Valeria corrió detrás de Emma, dispuesta a detenerla y persuadirla de no hacer semejante estupidez.–¿En qué estás pensando, niña? – chilló, interponiéndose en su camino.–Aléjate de mí vista, Valeria, esto es algo en lo que no puedes meterte – gruñó, sintiéndose más aguerrida que nunca.Emma no pensaba seguir siendo aquella mujer a la que todos movían como un mueble, la misma de la que todos se burlaban y a la que le mentían, a partir de ese momento cambiaria y se convertiría en alguien diferente, alguien digna del respeto que no le dieron hasta ese momento.–Tu hermano estará furioso, créeme, no querrás enfrentarte a su furia – Valeria nunca tuvo miedo de Ezra, sin embargo, sabía que podía llegar a ser muy violento cuando las cosas no salían de la forma en que él lo quería.–Y por eso debo detenerlo de una vez por todas – sentenció la chica – si seguimos acobardándonos por lo que mi hermano hará, entonces él seguirá humillándonos, y no sé tú, pero esa es una vida que yo no quiero y
–¡Valeria! ¿Dónde te metiste? – Ezra se apoyó en su bastón y bajo hasta el primer piso, en donde Valeria se estaba tomando un agua de yerbabuena, sabía que se le venía una guerra encima con Ezra, era obvio que ella fue la culpable de la libertad de Emma y algo le decía que eso le iba a costar demasiado.Sin embargo, la mujer jamás alcanzo a descifrar cuanto Ezra le haría pagar por aquel gesto de bondad con la chica Astley.–¡Valeria! – siguió gritando Ezra, pero ella no le respondió – ¿Ahora además de tonta también eres sorda? – él la encontró sentada en la isla de la cocina.–Lo siento, no me gusta cuando me gritas y no creo que esa sea la manera de llamarme – respondió ella con dignidad, eso no hizo más que atizar el fuego que ya estaba ardiendo dentro de la cabeza de Astley.–¿Quién diablos dejo salir a Emma? – preguntó acercándose a ella de forma amenazadora.–Fui yo – contestó de forma tosca.Valeria se puso en pie, estar ahí sentada sintiendo la mirada de odio de su prometido le
El cuerpo del hombre se paralizó al escuchar esas palabras salir de una boca tan dulce como la de Emma. Una parte de él sabía que ella estaba tratando de demostrar un punto, pero la otra, estaba seguro de que Emma quería que él la tocara tanto como él deseaba hacerlo, así que estaba dispuesto a tentarla hasta llegar a las últimas consecuencias.–¿Estás segura de lo que estás diciendo? – él se apretó más fuerte contra ella, de modo que la chica pudo sentir el bulto de Dante que estaba erecto.Ella se mordió el labio para no dejar escapar aquel gemido lastimero que terminaría por delatarla. Emma no pensaba dar su brazo a torcer, sabía que, si dejaba que Dante la tocara, entonces le dejaría saber que nuevamente él tenía el poder, y las cosas en aquella relación disfuncional de ellos dos, debía cambiar. A pesar de que estaba consciente de eso, también debía aceptar que pedirle que dejara de besarle el cuello era probablemente una de las decisiones más difíciles, sobre todo, teniendo en cu
–Tengo que hacer lo que sea – se dijo Emma cuando llegó a la mansión.Ella tiró sus cosas sobre el sofá y pensó en la mejor forma de convencer a Dante para que le diera el permiso, sabía que no iba a ser nada fácil conseguirlo, pero ella estaba dispuesta a llegar hasta las últimas instancias para poder conseguir aquel trabajo que tanto le había gustado ese día.La chica caminó de un lado a otro de la sala mientras se planteaba a sí misma ideas, algunas estúpidas y un poco descabelladas, como esa en la que se imaginó emborrachándolo para que entonces él le firmara la hoja estando inconsciente.–Es un jodido amargado – se recordó ella, sabiendo que ni en un millón de años Dante se dejaría embriagar por una chica mucho menor que él.Después de sopesar todas sus opciones, Emma se dio cuenta de que la mejor forma era seduciéndolo, si le hacía creer que conseguiría algo, entonces era más probable que firmara sin rechistar aquel papel que podría cambiar su vida para siempre. A pesar de que D
