Amanda no dudó ni un segundo en transferir el dinero a Viviana. No pasó mucho tiempo antes de que Viviana la llamara, con un tono evidentemente molesto.—¿Qué significa todo esto? ¿Por qué me envías tanto dinero?—Ese dinero me lo dio Lucas, pensando que podría necesitarlo. Me dijo que lo gastara a mi gusto y que, si necesitaba más, se lo pidiera. Pero no lo quiero, y como él no lo quiere de vuelta, pensé que sería mejor dártelo a ti. Después de todo, ustedes dos son una familia.—¿Lucas te dio dinero? ¿Cómo es eso posible? —Viviana no podía creerlo.—Créelo o no, no me importa. —respondió Amanda con calma, antes de colgar.Luego le envió un mensaje a Lucas.—No voy a aceptar tu dinero. Nuestra historia ya terminó, y no tienes por qué gastar en mí. Le di todo el dinero de vuelta a Viviana.Lucas, frustrado por cómo Amanda seguía rechazando su ayuda, respondió con un mensaje furioso.—Amanda, ¿por qué eres tan testaruda? Ya te he ofrecido todo tipo de ayuda, y sigues sin aceptar. ¿No pu
Jorge apretó suavemente la cintura de Amanda mientras su lengua lamia delicadamente sobre su piel cálida y suave. Los labios de Amanda lo succionaban ligeramente, como si estuviera dejando varios pequeños rastros de su pasión en su cuello.—¿Ya no es suficiente? —preguntó Amanda con el rostro ruborizado.—Sí, es suficiente para cumplir el propósito. —contestó Jorge.—Si ya no necesitas nada más, me voy. Más tarde puedes probar el traje para ver si te queda bien. Si es necesario, lo ajusto… —dijo Amanda mientras intentaba separarse de él.Sin embargo, Jorge no la soltó.—¿Qué estás haciendo ahora? —preguntó Amanda, sorprendida.—Devolver el favor.—¿Devolver el favor? ¡Si fuiste tú quien empezó…!Antes de que pudiera terminar, Jorge se inclinó, apartó un poco su blusa y comenzó a besar su cuello. A medida que descendía con sus besos, su respiración se hacía más profunda, casi disfrutando cada momento. No fue demasiado lejos, pero el gesto fue increíblemente íntimo. Justo en la parte sup
Amanda pensaba que era solo un acto de rebeldía de Jorge hacia sus padres, más sin embargo luego, al ver la noticia de que las acciones del grupo Toledano se disparaban, se dio cuenta de que Jorge era un empresario en todo el rigor de la regla.Jorge admitió abiertamente que estaba casado, y esa responsabilidad que asumía había hecho que los demás confiaran en su capacidad para dirigir el grupo Toledano.Como decían acerca de él: “Alguien como él quien esta después de todo dispuesto a asumir la responsabilidad familiar no puede ser tan malo. Mucho mejor que aquellas medias tintas que retrecheramente ocultan su matrimonio, engañan y le son infieles a la mujer quien los ama.”La imagen de Jorge, sumada a su actitud sincera y transparente, hizo que las acciones de Toledano siguieran subiendo en base a la confianza de sus inversores. Era difícil distinguir si era por el desarrollo de los chips o por su carisma personal.La conferencia de prensa del grupo Toledano se volvió tendencia en las
— Es para Catalina.Apretó los labios al decirlo. Amanda se sintió incómoda y avergonzada; al parecer había mal interpretado la situación.— Bueno entonces, pero… ¿tienes algún requisito en específico?— Solo sigue tu estilo. Quiero que el vestido esté listo para cuando ella se case. Ella tiene una altura y figura parecida a la tuya, así que puedes usar de acuerdo a tus medidas.— De acuerdo, pues lo haré, pero un vestido de novia de alta costura lleva bastante tiempo.— No hay prisa alguna.Después de cenar, ambos se fueron juntos. Al día siguiente, Amanda acababa de llegar al estudio de diseño cuando se enteró de que Luna había conseguido un nuevo cliente.Pero el dichoso cliente quería conocer al diseñador y prefería que se presentaran con un portafolio para hacerse una idea de la calidad de su trabajo.— Deberíamos mandar a Pablo.— Pero la confección es directamente para su esposa. Creo que sería mejor si vas tú, jefa.Amanda asintió. Era cierto que en este caso ella era la más ad
