–Tengo que hacer lo que sea – se dijo Emma cuando llegó a la mansión.Ella tiró sus cosas sobre el sofá y pensó en la mejor forma de convencer a Dante para que le diera el permiso, sabía que no iba a ser nada fácil conseguirlo, pero ella estaba dispuesta a llegar hasta las últimas instancias para poder conseguir aquel trabajo que tanto le había gustado ese día.La chica caminó de un lado a otro de la sala mientras se planteaba a sí misma ideas, algunas estúpidas y un poco descabelladas, como esa en la que se imaginó emborrachándolo para que entonces él le firmara la hoja estando inconsciente.–Es un jodido amargado – se recordó ella, sabiendo que ni en un millón de años Dante se dejaría embriagar por una chica mucho menor que él.Después de sopesar todas sus opciones, Emma se dio cuenta de que la mejor forma era seduciéndolo, si le hacía creer que conseguiría algo, entonces era más probable que firmara sin rechistar aquel papel que podría cambiar su vida para siempre. A pesar de que D
Emma apretó los puños con rabia, soltó un grito aprovechando que estaba sola, y de haber podido se habría jalado el cabello de la rabia que sentía en ese momento, era increíble la forma en que el destino se empeñaba en joderle cada uno de sus planes y no era justo, ella debía poder hacer lo que quería, era cierto que aún le faltaban algunos años para ser mayor de edad, pero eso no significaba que los hombres a su alrededor debían tratarla como a una muñeca con la que se hace lo que se quiere, no era justo.–No voy a dejar que te salgas con la suya – la chica refunfuño y ni siquiera los maullidos de Perséfone le calmaron la ansiedad que tenía – ahora no, Perséfone, mamá debe pelear por sus decisiones – le dijo a la gata, que enseguida se hizo un ovillo a un lado de la alfombra del pasillo.La chica Astley fue hasta el estudio de Dante, se metió dentro y entonces comenzó a rebuscar todos los papeles del hombre, necesitaba encontrar alguno que tuviera su firma.–Aquí estas – ella sonrió
–¿Realmente debo ponerme esto? – Emma salió del camerino con la tanga en la mano. Mathew tuvo ganas de reírse cuando la vio con las mejillas todas coloradas, tal parecía que Emma era tan inocente como se veía. A pesar de eso, el hombre contuvo la risa para no incomodarla, él más que nadie sabía de la importancia que tenía la confianza en una relación de modelo y fotógrafo.–Si, Emma, nuestra próxima campaña es de ropa interior, y estamos buscando a las chicas adecuadas.Emma volvió a ver la tanga, para ella era diminuta, apenas le cubriría sus zonas sensibles.–Escucha, sé que Susan te asustó diciendo que soy un casanova, pero no es cierto, cuando se trata de mi trabajo soy un hombre muy profesional, no voy a incomodarte, tampoco te acosaré, si eso es lo que te preocupa – dijo – este set – señaló alrededor – es todo tuyo, solo estaremos los dos aquí.Eso era justamente lo que temía Emma.–Yo tomaré las fotos y entonces volverás al camerino a cambiarte, ¿De acuerdo? Aunque si definit
Dante se dio golpes de pecho y se sintió como el ser más desalmado del mundo por haberla tratado de esa forma, de haber sabido que ella necesitaba el dinero para algo tan personal, no la habría gritado, ni tampoco le habría pedido que se desapareciera de su vista. Emma era una niña y a veces Dante la confundía con alguien tonta, el hombre pensó que ella necesitaba el dinero para comprar un bolso o una blusa.–Emma, lo lamento mucho – arrastró las palabras y tocó a la puerta de la habitación de la chica – ábreme, por favor.Emma estaba hecha un ovillo en su cama, estaba llorando porque se sentía humillada e insuficiente y odiaba ese sentimiento, ese de no ser independiente y no poder conseguir las cosas por sí misma. Odiaba depender tanto de un hombre, sobre todo, de uno que no la quería ni siquiera un poco.–Emma, por favor – insistió él, pero ella no estaba dispuesta a abrir o responder, quería que él la dejara en paz.No le interesaba si manchaba las sábanas, después de todo, eran d
