Las lágrimas de la desdichada Catalina barbullaron en sus ojos. Miró a Amanda de mala gana y le dijo en voz alta:—¡Ya perdóname!La disculpa sonaba forzada, llena de rencor. Después de gritar, Catalina corrió escaleras arriba y cerró la puerta de su habitación de un portazo. Amanda miró a Jorge con resignación.—¿Para qué hacer todo esto? Yo no necesito de tanta falsedad, esto solo hará que me guarde más rencor.—No se le puede permitir comportarse como se le dé la gana. Tarde o temprano, tiene que aprender, pero lamento que seas tú quien tengas que pasar por esto, eventualmente cambiará.—Me voy a descansar. —dijo Amanda, preparándose para subir las escaleras, pero Jorge la detuvo.—Ya moví todas tus cosas a mi habitación.—¿Qué dijiste?—Catalina va a hablar con el abuelo al respecto, así que no te preocupes. Preparé una cama plegable, no te afectará.—Está bien pues.Amanda no dijo más y se dirigió a la habitación principal. Todo estaba allí perfectamente ordenado, con sus pertenen
De una la puerta se abrió y Amanda vio la alta figura de Jorge, instintivamente se enderezó, intentando no lucir tan desaliñada.—¿Qué tal estuvo el hospital? ¿Es de seriedad?—Ella tiene un trastorno congénito que no le permite una propia coagulación en la sangre, así que en casa siempre tenemos mucho cuidado de que no se lastime. No podemos permitir que se corte, porque la sangre no se detendría fácilmente.—¿Tan grave? Yo… yo de veras juro que no la empujé…—Lo sé muy bien.—¿Tú… de veras lo sabes?Esta vez fue Amanda quien se quedó atónita. Pensó que tendría que explicarlo todo de nuevo. Pero Jorge simplemente dijo que lo sabía.—En ese momento lo único que me preocupaba era su estado, necesitaba atención médica de inmediato, no tuve tiempo de explicarte.—Ya veo… Bueno, ¿está bien ahora?—Sí, ya está bien. Fue solo un susto, pero hay que seguir cuidándola. —Jorge masajeó sus sienes, visiblemente agotado.—¿Ya te has lavado la cara?—Sí ya.—Entonces, ve a dormir temprano. Yo me vo
—Voy a pedirle al conductor que te lleve a otro lugar. Tendrás chofer y servicio doméstico, si necesitas algo, solo llámame —dijo Jorge con indiferencia.Catalina se quedó completamente paralizada al escucharlo. Jamás pensó que la que tendría que irse sería ella.Siempre había vivido allí, ¡pero ahora que su hermano tenía una nueva cuñada, ya no la quería! Se sintió profundamente herida, y las lágrimas comenzaron a correr por su rostro.—¿Hermanito, me estás acaso echando?—Lo que hago, lo hago por tu bien. Si sigues lastimándote, significa que no es buena idea que vivas con tu cuñada. Estoy solamente protegiéndote.—Yo... —Catalina bajó la cabeza, derrotada. —No es que no podamos vivir juntas, fue solo un accidente y prometo que tendré más cuidado.Sabía lo mucho que su hermano se preocupaba por su salud. Pensó que había ganado la batalla contra Amanda, pero en lugar de eso, había tropezado en su propia trampa. Por eso, no tuvo más opción que ceder.—Entonces discúlpate con tu cuñada.
