–Yo creo que puedo comer sola – dijo, tratando de no sonar grosera.–Yo lo haré – interrumpió Dante.–¿Tu harás qué? – el corazón de Emma se aceleró.–Yo te daré de comer – sentenció – eres mi esposa, Emma, es mi deber y responsabilidad cuidarte – dijo con voz fuerte, tratando de que Mathew comprendiera el mensaje.–De verdad, no es necesario, gracias a los dos por sus buenas intenciones… pero – la chica intentó negarse.–Pero nada – Dante arrebató el plato de las manos de Mathew – levántate, estás en mi lugar – ordenó.Mathew se puso en pie a regañadientes y se quedó rezagado a un lado de la habitación.–Aquí tienes – Dante comenzó a cucharear a su esposa, asegurándose de que la crema estuviera lo suficientemente fría como para no quemar su boca.Mathew vio la escena frente a él y entonces supo que no iba a soportarla, así que salió de la habitación disculpándose con la excusa de que iría a ver a Susan a la sala de espera.Al quedarse solos, la tensión se disipó un poco, pero eso no
–¡Me diste un susto! Pensé que la persona que había llegado era tu padre – susurró Antonia, que estaba envuelta en una manta de dormir.–¿Qué haces despierta a esta hora, mamá? – Valeria miró al reloj de la pared, faltaba poco para que dieran las cuatro de la mañana y su mamá seguía deambulando por ahí.Después de discutir con Dante en el hospital y de haberse negado a su petición, Valeria condujo directo a casa, seguía asustada por el hecho de que Ezra despertara, pero tal parecía que todo estaba en orden, excepto por Antonia, que estaba como un alma en pena caminando por la casa. –¿Papá no ha llegado a casa? – preguntó, aunque la respuesta era obvia.–No, seguramente se quedó trabajando hasta tarde, de nuevo – la mujer suspiró, mientras intentaba creer en esa mentira que se estaba diciendo a sí misma.Valeria, quien ya se sentía demasiado adulta y consciente de la realidad como para mentirse, soltó un bufido y rodó los ojos – tú y yo sabemos que no está trabajando, mamá, Henry hac
Emma se imaginó que le esperaría lo peor dentro de la mansión, su cabeza no dejaba de pensar en todas las formas en que Dante iba a torturarla mientras ella estuviera convaleciente, después de todo, tenía motivos. El podía hacerle la vida imposible para cobrarle a ella lo mucho que se divirtió durante su incapacidad, o quizá para cobrar venganza de todo el daño que causaron las fotografías tomadas por Mathew. Incluso, Dante podía comportarse como un asno para reprenderla por haberse ido con Mathew y no haber llegado a casa la noche anterior.Por como ella veía las cosas, había mil motivos por los cuales Dante podía ser un patán, además de eso, ella no podía dejar de pensar en todas las formas en que conseguiría hacerla miserable. –Espero que sepas que el hecho de que esté convaleciente no te da el derecho de aprovecharte de mí – soltó a la defensiva, dejándose llevar por las voces en su cabeza, que a su vez eran incentivadas por toda la droga que había en su cuerpo, eso, sumado a la
Durante un par de segundos, Emma miró a su alrededor tratando de reconocer el sitio en el que estaba, ella se levantó de la cama y justo cuando iba a salir, vio a Dante que entraba en el cuarto.–¡Emma! ¿Qué pasó? ¿Por qué gritabas? – preguntó agitado.Ella no pudo responder, así que simplemente se echó a llorar mientras caía nuevamente en la cama.–¿Te duele algo? ¿Necesitas que llame al médico? – él se agachó hacia ella, y le acarició el rostro con genuina preocupación, Emma se veía afectada, sin embargo, al verla a los ojos, se dio cuenta de esa tristeza que no había sido capaz de notar antes.¿Cuánto tiempo llevaba aquella chica andando por ahí con los ojos tristes y el alma aparentemente rota? Se preguntó Dante, quien tuvo que tragar saliva para evitar lanzarse a sus brazos y abrazarla con fuerza, irónicamente, quería poder juntar aquellos pedazos de su corazón que él tambien había ayudado a romper.–Emma, dime que puedo hacer para que te sientas mejor – aquella fue la pregunta m
