–Haremos exámenes para asegurarnos de cuanta cantidad de droga tiene en la sangre y de esa determinar qué es lo que debemos hacer – explicó el doctor, después de que hubieran internado a Emma a urgencias y todos hubieran llegado al hospital – dependiendo de los resultados, determinaremos si debemos dejar a Emma aquí o si por el contrario podrá ir a descansar a su casa, de la misma forma, podremos saber que tanto daño interno tiene su cuerpo – hizo una pausa – por lo que pudimos determinar a primera vista, el elemento que usaron para sedarla fue el formol, sin embargo, necesitamos saber si su cuerpo tiene alguna otra sustancia.Todos asintieron.–Haga lo que tenga que hacer, doctor, y por favor, no se preocupe por nada, Emma deberá tener el mejor tratamiento. El dinero no es un problema – expresó Dante, haciendo gala de todos los recursos que tenía.Mathew rodó los ojos, aquella aclaración le pareció innecesaria, pero no iba a pelear por minucias.–Les estaré informando – el doctor vol
Al escuchar los regaños de Dante, Mathew sintió impotencia, ¿Cómo se atrevía Dante a tratarla tan mal aun después de todo lo que ella tuvo que vivir? Por como el fotógrafo veía las cosas, Emma estaba rodeada de muchas personas sin sentimientos, personas frías que no sabían cómo se debía tratar a una mujer como Emma, por suerte, él estaba allí dispuesto a protegerla y hacerla sentir amada, estaba dispuesto a hacerlo incluso si para eso debía pasar por encima de su esposo, su hermano o quien fuera.–¡Es que eres increíble, Emma! – chilló Dante dentro de la habitación.Ella bajó la mirada para no ver la expresión furiosa en el rostro de Dante, el problema era que, Dante no estaba comportándose de esa forma por ser un insensible, sino todo lo contrario, el hombre realmente nunca tuvo nadie por quien debiera sentirse tan preocupado como lo estaba con ella, Valeria siempre estuvo a salvo y sus padres también, además de la empresa, Dante Neville nunca debió destinar sus energías a nadie, y n
–Yo creo que puedo comer sola – dijo, tratando de no sonar grosera.–Yo lo haré – interrumpió Dante.–¿Tu harás qué? – el corazón de Emma se aceleró.–Yo te daré de comer – sentenció – eres mi esposa, Emma, es mi deber y responsabilidad cuidarte – dijo con voz fuerte, tratando de que Mathew comprendiera el mensaje.–De verdad, no es necesario, gracias a los dos por sus buenas intenciones… pero – la chica intentó negarse.–Pero nada – Dante arrebató el plato de las manos de Mathew – levántate, estás en mi lugar – ordenó.Mathew se puso en pie a regañadientes y se quedó rezagado a un lado de la habitación.–Aquí tienes – Dante comenzó a cucharear a su esposa, asegurándose de que la crema estuviera lo suficientemente fría como para no quemar su boca.Mathew vio la escena frente a él y entonces supo que no iba a soportarla, así que salió de la habitación disculpándose con la excusa de que iría a ver a Susan a la sala de espera.Al quedarse solos, la tensión se disipó un poco, pero eso no
–¡Me diste un susto! Pensé que la persona que había llegado era tu padre – susurró Antonia, que estaba envuelta en una manta de dormir.–¿Qué haces despierta a esta hora, mamá? – Valeria miró al reloj de la pared, faltaba poco para que dieran las cuatro de la mañana y su mamá seguía deambulando por ahí.Después de discutir con Dante en el hospital y de haberse negado a su petición, Valeria condujo directo a casa, seguía asustada por el hecho de que Ezra despertara, pero tal parecía que todo estaba en orden, excepto por Antonia, que estaba como un alma en pena caminando por la casa. –¿Papá no ha llegado a casa? – preguntó, aunque la respuesta era obvia.–No, seguramente se quedó trabajando hasta tarde, de nuevo – la mujer suspiró, mientras intentaba creer en esa mentira que se estaba diciendo a sí misma.Valeria, quien ya se sentía demasiado adulta y consciente de la realidad como para mentirse, soltó un bufido y rodó los ojos – tú y yo sabemos que no está trabajando, mamá, Henry hac