— ¿Trajiste todas tus herramientas? Si es así, mejor mídeme aquí mismo, quiero que me diseñes un traje a la medida.— Caballero, en nuestro estudio hay diseñadores especializados en ropa masculina. Le presentare pronto a uno de ellos, y se le dará un buen precio.— No quiero a nadie más, quiero que seas tú quien también me lo diseñe. Vamos no seas terca, mídeme bien y con cuidado.— Señor Linares, creo que la medida mejor será dejarla para otro momento, cuando venga su esposa y podamos hablar todos juntos. Tengo otros compromisos que atender algo urgentes y necesito irme.La actitud lasciva de Linares era evidente, y, además, el tipo no perdía oportunidad para tocarla.Amanda se enfureció, tomó sus cosas y se dispuso a marcharse. Pero justo cuando se levantó, todo a su alrededor se le volvió negro, y sintió que le fallaban las fuerzas.¿Qué estaba pasando? ¡Si no había bebido nada!Miró el vaso frente a ella con sorpresa; no lo había tocado.— El vaso no tiene nada, el problema es la a
Amanda entreabrió los ojos con dificultad, intentando reconocer a quien había entrado. La brillante luz de fondo solo le permitía ver una silueta alta, pero no podía distinguir la cara.— ¿Quién coños te crees? ¿Y quién le dio el derecho de entrar así a arruinar mi diversión? ¡No sabes quién coños soy yo?Linares no pudo terminar la frase, porque el recién llegado lo pateó con tal fuerza que lo mando directo al suelo.En ese instante, Amanda sintió que alguien la levantaba y la sostenía con firmeza.Aunque no podía mantener los ojos abiertos, el familiar aroma a frescura y tranquilidad le indicó de inmediato quién era.Era en efecto Jorge. Siempre frío y distante, pero a su lado se sentía siempre segura.Su corazón se calmó y el miedo se desvaneció.Jorge le acarició suavemente la mejilla. Aunque Amanda seguía semiinconsciente, el dolor la hizo estremecerse.Al verla, Jorge apartó la mano, incapaz de soportar verla sufrir.Con mucho cuidado, la acomodó en el sofá y la cubrió con su cha
Jorge sintió las lágrimas de Amanda empapando su camisa, sus lágrimas de dolor caían calientes sobre su piel.Después de un rato de mucho llorar, Amanda finalmente volvió en sí y levantó la mirada, sus ojos llorosos y grandes, como los de un ciervo asustado sin sitio donde esconderse.— ¿Y tú… cómo es que estás aquí?— Vi cómo trataste de escapar corriendo para pedir ayuda justo cuando yo llegaba.Así que era eso. El destino parecía unirlos de alguna forma u otra. Siempre que ella estaba en peligro, él aparecía en el momento justo, era de veras su ángel guardián.— ¿Tienes hambre? ¿Quieres comer alguito?Amanda no quería nada.— ¿Estás entonces cansada? ¿Quieres dormir un poco más? Descansar te hará bien.— Solo quédate conmigo.Amanda se lo pidió con voz suave. Sabía que quizás era mucho pedir, pero todavía estaba aterrorizada, sin haber superado el susto.El solo recuerdo del canalla de Linares tocándola la hacía sentir hundirse en la desesperación. Eso era lo que más temía.Jorge a
Amanda intentó retirar su mano, pero no pudo. Estaba ya incómodamente atrapada y, por un momento, deseó que se la tragara la tierra de la vergüenza que sentía.— Solo quería... comprobar qué tal están tus pectorales con tanto ejercicio el que haces.Dijo, intentando parecer tranquila, mientras retiraba la mano lentamente y le daba unas palmaditas en el pecho.— Nada mal, firmes y tensos, buen pecho el que tienes.Jorge alzó una ceja, observándola mientras intentaba justificar lo ya injustificable.— Voy a darme un arreglo.Amanda se dio la vuelta rápidamente y se fue sin mirar atrás, sintiendo la mirada de Jorge clavada en su espalda.Cuando llegó al baño, cerró la puerta con llave y quiso estrellarse contra la pared.¡Qué bendita suerte la suya! ¿Justo tenía que despertarse en ese momento?Después de lavarse la cara y peinarse, salió y vio a Jorge cambiándose de ropa.Ya se había puesto los pantalones y ahora su espalda musculosa y llena de cicatrices quedaba al descubierto.Había var