—Cariño, ya tengo un mes de estar preñada. No voy a abortar, y quiero tener a este bebé. Este es solo mi hijo, y no tiene nada que ver contigo.—¿Qué estás diciendo? Es nuestro hijo, ¿cómo no va a tener que ver conmigo? Si no te hubieras desmayado en el aeropuerto, ¿me lo habrías ocultado para siempre? Eres una tontita, ¿no sabes lo difícil que es ser madre soltera? No podrías soportarlo sola.Al escuchar esas palabras, Viviana comenzó a llorar.—No tengo otra opción... Si me permites tener a este bebé, estaré más que satisfecha. No espero nada más. Por más difícil que sea, cuidaré de nuestro hijo.—Emmm.Amanda tosió oportunamente, y Viviana finalmente la vio, su rostro palideciendo de inmediato. Se bajó rápidamente de la cama y se arrodilló ante ella.—Señorita Amanda, por favor, déjeme tener a este bebé. No volveré a mi país ni utilizaré al niño para pedir ninguna herencia. Solo quiero tenerlo, por favor, permítame usted.—¿Por qué le ruegas a ella...? —Lucas no alcanzó a terminar l
—Piensa bien cómo evitar que Lucas te descubra —dijo Amanda con una sonrisa, mientras el rostro de Viviana se ponía aún más pálido.Amanda se levantó y miró profundamente a Lucas.—Lucas, ¿puedes acompañarme un momento?—Claro que sí.Lucas la miraba ahora con una mezcla de emociones. Pensaba que Amanda realmente lo amaba con locura, e incluso estaba dispuesta a sacrificarse y pedirle a su abuela que dejara de entrometerse en sus vidas.Lucas siguió a Amanda escaleras abajo. Amanda entró en una tienda cercana y eligió cuidadosamente una canasta de frutas. Luego fue a comprar un ramo de flores.—Llévalas arriba. Aunque ella esté bien, se asustó con la caída y está embarazada. Debes consolarla bien.—Nunca imaginé que fueras tan generosa.—Bueno después de todo, la gente cambia. Yo solo quiero lo mejor para ti, ¿no es eso lo que importa?Amanda lo dijo mientras casi se atragantaba de asco. Tuvo que hacer un gran esfuerzo para contenerse.—Lucas, ya que decidiste elegirla a ella sobre mí,
El aliento cálido y agitado de Jorge se sentía sobre el pecho de Amanda, haciéndola estremecer. Su rostro se sonrojó sin control, y sus orejas empezaron a tornarse rojas.Los oscuros ojos de Jorge, la miraban como un lobo hambriento.—¿Estás nerviosa?—Por favor ya bájame. —dijo ella, molesta.—Dame solo un beso, y te bajo.—¡Jorge! ¿No te da vergüenza? ¿Quién de los dos está más incómodo?—Yo puedo aguantarlo.—¡No...!—Si no, seguiremos así.Amanda miró por la ventana y ya había varias personas que les lanzaban miradas extrañas al pasar, probablemente porque estaban en una postura bastante comprometedora en público.Con la cabeza gacha, se sintió avergonzada y furiosa. Pero Jorge incluso en ese momento, se mantenía tan firme como una roca. Aunque sus ojos ardían de deseo, no se dejaba llevar, seguro de que terminaría ganando.Al final, Amanda no tuvo más opción que ceder y rápidamente le dio un beso en la mejilla.Jorge no insistió más ni pidió nada adicional. Soltó su agarre, y Aman
—Eso no es de ninguna manera real… —murmuró Amanda en voz baja.El rostro de Jorge se volvió sombrío de inmediato. Amanda, asustada se quedó callada.Jorge la llevó de vuelta, pero no dejó que Catalina se fuera sin más, sino que envió a alguien a seguirla.Catalina había estado fuera de Ciudad Sol durante mucho tiempo y no tenía amigos cercanos allí. El único lugar que se le ocurrió para ir fue a donde vivía Lucas. Sin embargo, eso había sido un juego para ambos, ninguno se lo tomó en serio en ese entonces.— Lucas, mi cariñito hermoso, mi hermano ya no me quiere…—¿Qué te ha pasado?Lucas no tenía ningún interés romántico en Catalina. Cuando sus padres enviaron a Viviana al extranjero, él se entregó a la vida de mujeriego, saliendo con cualquiera que se le cruzara en el camino.Catalina y él habían estado juntos durante más de seis meses, pero él siempre la trató como a una hermana menor, nunca estuvo lo suficientemente loco como para aprovecharse de la hermana de su buen amigo.—Mi h