–¿Estás segura de que te sientes completamente bien para ir a trabajar? – preguntó Dante por la que era casi la décima vez.Habían pasado tres días desde que Emma regresó del hospital, y con los minuciosos cuidados que tuvieron Dante y el ama de llaves, la chica ya estaba perfecta, además el doctor le había dicho que podía continuar con su vida con normalidad.–Si, no te estoy mintiendo, te juro que estoy bien – ella rodó los ojos, pero al mismo tiempo soltó una risa de medio lado, ver a Dante tan preocupado por ella la enternecía realmente.Los últimos días, Dante se había comportado como un verdadero príncipe de cuento de hadas, se había encargado de cuidarla, de acompañarla durante las horas en que tambien estuvo mareada, Emma incluso descubrió al hombre yendo a revisarla a medianoche cuando ya se suponía que él debía estar dormido.–Recuerda que además de mí, tambien debes cuidarte ti mismo – le recordó ella.–Ya estoy mejor – mientras Emma metía sus pertenencias en el bolso, Dant
El director del desfile se quedó anonadado cuando se dio cuenta de lo bonito que le quedaba el vestido a Emma, parecía hecho justo a su medida.–Espérame aquí – le pidió emocionado a Emma, quien se miró al espejo en cuanto el hombre se fue.El vestido era precioso, estaba lleno de plumas y piedras preciosas bordadas a mano, parecía muy costoso y la hacía sentir como una princesa, la chica pasó la mano sobre los adornos y entonces suspiró. Hacía mucho tiempo que no se sentía tan bella como justo en ese momento, ella brillaba con aquel vestido.–¡Mírala! – le dijo a Susan. La mujer abrió los ojos con sorpresa y se llevó la mano al pecho al ver lo bonita que se veía Emma.–Te queda fantástico – la alagó mientras una idea se cruzaba por su cabeza.–Ahora veamos cómo le va en la pasarela – dijo el director.Susan asintió y salió de los camerinos, entre tanto rogaba al cielo para que Emma fuera capaz de manejar los tacones de 12 centímetros, aquella era la prueba final que necesitaba para
–Una de las modelos, la más importante de hecho, tuvo un accidente y ya no puede hacer parte del espectáculo, esta mañana en que llegué a la oficina, Susan estaba como loca por lo difícil que sería encontrar un reemplazo.Dante frunció los ojos, no entendiendo a donde quería llegar su esposa con aquella historia.–Cuando llegamos al lugar de trabajo, es decir la locación del evento, el director de la coreografía me pidió que llenara el espacio de la modelo ausente, solo se trataba de algo del ensayo, una cosa del momento – le restó importancia, aunque la verdad era, que solo estaba buscado hacer tiempo, no quería hacerle la pregunta a Dante porque tenía miedo de su respuesta, así que prefirió seguir dando vueltas al asunto.–¿Y qué pasó, Emma? – el hombre la instó a que siguiera hablando.–Yo me probé el vestido, y no vas a creerme, pero ¡Es una cosa espectacular! Me ajusta a la perfección, pareciera hecho a mi medida, solo faltaría hacerle algunos arreglos y ya quedaría listo para… –
Dante apretó la cintura de Emma y ella soltó un jadeo en medio del beso que se estaban dando, Emma rasguñó ligeramente la piel del cuello de Dante y el miembro del hombre se levantó en respuesta a todo lo que sentía por Emma, eso sin mencionar todas las cosas que deseaba hacerle ahí mismo. Había pasado muchas noches fantaseando con que Emma lo dejara tocar su cuerpo nuevamente y ya que ella lo había permitido, él no pensaba desaprovechar la oportunidad.Mientras se besaban y se acariciaban por encima de la ropa, Emma y Dante trastabillaron a lo largo de la cocina.¡Paff!El pimentero que estaba puesto sobre la isla se cayó al suelo y se rompió en miles de pedazos, por supuesto, tanto Emma como Dante estaban demasiado ocupados como para detenerse por algo tan insignificante como aquello, era tanto lo que sentían que ninguno de los estaba dispuesto a esperar hasta llegar a la habitación para desvestirse.Bajo la mirada caliente y excitada de Dante, Emma comenzó a desabotonar su camisa d