Emma apretó los puños con rabia, soltó un grito aprovechando que estaba sola, y de haber podido se habría jalado el cabello de la rabia que sentía en ese momento, era increíble la forma en que el destino se empeñaba en joderle cada uno de sus planes y no era justo, ella debía poder hacer lo que quería, era cierto que aún le faltaban algunos años para ser mayor de edad, pero eso no significaba que los hombres a su alrededor debían tratarla como a una muñeca con la que se hace lo que se quiere, no era justo.–No voy a dejar que te salgas con la suya – la chica refunfuño y ni siquiera los maullidos de Perséfone le calmaron la ansiedad que tenía – ahora no, Perséfone, mamá debe pelear por sus decisiones – le dijo a la gata, que enseguida se hizo un ovillo a un lado de la alfombra del pasillo.La chica Astley fue hasta el estudio de Dante, se metió dentro y entonces comenzó a rebuscar todos los papeles del hombre, necesitaba encontrar alguno que tuviera su firma.–Aquí estas – ella sonrió
–¿Realmente debo ponerme esto? – Emma salió del camerino con la tanga en la mano. Mathew tuvo ganas de reírse cuando la vio con las mejillas todas coloradas, tal parecía que Emma era tan inocente como se veía. A pesar de eso, el hombre contuvo la risa para no incomodarla, él más que nadie sabía de la importancia que tenía la confianza en una relación de modelo y fotógrafo.–Si, Emma, nuestra próxima campaña es de ropa interior, y estamos buscando a las chicas adecuadas.Emma volvió a ver la tanga, para ella era diminuta, apenas le cubriría sus zonas sensibles.–Escucha, sé que Susan te asustó diciendo que soy un casanova, pero no es cierto, cuando se trata de mi trabajo soy un hombre muy profesional, no voy a incomodarte, tampoco te acosaré, si eso es lo que te preocupa – dijo – este set – señaló alrededor – es todo tuyo, solo estaremos los dos aquí.Eso era justamente lo que temía Emma.–Yo tomaré las fotos y entonces volverás al camerino a cambiarte, ¿De acuerdo? Aunque si definit
Dante se dio golpes de pecho y se sintió como el ser más desalmado del mundo por haberla tratado de esa forma, de haber sabido que ella necesitaba el dinero para algo tan personal, no la habría gritado, ni tampoco le habría pedido que se desapareciera de su vista. Emma era una niña y a veces Dante la confundía con alguien tonta, el hombre pensó que ella necesitaba el dinero para comprar un bolso o una blusa.–Emma, lo lamento mucho – arrastró las palabras y tocó a la puerta de la habitación de la chica – ábreme, por favor.Emma estaba hecha un ovillo en su cama, estaba llorando porque se sentía humillada e insuficiente y odiaba ese sentimiento, ese de no ser independiente y no poder conseguir las cosas por sí misma. Odiaba depender tanto de un hombre, sobre todo, de uno que no la quería ni siquiera un poco.–Emma, por favor – insistió él, pero ella no estaba dispuesta a abrir o responder, quería que él la dejara en paz.No le interesaba si manchaba las sábanas, después de todo, eran d
–Bienvenida a tu nuevo hogar – dijo Susan, abriendo la puerta de su casa para Emma.–Prometo que esto será algo transitorio, en cuanto tenga mi primer pago buscaré un sitio para mi sola – soltó, agradeciendo por aquel gesto.Durante toda su vida, Emma solo tuvo a su alrededor personas que la usaron y que siempre estaban buscando un beneficio de ella, y era agradable conocer una cara diferente del mundo, darse cuenta de que no todos eran malos, como ella había llegado a pensar.–No te preocupes, Emma, este lugar necesita de alguien más, siempre está solo, es aburrido – Susan hizo un puchero – he pensado en venderlo, es demasiado grande para dos personas.Emma supuso que Susan se refería a algún esposo o novio, pero como su jefe no ahondó en el tema, ella tampoco insistió.–Ven, te mostraré la habitación. La mujer guio a la pequeña Astley hasta el pasillo de habitaciones, cuando abrió la puerta descubrió un cuarto muy bien acomodado, era espacioso, minimalista, tenía justo lo necesari