Amanda se sorprendió mucho. ¿Sería acaso la primera mujer en ayudar a Jorge a satisfacer sus necesidades sexuales?—¡Amanda! —La voz de Jorge cambió, su tono era más profundo, y Amanda se dio cuenta de que había ido demasiado lejos. La toalla que cubría a Jorge estaba claramente levantada, y el tamaño no era algo fácil de ignorar.—Yo… solo tenía curiosidad.—¿No lo sabes? La curiosidad no siempre es algo bueno.Jorge se acercó a ella rápidamente, acorralándola contra el mostrador. Dentro del mueble de cristal había relojes y joyas costosas. Su espalda sintió el frío del vidrio, y su corazón también se enfrió.—¿Qué… qué es lo que piensas hacerme?—No mires, ayúdame.—¿Por qué no puedo mirar?—Porque… es sucio.—No quiero ayudarte.—Por favor. —La voz de Jorge rozó su oído, cargada de deseo, pero también contenida. Ese simple "por favor" sonó tan vulnerable que Amanda, sorprendida, sintió su corazón acelerarse y cedió de inmediato.¿Cómo podía resistirse a un contraste tan adorable?Jo
—Apuesto a que no quieres tener sexo conmigo. —dijo Jorge, con una voz ronca y entrecortada.—¿Por qué lo dices?—Soy un hombre obstinado, sombrío y aterrador. No soy lo que piensas. Imagino que no quieres involucrarte con alguien como yo. Así que, ¿qué hay de malo en mantener la relación tal como está? Nos casamos, pero no he llegado a tocarte realmente. Si algún día decides casarte con otro hombre, te será más fácil enfrentarte a él.—Jorge, si encuentras a alguien que realmente te guste y que te corresponda, estaré dispuesto a dejarte ir —dijo Jorge con una extraña calma.—¿Por qué no Lucas?—No lo considero digno. —Jorge hizo un gesto de desprecio al mencionar a Lucas. Para él, las ideas de Lucas sobre el amor no eran algo con lo que estuviera de acuerdo, y Lucas no era suficiente para Amanda.—Entonces, ¿cómo eres realmente?—Te lo dije, la curiosidad mató al gato. —Jorge la miró con sus ojos entrecerrados, claramente molesto.Amanda podía intuir a qué se refería, pero al mismo ti
Catalina estaba tumbada en la cama, abrazando su peluche, con lágrimas en las mejillas, luciendo realmente desdichada.—¿Quién dice eso? Tu hermano te sigue queriendo igual que antes. Y ahora tienes a otra persona que también puede quererte y cuidarte. ¿No te parece bien?—¡No quiero que ella me quiera! No me gusta. Hermanito, ¿puedes cambiar de cuñada, por favor? La pretendiente que nuestros padres eligieron para ti es perfecta. A mí me encanta. Es elegante, culta y encajaría contigo a la perfección.—Pero a esta cuñada la quiero yo —dijo Jorge, palabra por palabra, con firmeza.Al escucharlo, Catalina se quedó paralizada, con las lágrimas en las pestañas, sin siquiera parpadear, mirando a su hermano sin poder creerlo. Conocía demasiado bien a Jorge. Cuando él decía que le gustaba alguien, lo decía en serio, y no cambiaría de opinión fácilmente.Jorge era una persona muy obstinada y leal, y cuando se enamoraba, podía guardarlo en su corazón por muchos años.—¿Por… por qué ella? ¿Qué h
La intensidad de la mirada de Lucas fue demasiado para Amanda, y no supo cómo reaccionar. Bajó la cabeza y tomó un sorbo de café, evitando su contacto visual.—Amanda, no deberías destruirte solo para vengarte de mí. Sé que te lastimé profundamente, y si no hubiera conocido a Viviana, te habría elegido a ti. Pero, por desgracia... —Lucas hizo una pausa. —Retrocede. Si necesitas dinero, solo dímelo, te ayudaré.—No es como tú piensas con Jorge —respondió Amanda, manteniéndose calmada.—¿Entonces cómo es? Jorge ya está casado, y siempre has despreciado a quienes se convierten en amantes. No puedes dejar ir lo que teníamos, y te estás rebajando al ser la amante de Jorge. —Lucas parecía genuinamente confundido.—Habla con tu amigo. Si no hay nada más, me voy. —dijo Amanda, cansada de la conversación, dándose la vuelta para irse.Pero Lucas la llamó de nuevo antes de que pudiera salir.—Si vas a ser amante de alguien, mejor sé la mía.Amanda se detuvo bruscamente, girando con incredulidad p
Amanda no dudó ni un segundo en transferir el dinero a Viviana. No pasó mucho tiempo antes de que Viviana la llamara, con un tono evidentemente molesto.—¿Qué significa todo esto? ¿Por qué me envías tanto dinero?—Ese dinero me lo dio Lucas, pensando que podría necesitarlo. Me dijo que lo gastara a mi gusto y que, si necesitaba más, se lo pidiera. Pero no lo quiero, y como él no lo quiere de vuelta, pensé que sería mejor dártelo a ti. Después de todo, ustedes dos son una familia.—¿Lucas te dio dinero? ¿Cómo es eso posible? —Viviana no podía creerlo.—Créelo o no, no me importa. —respondió Amanda con calma, antes de colgar.Luego le envió un mensaje a Lucas.—No voy a aceptar tu dinero. Nuestra historia ya terminó, y no tienes por qué gastar en mí. Le di todo el dinero de vuelta a Viviana.Lucas, frustrado por cómo Amanda seguía rechazando su ayuda, respondió con un mensaje furioso.—Amanda, ¿por qué eres tan testaruda? Ya te he ofrecido todo tipo de ayuda, y sigues sin aceptar. ¿No pu