–Bienvenida a tu nuevo hogar – dijo Susan, abriendo la puerta de su casa para Emma.–Prometo que esto será algo transitorio, en cuanto tenga mi primer pago buscaré un sitio para mi sola – soltó, agradeciendo por aquel gesto.Durante toda su vida, Emma solo tuvo a su alrededor personas que la usaron y que siempre estaban buscando un beneficio de ella, y era agradable conocer una cara diferente del mundo, darse cuenta de que no todos eran malos, como ella había llegado a pensar.–No te preocupes, Emma, este lugar necesita de alguien más, siempre está solo, es aburrido – Susan hizo un puchero – he pensado en venderlo, es demasiado grande para dos personas.Emma supuso que Susan se refería a algún esposo o novio, pero como su jefe no ahondó en el tema, ella tampoco insistió.–Ven, te mostraré la habitación. La mujer guio a la pequeña Astley hasta el pasillo de habitaciones, cuando abrió la puerta descubrió un cuarto muy bien acomodado, era espacioso, minimalista, tenía justo lo necesari
La mañana siguiente no fue menos incómoda para la chica, quien se levantó muy temprano y entró en la ducha a escondidas, lo que menos quería era tener que encontrarse con Mathew estando desnuda o usando únicamente una toalla que ni siquiera era lo suficientemente grande.–Buenos días, ¡No pensé que fueras tan madrugadora! – dijo Susan, saliendo de su habitación y encontrándose en la cocina con Emma – las modelos no suelen serlo. ¡Ugh! Las odio a todas – Susan rodó los ojos y Emma se burló de ella.–¿No te parece una ironía de la vida que siendo la gerente encargada de una firma de modelos estes en contra de ellas? – cuestionó.–Yo no estoy en contra de ellas, Emma, estoy en contra de sus costumbres horribles y malcriadas – Susan agarró una manzana del frutero y ofreció a Emma, quien la rechazó con cordialidad.–Prefiero el café en la mañana.Susan se quedó con la boca abierta, hasta el momento no había conocido a ninguna otra amiga que disfrutara el café tanto como ella.–¡Dios te ben
–Dante… – susurró la chica, quien en seguida se puso fría como un hielo, no esperaba encontrarse con el hombre, por lo menos no después de tan poco tiempo de haberse ido. Casi parecía una jugarreta de la vida que justo esa noche él hubiera decidido ir al mismo restaurante que ella.–¿Qué están haciendo con las señoritas? ¿Por qué las están tratando de esta forma tan descortés? – todos en el restaurante conocían a Dante Neville, el hombre no necesitaba presentación, así que los meseros y los guardias de seguridad temblaron en cuanto escucharon el tono autoritario de su voz.–El señor Ezra Astley ha solicitado que las saquemos de aquí, dice que no son personas dignas de estar en un lugar como este – explicó uno de los guardias.Emma abrió los ojos cuando escuchó el nombre de su hermano, ¿De verdad habían coincidido los tres justo esa noche? Lo que más le sorprendía era la crueldad de la persona con la que había vivido tanto tiempo, una parte de Emma no alcanzaba a descifrar si Ezra siem
Emma no quería seguir pareciendo la misma mujer sumisa de antes, a pesar de eso, tampoco quería armar un nuevo escándalo en el restaurante, suficiente habían tenido con lo que había sucedido hacia solo unos minutos, de modo que la mujer simplemente se sentó en su silla, fingió que nada pasaba y entonces sonrío con malicia a Dante. –Vas a dejar de tratarme como si yo fuera tu esclava, ¿De acuerdo? Te recuerdo que no estamos en tu casa, que ya ni siquiera vivo ahí, así que tendrás que aprender a tratarme con más respeto – dijo con calma, mostrando una tranquilidad que alcanzaba a inquietar al hombre.–No eres mi esclava, pero sigues siendo mi esposa.–Hasta que pueda deshacerme de ti – ella agarró la copa de vino y le dio un sorbo largo.Dante levantó una ceja, justo en ese momento un mesero se acercó y dejo los platos frente a cada uno de los puestos, incluido el de Susan que todavía no regresaba. Mientras el joven camarero organizaba la mesa Dante y Emma quedaron enfrentados, miránd