Tienes la herida en el abdomen. Si te agachas, te dolerá. Déjame ayudarte. Además, ¿todavía te da pena con todo lo que hemos pasado?Jorge arqueó una ceja, mirándola con picardía. Aunque lo que decía era cierto.Ella había perdido su pureza en aquel terrible entonces, y él fue quien la ayudó a vestirse y asearse después de aquel horror. También habían compartido momentos íntimos en los que ella lo había ayudado con sus necesidades.No habia resquicio a ese tipo de miramientos.Pero, aun así, Amanda se sentía muy avergonzada.— Si te da vergüenza, cierra los ojos. Cuando me dispararon, tú fuiste quien me cuidaste, ¿recuerdas?— Yo… de veras puedo sola.Amanda sentía su rostro arder, llena de vergüenza, pero Jorge no cedía y permanecía a su lado, sin intención de marcharse.Su cara es
— Amanda lloró un buen rato, hasta que, agotada, finalmente se calmó.— Lo siento… lo siento mucho, he ensuciado tu camisa.— Su llanto había empapado la camisa de Jorge, dejando una gran mancha húmeda.— No te preocupes, es mejor que hayas llorado y liberado de eso. Todo ha quedado atrás.Jorge le limpió el rostro suavemente, como si fuera una pequeña, pero con la cara llena de lágrimas y maquillaje corrido.— ¿Tienes hambre? Voy a prepararte algo de comer.Jorge estaba a punto de irse cuando su celular vibro. Era una videollamada de su abuelo.— No quiero verte a ti, quiero ver a mi nieta.Apenas contestó, el abuelo de Jorge hizo un gesto de desdén, como si no quisiera ni mirarlo.Jorge, resignado, giró la cámara hacia Amanda.— Hola abue.Amanda lo saludó dulcemente.Al ver los ojos enrojecidos de Amanda, el anciano se preocupó de inmediato.— Amanda, ¿ese mocoso te ha hecho llorar? ¿Por qué estás así, con los ojos hinchados?— No, no, me lastime el pie un poco hace un rato. No tien
— Jorge, con su porte sereno y elegante, lucía también bastante impresionante con su atuendo.Con la camisa de tantos detalles, parecía un joven aristócrata.— ¿Quién te eligió la ropa?— Consulté con Tony. Me dijo que, si llevábamos ropa a juego, el abuelo no tendría dudas de que nuestra relación es sólida.— Tiene sentido. Voy a cambiarme.Amanda llevaba una blusa blanca con delicados motivos de flores. Las mangas terminaban en un pequeño adorno de flecos que combinaba a la perfección con el collar que llevaba al cuello.Se recogió el cabello de manera sencilla, usando un discreto pasador.Cuando salió, Jorge no podía apartar la vista de ella. Lucía tan radiante, como si hubiera salido directamente de una pintura.— ¿Qué tal me veo?— Hermosísima.Jorge se acercó y, sin pensarlo, la rodeó con su brazo, tomándola de la cintura.— ¿Qué es lo que haces?— Amanda se puso nerviosa.— Tienes que acostumbrarte desde ahora. No quiero que te pongas nerviosa frente al abuelo y nos descubra.Di