La venganza de la omega
La venganza de la omega
Por: Gena Jim
Sipnosis

—Yo Dylan Scott, te rechazo a ti Soledad Miller como mi mate y futura luna de esta manada.

Dice con media sonrisa mientras frunce el ceño por el dolor, pero se mantiene como lo que es él… Una m*****a escoria.

En este preciso momento muerdo mis mejillas con fuerza al sentir como mi pecho se contrae por el intenso dolor que estoy sintiendo, mi loba aulla con el corazón roto, pero me mantengo de pies, está vez no voy a humillarme como las otras veces solo por ser una omega.

Miro a mi alrededor y todos están observando, incluyendo mis padres y mi hermana mayor por un año que la consideran una de las lobas más fuertes de la manada.

Esta me mira con media sonrisa burlona y mis padres me miran como siempre, la débil omega que no vale nada.

Levanto mi mirada al alfa y abro la boca para defenderme por primera vez.

—Yo Soledad Miller… Acepto el rechazo…

Y con la voz temblorosa continuó mis últimas palabras sin mirar a nadie más, mas que el alfa.

—También desde hoy mi loba y yo abandonamos la manada luna plateada por todo el rechazo y maltrato físico que hemos recibido.

Hablo con seguridad y Dylan cae al suelo aullando mientras se sostiene el pecho con fuerza, quizás pensó que no iba a aceptar el rechazo y me iba a mantener detrás de él.

Todos observan la escena sin decir nada y mis ojos se mantienen aguados, pero no les permito derramar ni media lágrimas, mis rodillas quieren ceder, pero no les permito doblarse… Desde hoy una nueva Soledad nació, hoy fue mi primera transformación, hoy fuí rechazada, y hoy abandono este lugar que me vió crecer, me volveré fuerte y no dejaré que nadie se atreva a pisotearme.

Cuándo giro para irme siento como alguien me toma fuertemente del brazo.

—¿Cómo te atreves a hacerle eso al alfa? ¡Retractate de tus palabras Soledad!¿Acaso quieres dejar mal a nuestras familias?

Dice mi querida hermana apretando mi brazo con fuerza.

—¿Qué familia? Desde hoy no tengo familia Rachelle, así que si tienes un poquito de vergüenza no me dirijas la palabra.

Digo soltandome de su agarre y me marcho sin mirar atrás, una nueva vida inicia para mí.

Una nueva vida no inició para mí, por que no moví dos pasos cuándo mi padre muy enojado me agarró por los cabellos e hizo qué me arrodillara delante del alfa.

—Perdone a mi hija alfa, no sabe lo que dice… Vamos discúlpate y retractarte de tus palabras Soledad.

Habla mi padre muy enojado.

—Perdóname por no poder ayudarte Soledad.

Dice mi loba con tristeza a través del link.

—No te preocupes, perdóname tú, por ser débil Meli.

Digo y le hablo al ser que tengo como padre.

—Jamás lo haré, si lo deseas puede matarme.

Le digo mirándolo a los ojos y el primer golpe llega.

—Sucia omega ¿Cómo te atreves a hablarle de esa manera a tu padre?

Me grita mientras me golpea como un saco viejo.

¡Qué vergüenza! golpeada, humillada, y rechazada… Cómo quisiera vengarme algún día de todo esto.

Miro a todas las personas y me observan sin interés alguno, para ellos no valgo nada, ningúna omega vale nada es como un cero a la izquierda, un trapo sucio qué no vale nada.

—¿Piensas ser rebelde? Bien, tú decides.

Habla mi padre mientras le hace una señas a unos guardias qué se acercan de inmediato.

—Por desobedecer a tu padre e ir en contra del alfa recibirás un castigo de cincuenta latigazos, luego serás encerrada en el calabozo sin agua ni comida, hasta que reflexiones sobre tus actos y te arrastres de rodillas y pidas perdón a nuestro alfa.

Dicta mi padre en nombre del estúpido alfa… Pues claro, mi padre es uno de los guardias más fuertes y respetados de toda la manada.

Dos guardias me toman bruscamente de cada brazo y me arrastran al lugar que he ido más de mil veces a recibir castigos sin merecerlo.

Mientras me llevan, en un descuido le quito una pequeña daga a uno de ellos y lo escondo discretamente.