Las lágrimas de la desdichada Catalina barbullaron en sus ojos. Miró a Amanda de mala gana y le dijo en voz alta:—¡Ya perdóname!La disculpa sonaba forzada, llena de rencor. Después de gritar, Catalina corrió escaleras arriba y cerró la puerta de su habitación de un portazo. Amanda miró a Jorge con resignación.—¿Para qué hacer todo esto? Yo no necesito de tanta falsedad, esto solo hará que me guarde más rencor.—No se le puede permitir comportarse como se le dé la gana. Tarde o temprano, tiene que aprender, pero lamento que seas tú quien tengas que pasar por esto, eventualmente cambiará.—Me voy a descansar. —dijo Amanda, preparándose para subir las escaleras, pero Jorge la detuvo.—Ya moví todas tus cosas a mi habitación.—¿Qué dijiste?—Catalina va a hablar con el abuelo al respecto, así que no te preocupes. Preparé una cama plegable, no te afectará.—Está bien pues.Amanda no dijo más y se dirigió a la habitación principal. Todo estaba allí perfectamente ordenado, con sus pertenen
De una la puerta se abrió y Amanda vio la alta figura de Jorge, instintivamente se enderezó, intentando no lucir tan desaliñada.—¿Qué tal estuvo el hospital? ¿Es de seriedad?—Ella tiene un trastorno congénito que no le permite una propia coagulación en la sangre, así que en casa siempre tenemos mucho cuidado de que no se lastime. No podemos permitir que se corte, porque la sangre no se detendría fácilmente.—¿Tan grave? Yo… yo de veras juro que no la empujé…—Lo sé muy bien.—¿Tú… de veras lo sabes?Esta vez fue Amanda quien se quedó atónita. Pensó que tendría que explicarlo todo de nuevo. Pero Jorge simplemente dijo que lo sabía.—En ese momento lo único que me preocupaba era su estado, necesitaba atención médica de inmediato, no tuve tiempo de explicarte.—Ya veo… Bueno, ¿está bien ahora?—Sí, ya está bien. Fue solo un susto, pero hay que seguir cuidándola. —Jorge masajeó sus sienes, visiblemente agotado.—¿Ya te has lavado la cara?—Sí ya.—Entonces, ve a dormir temprano. Yo me vo
—Voy a pedirle al conductor que te lleve a otro lugar. Tendrás chofer y servicio doméstico, si necesitas algo, solo llámame —dijo Jorge con indiferencia.Catalina se quedó completamente paralizada al escucharlo. Jamás pensó que la que tendría que irse sería ella.Siempre había vivido allí, ¡pero ahora que su hermano tenía una nueva cuñada, ya no la quería! Se sintió profundamente herida, y las lágrimas comenzaron a correr por su rostro.—¿Hermanito, me estás acaso echando?—Lo que hago, lo hago por tu bien. Si sigues lastimándote, significa que no es buena idea que vivas con tu cuñada. Estoy solamente protegiéndote.—Yo... —Catalina bajó la cabeza, derrotada. —No es que no podamos vivir juntas, fue solo un accidente y prometo que tendré más cuidado.Sabía lo mucho que su hermano se preocupaba por su salud. Pensó que había ganado la batalla contra Amanda, pero en lugar de eso, había tropezado en su propia trampa. Por eso, no tuvo más opción que ceder.—Entonces discúlpate con tu cuñada.
Amanda se sorprendió mucho. ¿Sería acaso la primera mujer en ayudar a Jorge a satisfacer sus necesidades sexuales?—¡Amanda! —La voz de Jorge cambió, su tono era más profundo, y Amanda se dio cuenta de que había ido demasiado lejos. La toalla que cubría a Jorge estaba claramente levantada, y el tamaño no era algo fácil de ignorar.—Yo… solo tenía curiosidad.—¿No lo sabes? La curiosidad no siempre es algo bueno.Jorge se acercó a ella rápidamente, acorralándola contra el mostrador. Dentro del mueble de cristal había relojes y joyas costosas. Su espalda sintió el frío del vidrio, y su corazón también se enfrió.—¿Qué… qué es lo que piensas hacerme?—No mires, ayúdame.—¿Por qué no puedo mirar?—Porque… es sucio.—No quiero ayudarte.—Por favor. —La voz de Jorge rozó su oído, cargada de deseo, pero también contenida. Ese simple "por favor" sonó tan vulnerable que Amanda, sorprendida, sintió su corazón acelerarse y cedió de inmediato.¿Cómo podía resistirse a un contraste tan adorable?Jo