Emma se imaginó que le esperaría lo peor dentro de la mansión, su cabeza no dejaba de pensar en todas las formas en que Dante iba a torturarla mientras ella estuviera convaleciente, después de todo, tenía motivos. El podía hacerle la vida imposible para cobrarle a ella lo mucho que se divirtió durante su incapacidad, o quizá para cobrar venganza de todo el daño que causaron las fotografías tomadas por Mathew. Incluso, Dante podía comportarse como un asno para reprenderla por haberse ido con Mathew y no haber llegado a casa la noche anterior.Por como ella veía las cosas, había mil motivos por los cuales Dante podía ser un patán, además de eso, ella no podía dejar de pensar en todas las formas en que conseguiría hacerla miserable. –Espero que sepas que el hecho de que esté convaleciente no te da el derecho de aprovecharte de mí – soltó a la defensiva, dejándose llevar por las voces en su cabeza, que a su vez eran incentivadas por toda la droga que había en su cuerpo, eso, sumado a la
Durante un par de segundos, Emma miró a su alrededor tratando de reconocer el sitio en el que estaba, ella se levantó de la cama y justo cuando iba a salir, vio a Dante que entraba en el cuarto.–¡Emma! ¿Qué pasó? ¿Por qué gritabas? – preguntó agitado.Ella no pudo responder, así que simplemente se echó a llorar mientras caía nuevamente en la cama.–¿Te duele algo? ¿Necesitas que llame al médico? – él se agachó hacia ella, y le acarició el rostro con genuina preocupación, Emma se veía afectada, sin embargo, al verla a los ojos, se dio cuenta de esa tristeza que no había sido capaz de notar antes.¿Cuánto tiempo llevaba aquella chica andando por ahí con los ojos tristes y el alma aparentemente rota? Se preguntó Dante, quien tuvo que tragar saliva para evitar lanzarse a sus brazos y abrazarla con fuerza, irónicamente, quería poder juntar aquellos pedazos de su corazón que él tambien había ayudado a romper.–Emma, dime que puedo hacer para que te sientas mejor – aquella fue la pregunta m
–¿Estás segura de que te sientes completamente bien para ir a trabajar? – preguntó Dante por la que era casi la décima vez.Habían pasado tres días desde que Emma regresó del hospital, y con los minuciosos cuidados que tuvieron Dante y el ama de llaves, la chica ya estaba perfecta, además el doctor le había dicho que podía continuar con su vida con normalidad.–Si, no te estoy mintiendo, te juro que estoy bien – ella rodó los ojos, pero al mismo tiempo soltó una risa de medio lado, ver a Dante tan preocupado por ella la enternecía realmente.Los últimos días, Dante se había comportado como un verdadero príncipe de cuento de hadas, se había encargado de cuidarla, de acompañarla durante las horas en que tambien estuvo mareada, Emma incluso descubrió al hombre yendo a revisarla a medianoche cuando ya se suponía que él debía estar dormido.–Recuerda que además de mí, tambien debes cuidarte ti mismo – le recordó ella.–Ya estoy mejor – mientras Emma metía sus pertenencias en el bolso, Dant
El director del desfile se quedó anonadado cuando se dio cuenta de lo bonito que le quedaba el vestido a Emma, parecía hecho justo a su medida.–Espérame aquí – le pidió emocionado a Emma, quien se miró al espejo en cuanto el hombre se fue.El vestido era precioso, estaba lleno de plumas y piedras preciosas bordadas a mano, parecía muy costoso y la hacía sentir como una princesa, la chica pasó la mano sobre los adornos y entonces suspiró. Hacía mucho tiempo que no se sentía tan bella como justo en ese momento, ella brillaba con aquel vestido.–¡Mírala! – le dijo a Susan. La mujer abrió los ojos con sorpresa y se llevó la mano al pecho al ver lo bonita que se veía Emma.–Te queda fantástico – la alagó mientras una idea se cruzaba por su cabeza.–Ahora veamos cómo le va en la pasarela – dijo el director.Susan asintió y salió de los camerinos, entre tanto rogaba al cielo para que Emma fuera capaz de manejar los tacones de 12 centímetros, aquella era la prueba final que necesitaba para