Capítulo 59
Los labios de Amanda estaban húmedos. Poco a poco, la sensación se intensificaba, sus labios eran un manjar de frutas y jugos, no quería morderlos demasiado fuerte, pero tampoco dejar de succionarlos.

—Mmm... —Amanda murmuró involuntariamente.

La sensación desapareció de inmediato. Amanda sospechaba que estaba soñando y quería abrir los ojos, pero sus párpados le parecían pesar una tonelada, imposibles de levantar. La noche se hacía cada vez más profunda.

Cuando Amanda despertó, Jorge no estaba en la oficina. Se lavó y al salir, una mujer vestida como secretaria le esperaba.

—Señorita, veo que ya despertó. Iré a buscar el desayuno.

Pronto, la secretaria trajo la comida.

—¿Dónde está Jorge? —preguntó Amanda.

—El señor Toledano se encuentra en una reunión, probablemente hasta las once. Me pidió que le dijera que puede hacer lo que guste, ya sea quedarse a almorzar o marcharse.

—Dile que me voy al estudio a trabajar.

—De acuerdo.

Amanda se fue, pero pronto su celular comenzó a vibrar sin
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