Esa noche, la luna se había asomado después de varias noches de nubes grises. Adalet, miraba a Bastián, esa noche la pasarían juntos, deseaban estar cerca del otro. Ambos se sentían sensibles, vulnerables, habían pasado demasiadas cosas y el mundo parecía volverse cada vez mas duro.Bastián había hecho una promesa, la más importante de toda su vida, y aunque no sabia como iba a enfrentar todo aquello que lo aquejaba y lastimaba, sabía que tenía que hacerlo. Adalet, se sentía entre la espada y la pared. Su madre tenía razón, debía de ser honesta, de abrirse con sinceridad a Bastián, pero no sabía cómo hacerlo.Mirándose el uno al otro, se negaron a pensar en sus problemas. No querían saber de venganza y compromiso, tan solo disfrutarse el uno al otro en aquella noche que la luna resplandecía como si fuese de plata. Sus manos acariciaban el cuerpo del otro, sintiendo el calor emanando de su piel, y besando cada rincón prohibido de sus cuerpos.Besos apasionados y caricias sinceras, se d
Enzo miraba la mansión de sus padres, la más grande propiedad de los Stone, y el mayor símbolo del poderío que ellos habían alcanzado. Todo aquello algún día le pertenecería, pues una vez comprobado que tenía un hijo varón, su padre no se opondría en hacerlo su heredero. Aun tenia muchas dudas por responder, y hasta que no tuviese aquella prueba de ADN en las manos, no podía cantar victoria.Adalet, además, parecía odiarlo genuinamente, y quizás, era porque él la había abandonado cuando ella estaba embarazada, ¿Pero el cómo podría saberlo si jamás se lo dijo? Negando en silencio, esperaba obtener todo a su favor.Una nueva mañana daba comienzo y Rebekah Lestrange hojeaba una de sus revistas de la alta sociedad. Siempre era gratificante leer sobre la última moda, la nueva meditación de yoga y las novedades que pudiera haber sobre famosos o gente de alcurnia demasiado importante. Durante toda su vida, todo había sido lujo, no había una sola cosa que ella no haya deseado y haya tenido, p
La melodía resonaba con delicadeza en el bonito jardín de los Williams, las aves revoloteaban sobre las copas de los árboles que el viento mecía con gentileza aquella mañana, con sus ojos cerrados, Adalet tocaba el violín después de no haberlo hecho por demasiado tiempo, su madre deseaba escuchar aquellas hermosas melodías que su hija había aprendido a tocar en prisión, cuando buscaba un refugio para su sufrimiento.Adrienne se sentía melancólica, recordaba aquellos momentos que junto al hombre que realmente amo había logrado vivir. Pronto aquel dolor que estaba sintiendo terminaría, y esperaba poder reunirse con su amado pelirrojo en el paraíso.Adalet tocaba con todo el sentimiento que tenía en esos momentos, sus sentimientos por Bastián, lo que pasaba con su adorada madre, su mundo repentinamente se había puesto de cabeza. Su mente se hallaba en blanco, únicamente centrada en aquella hermosa música que sus propias manos estaban creando, la hermosa pelirroja no deseaba pensar en nad
El olor a tocino la despertaba esa mañana, obligándola a levantarse con el estómago realmente hambriento, la luz del sol que se colaba a través de las cortinas, avisaba que aun eran tempranas horas de la mañana, Dante aún permanecía dormido en sus habitaciones, y ella, caminaba sigilosamente hacia la cocina.Mirando a Bastián de pie en medio de ella moviéndose de un lado a otro, pudo ver que, en efecto, estaba cocinando, sonriendo de felicidad, se sentó frente a él para mirarle más de cerca en su laboriosa faena, estaba en ropa interior con únicamente un delantal que cubría sus muy bien formados pectorales completamente trabajados, sus brazos estaba completamente al descubierto dejando ver sus muy poderosos músculos y lo fuertes que estos parecían ser en realidad, Bastián, sin duda, era un hombre tremendamente sensual, era imposible no enamorarse de él, sin duda, Adalet se sentía demasiado afortunada de tenerlo en su vida y ser amada por el de la manera en que lo era, no solo era un h