Para ellos siempre he sido la débil chica omega que no hace nada, así que ni cuenta se darán.

Me abren el viejo polo por la espalda con brusquedad, me tiran en una improvisada cama de cemento especialmente para estos castigos y los azotes empiezan.

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10… Y pierdo la cuenta haciendo qué mi cerebro se desconecte de mi cuerpo… Sólo quiero paz y tranquilidad, no pido nada más.

No soy consciente de cuándo los golpes se acaban, ni cuándo soy lanzada al calabozo.

—¿Estás despierta?

Escucho la cansada voz de mi loba y resoplo abriendo los ojos.

—Acabo de hacerlo.

Susurro en medio de la oscuridad y llega a mi olfato el olor a suciedad y humedad.

—¿Cuánto tiempo tenemos aquí?

Le pregunto a mi loba.

—Ya ha oscurecido debe ser alrededor de las diez a once de la noche.

Me responde con un suspiro y cierro los ojos para agudizar mi oído.

Afuera se puede escuchar fuertes lluvias y truenos.

—Al parecer hace una linda noche.

Susurro para mí misma con media sonrisa.

Siento como mis heridas se están curando y trato de sentarme como puedo, pero escucho como la puerta es abierta y llega a mi olfato el olor de mi hermana.

—Puedes retirarte Ofelio, yo me encargaré de ella por un momento.

Escucho su voz y por una razón u otra mi cuerpo tiembla.

—Puedo tomar el control…

No dejo a mi loba terminar de hablar y la corto.

—No, esta bien, puedo con esto.

Le digo mientras mi hermana se acerca a mí con una sonrisa malvada en el rostro.

—Hola… Querida hermanita.

Dice colocando la lámpara encima de una pequeña y vieja mesa.

No respondo y ella arruga el ceño acercándose a mí.

—Te enseñé a contestarme cuándo te hablo ¿No es así?

Habla con una sonrisa y me toma de los cabellos con fuerza para hacer qué la mire.

—Antes te toleraba aunque sea un poco, pero ya no ¿Mate del alfa? ¿Es una broma?

Habla mientras me observa con odio y trato de detener su mano.

—Me lastimas Rache…

No termino de hablar porque la muy m*****a me suelta del cabello, cosa que agradezco, pero me da una fuerte patada en el estómago sacándome todo el aire.

—No menciones mi nombre m*****a, la única que tiene derecho de ser la próxima luna de esta manada soy yo, y no una sucia omega como tú.

Dice y vuelve a golpearme con fuerza.

Solo un poco más.

Digo en mi mente para mi misma.

—¿Por qué? ¿por qué me haces esto? ¿por qué eres así conmigo?

Le pregunto en un hilo de voz y ella comienza a reír y se encoge de hombros.

—Por ser una sucia Omega y siempre llamar la atención de los demás ¿No te basta con solo quedarte en un rincón y ser ignorada por todos? Te odio por siempre llamar la atención de los lobos más guapos... Lastima que solo eres una sucia y débil Omega.

Mi hermana me toma del cuello y me alza mientras me observa con sus ojos lleno de odio.

—¿Qué te parece si te disfiguro un poco el rostro?

No creo que a nadie le importe lo que haga contigo.

Dice con una sonrisa maliciosa en el rostro.

Esta es nuestra oportunidad Meli, es ahora o nunca.

Le digo a mi loba y en un movimiento rápido ágil y peligroso, saco la daga y se lo clavo en el vientre a mi hermana.

Está chilla y tomando un poco más de fuerza lo entierro profundo para luego darle una patada y salir de la celda.

Antes de irme lo cierro y corro con todas mis fuerzas hacia una pequeña ventana para escapar.

Al saltar mi loba toma el control de mi cuerpo y ambas partimos por el denso bosque para que así no nos puedan encontrar y mi olor se pierda entre los diferentes olores de los árboles.

Cuándo llevo alrededor de cinco horas corriendo y caminando, me detengo al pie de un arroyo y vuelvo a mi forma humana respirando cansada al borde del colapso.

Al quedarme sin fuerza me hago un pequeño ovillo y pierdo la conciencia no sabiendo más de mí.

Espero que no logren encontrarme.

Es lo último que pienso antes de ver todo oscuro.

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