Finalmente, Amanda volvió en sí. Su rostro estaba pálido como el papel, y sus ojos se llenaron de lágrimas. Luchó con todas sus fuerzas.—¡Jorge, suéltame! ¿Qué crees que estás haciendo? ¡No me violes...!—¿Violarte? Somos marido y mujer. Amanda, jugaste conmigo, y este es el precio que ahora tienes que pagar. —Jorge soltó una risa sarcástica.Amanda lo miró aterrorizada, ¿ese era el mismo Jorge que ella conocía? En ese momento, parecía un completo villano.—¡Suéltame… por favor suéltame!Ella seguía luchando, arañando sus manos, mordiéndole el hombro, pero nada de eso funcionaba.Con un sonido desgarrador. ¡Riiip!—Su vestido se fue de un jirón. Ese cuerpo hermoso y blanco de mujer quedó expuesto ante él.No podía luchar, la sensación era exactamente la misma que aquella noche. Su rostro se tornó gris, su corazón cayó en un profundo abismo, y sus extremidades se entumecieron.Dejó de luchar. Cerró los ojos, negándose a mirar el rostro que una vez había considerado el de su salvador.J
Jorge se limpió sus labios y soltó una carcajada.—Has ganado fuerza últimamente. Creo que pocas personas podrían enfrentarse a ti. Parece que te he enseñado bien.En ese momento, Jorge todavía tenía ganas de bromear. Cerró los ojos y soltó un suspiro de alivio.—Estoy de acuerdo con el divorcio.Abrió los ojos, y su mirada era especialmente clara, como si hubiera tomado una gran decisión.—Amanda, te concederé lo que deseas.Amanda apretó los labios, sin decir una palabra. Jorge condujo de vuelta a casa.Amanda se retiró rápidamente a su habitación y sacó el certificado de matrimonio de ambos. Había otro en manos de Jorge. Miró la foto de los dos en el documento, en ese entonces no se conocía mucho, y lucían separados.¿Debería aprovechar esta oportunidad para divorciarse de Jorge? Era demasiado peligroso: cuando estaba bien, era el mejor. Pero cuando estaba mal, daba más miedo que cualquiera.No tenían ninguna base emocional; su relación había sido forzada desde el principio. ¿No ser
Jorge fingió estar molesto y le dio una palmada en la mano.—Ándale y apúrate que mi paciencia tiene límite. No esperes a que vaya y cambie de opinión.—¿Si te arrepientes, te llevarás todo esto de vuelta? —preguntó Amanda curiosa.Jorge no le respondió, pero la miró con esa profunda mirada, como si tuviera un agujero negro en sus ojos, capaz de absorberla por completo. Amanda sintió un escalofrío, evitando su mirada.—¿Y si me lo llevo a casa para pensarlo bien?Por alguna razón, Jorge estaba más frustrado de lo habitual. Él había sido el que propuso el divorcio, estaba dispuesto a dejarla ir, a concederle lo que quería. Pero no le gustaba que Amanda se demorara, jalando los hilos de sus nervios.—Ahora mismo.Jorge la miró con desagrado, pero manteniéndose autoritario y dominante. Amanda se quedó de pie, pensativa. Mejor era de veras divorciarse.Jorge era más peligroso que los peligros de que tanto le hablaba que estaban afuera, y aun así, seguía deseando conocer más sobre él. Había
Amanda pensó que Lucas probablemente no había visto su mensaje; de lo contrario, seguramente ya la habría contactado. Decidió ir a hablar con él y aclarar las cosas, para que ambos pudieran cerrar de la mejor manera ese capítulo de su vida.Se preparó para salir, sin darse cuenta de que un auto la seguía discretamente hasta la puerta del registro civil. Lucas realmente la estaba esperando ahí.—¿Por qué te tardaste tanto?Lucas la miraba con una expresión sombría. Siempre eran los demás quienes esperaban a Lucas, jamás al revés.—¿Por qué no contestabas el celular?—Esta dañado.Técnicamente, lo había roto él mismo. Esa mañana, Viviana le había llamado para decirle que entendía lo difícil que era para él cumplir con sus deberes como nieto, y que no lo pondría en una situación complicada. También le deseó felicidad con Amanda.—La señorita Amanda es hermosa y dulce, estoy segura de que te cuidará bien. Amor, esta vez me voy de verdad. No sé cuándo nos volveremos a ver, pero prométeme qu