Aquella mañana el cielo nuevamente amanecía de color gris. Las pesadas gotas de lluvia caían sobre el pavimento humedecido, haciendo un ruido fácil de reconocer. Los pájaros se escuchaban cantando a lo lejos, refugiados de la insistente lluvia que no parecía tener la intención de detenerse, y Adalet, miraba con rostro serio a la enfermera que había contratado específicamente para cuidar de su madre adoptiva.—Listo, esto la ayudara a calmar el dolor —La pelirroja miraba a su madre con los ojos cerrados, estaba durmiendo, o al menos, eso parecía.—¿Cuánto más? — pregunto Adalet hacia la nada y con los ojos perdidos en ella.La enfermera miro a la mujer con un gesto lastimero; sabia que se refería a cuanto más estaría sufriendo su madre, pero para aquel tipo de preguntas no existía una respuesta, al menos no una que pudiese brindar consuelo.—No lo sé — respondió la enfermera honestamente. — Pero si le soy sincera con mi opinión profesional, no creo que pueda resistir mucho más…lo lame
Esa mañana era gris, completamente gris. El llanto silencioso de Adalet y Dante se escuchaba casi imperceptible. Los fuertes brazos de Bastián los protegían a ambos, y el más pequeño había llorado hasta quedarse dormido.Las nubes que se apreciaban por fuera del avión eran totalmente grises, nubes oscuras que presagiaban una tormenta que estaba a punto de comenzar. Iban con rumbo hacia Inglaterra para llevar a cabo los funerales de Adrienne Williams como había sido su voluntad, y Adalet sentía el corazón completamente roto después de saber la verdad.Le hubiese gustado saberlo desde antes, porque así, ambas habrían tenido más tiempo de ser verdaderamente madre e hija, aunque, en realidad si lo habían sido. Apenas si había pronunciado palabra alguna desde aquella revelación y la posterior muerte de su amada madre; su historia la había desgarrado, el saber la historia de su amor prohibido y doloroso, de su nacimiento y la separación que sufrió al ser arrancada cruelmente de los brazos d
Una mujer caminaba en medio de la noche y sus altos tacones resonaban fuerte en el silencio que la penumbra regalaba. No había un solo ruido más alrededor, y los pasos de aquella se apresuraban aún más con evidente prisa. Llegando al sitio, dejaba aquel pequeño paquete dentro de la enorme propiedad con la esperanza de que este fuese encontrado por la servidumbre temprano por la mañana, y luego, se apresuraba a regresar a su vehículo con una sonrisa triunfal esperando que su plan diese resultado.Una vez que el sol se había coronado sobre el cielo, Sara revisaba las ultimas noticias en el mundo de la farándula y la elite mientras disfrutaba de su costoso café. Enzo no había bajado de su nueva habitación, y ella no pretendía apresurarlo a desayunar como si fuera un niño; era obvio que ninguno se toleraba ya, sin embargo, permanecerían juntos hasta el final de su vida, ese era su deber.Leyendo el encabezado principal de aquella revista, los ojos de Sara se abrieron gravemente y casi log
Los funerales finalmente se habían terminado. Adalet observaba como el cuerpo de su madre, dentro de aquel ataúd, era enterrado para siempre en aquel viejo cementerio en donde los restos de su familia estaban descansando. El silencio reinaba, su pequeño Dante sollozaba en silencio recargado en el pecho de Bastián y ella, lucia inmóvil y solemne sin derramar una sola lagrima durante ese momento, aunque por dentro, sentía desmoronarse por completo. Bastián la tomaba de la mano sin decir palabra alguna, y ella no apartaba la vista de los sepultureros que encerraban a su madre para siempre en aquel enorme mausoleo familiar. Arthur observaba a su prima lejana y la admiraba aún más por demostrar aquella entereza. Algunos murmullos se escuchaban cuchicheando sobre Adalet, su hijo, y el novio que, irrespetuosamente, había traído junto a ella en una ceremonia privada y familiar como era esa. Todos en aquel sitio habían sentido un tipo de desprecio hacia Adrienne, la rebelde que se embarazo