—Cariño, ya tengo un mes de estar preñada. No voy a abortar, y quiero tener a este bebé. Este es solo mi hijo, y no tiene nada que ver contigo.—¿Qué estás diciendo? Es nuestro hijo, ¿cómo no va a tener que ver conmigo? Si no te hubieras desmayado en el aeropuerto, ¿me lo habrías ocultado para siempre? Eres una tontita, ¿no sabes lo difícil que es ser madre soltera? No podrías soportarlo sola.Al escuchar esas palabras, Viviana comenzó a llorar.—No tengo otra opción... Si me permites tener a este bebé, estaré más que satisfecha. No espero nada más. Por más difícil que sea, cuidaré de nuestro hijo.—Emmm.Amanda tosió oportunamente, y Viviana finalmente la vio, su rostro palideciendo de inmediato. Se bajó rápidamente de la cama y se arrodilló ante ella.—Señorita Amanda, por favor, déjeme tener a este bebé. No volveré a mi país ni utilizaré al niño para pedir ninguna herencia. Solo quiero tenerlo, por favor, permítame usted.—¿Por qué le ruegas a ella...? —Lucas no alcanzó a terminar l
—Piensa bien cómo evitar que Lucas te descubra —dijo Amanda con una sonrisa, mientras el rostro de Viviana se ponía aún más pálido.Amanda se levantó y miró profundamente a Lucas.—Lucas, ¿puedes acompañarme un momento?—Claro que sí.Lucas la miraba ahora con una mezcla de emociones. Pensaba que Amanda realmente lo amaba con locura, e incluso estaba dispuesta a sacrificarse y pedirle a su abuela que dejara de entrometerse en sus vidas.Lucas siguió a Amanda escaleras abajo. Amanda entró en una tienda cercana y eligió cuidadosamente una canasta de frutas. Luego fue a comprar un ramo de flores.—Llévalas arriba. Aunque ella esté bien, se asustó con la caída y está embarazada. Debes consolarla bien.—Nunca imaginé que fueras tan generosa.—Bueno después de todo, la gente cambia. Yo solo quiero lo mejor para ti, ¿no es eso lo que importa?Amanda lo dijo mientras casi se atragantaba de asco. Tuvo que hacer un gran esfuerzo para contenerse.—Lucas, ya que decidiste elegirla a ella sobre mí,
El aliento cálido y agitado de Jorge se sentía sobre el pecho de Amanda, haciéndola estremecer. Su rostro se sonrojó sin control, y sus orejas empezaron a tornarse rojas.Los oscuros ojos de Jorge, la miraban como un lobo hambriento.—¿Estás nerviosa?—Por favor ya bájame. —dijo ella, molesta.—Dame solo un beso, y te bajo.—¡Jorge! ¿No te da vergüenza? ¿Quién de los dos está más incómodo?—Yo puedo aguantarlo.—¡No...!—Si no, seguiremos así.Amanda miró por la ventana y ya había varias personas que les lanzaban miradas extrañas al pasar, probablemente porque estaban en una postura bastante comprometedora en público.Con la cabeza gacha, se sintió avergonzada y furiosa. Pero Jorge incluso en ese momento, se mantenía tan firme como una roca. Aunque sus ojos ardían de deseo, no se dejaba llevar, seguro de que terminaría ganando.Al final, Amanda no tuvo más opción que ceder y rápidamente le dio un beso en la mejilla.Jorge no insistió más ni pidió nada adicional. Soltó su agarre, y Aman
—Eso no es de ninguna manera real… —murmuró Amanda en voz baja.El rostro de Jorge se volvió sombrío de inmediato. Amanda, asustada se quedó callada.Jorge la llevó de vuelta, pero no dejó que Catalina se fuera sin más, sino que envió a alguien a seguirla.Catalina había estado fuera de Ciudad Sol durante mucho tiempo y no tenía amigos cercanos allí. El único lugar que se le ocurrió para ir fue a donde vivía Lucas. Sin embargo, eso había sido un juego para ambos, ninguno se lo tomó en serio en ese entonces.— Lucas, mi cariñito hermoso, mi hermano ya no me quiere…—¿Qué te ha pasado?Lucas no tenía ningún interés romántico en Catalina. Cuando sus padres enviaron a Viviana al extranjero, él se entregó a la vida de mujeriego, saliendo con cualquiera que se le cruzara en el camino.Catalina y él habían estado juntos durante más de seis meses, pero él siempre la trató como a una hermana menor, nunca estuvo lo suficientemente loco como para aprovecharse de la hermana de su buen amigo.—Mi h