Dante besó a Emma con decisión, la apretó de la cintura mientras saboreaba de los labios de la chica que sabían a cereza, Emma era inexperta en el campo del amor, no había tenido un novio nunca e incluso seguía siendo virgen, así que a pesar de los nervios que sentía por estar haciendo las cosas mal, se dejó llevar por la experticia de Dante y permitió que él la guiara.El hombre movió a Emma hasta que ella quedó acostada sobre el pequeño sofá, estando allí, pudo meter sus manos por debajo del vestido que ella estaba usando, acariciándole la pierna y generándole cosquillas en las partes más recónditas del cuerpo de Emma.–No tienes bragas puestas – dijo él, asombrado por el atrevimiento de la chica.–No podía usar con este vestido – ella sintió que el calor se les subió a las mejillas en forma de rubor – ¿Por qué me miras de esa forma?Emma se mordió el labio mientras Dante se burlaba silenciosamente, no recordaba haber estado con una chica tan inocente y dulce como Emma. Dante era un
–Emma, ¡Joder! Despierta, tenemos problemas – Rebeca zarandeó el cuerpo de la pequeña Astley que por fin había logrado conciliar el sueño.–No, no quiero despertar todavía – gruñó ella.–Emma, por favor, no me obligues a tirarte un vaso de agua fría encima, ¡Despierta! – volvió a moverla con fuerza, la pelirroja no pensaba dejar que Emma siguiera durmiendo, mucho menos cuando tenía entre sus manos una noticia que a ella no le iba a gustar en lo absoluto – ¡Joder! ¿Por qué las cosas contigo tienen que ser tan complicadas? – ella le arrebató la cobija, dejando su cuerpo descubierto. Enseguida el frio de la mañana le pegó de golpe a la chica que seguía adormilada, la noche anterior, Emma no tuvo las fuerzas ni las ganas para ponerse el pijama, así que simplemente se quitó el vestido de fiesta que dejó tirado a un lado de la habitación, se puso ropa interior y se metió de debajo de las cobijas, solo para continuar llorando.–¡¿Qué quieres?! ¿Acaso te has vuelto loca? – Emma se levantó d
Dante condujo a toda velocidad hacia el convento, echó a andar el lujoso Bentley negro brillante y estuvo allí un par de minutos, cuando llegó, no le importó dejar su auto mal aparcado, lo único que deseaba era evitar que Ezra consiguiera llegar antes, de ser así, sabía que el hombre era capaz de exiliar a Emma lejos de allí, en un sitio en el que él no tendría la posibilidad de llegar ni mucho menos, de averiguar los secretos detrás de la familia Astley.Dante se asomó al convento y llamó a la puerta.–Hoy no es día de visitas, mucho menos en este horario – le dijo el guardia con poca amabilidad.–Es urgente, necesito hablar con la madre superiora pronto – pidió, casi rogando.El guardia conocía el rostro de Dante, sabía que él fue el mismo encargado de protagonizar el escándalo con Emma tiempo atrás, no podía dejarlo pasar sin importar cuanto lo pidiera o de que formas intentara engañarlo.–Lo siento, pero tiene que irse de aquí, antes de que llame a la policía – amenazó.Dante se a
–¿Cómo debería comportarme? – preguntó Emma en el trayecto de regreso a casa. Dante soltó una risa silenciosa, una que Emma no vio porque prefería tener la vista clavada en la ventana, que enfrentarse a la expresión ruda y amanzánate del hombre que, para ese momento, ya era su esposo.–Ya te lo dije, no es tan difícil, tienes que comportarte como la esposa perfecta – hizo una pausa – la esposa perfecta no hace demasiadas preguntas, no mete las narices en lo que se le ha perdido, está pendiente de su marido, se asegura de que la servidumbre tenga la comida lista en el tiempo indicado, y se encarga de satisfacer a su esposo en algunos otros aspectos.Emma tragó saliva y se removió sobre el asiento de cuero del auto, aunque la verdad era, que la chica no tenía mucho de lo cual preocuparse, Dante no esperaba volver a acostarse con Emma, lo había hecho una vez, se había ganado el privilegio de decir que él había desvirgado a Emma Astley, la pequeña hermana menor del hombre más orgulloso
Dante caminó alrededor de la oficina de su padre, escuchando la retahíla insistente en su deber por encontrar una esposa. –Ya tienes más de treinta años, Dante y estamos en una situación crítica con todo lo concerniente a Henry Darcy y a la escandalosa de su hija. La junta directiva nos tiene entre ojos, creen que no somos indicados para continuar al mando de esta empresa.–Es nuestra – le recordó Dante.–Nuestro nombre está en la entrada principal, eso es cierto, pero esos buitres no dejaran escapar la oportunidad para arrebatárnosla de las manos y quitarnos las acciones que por derecho nos corresponden, así funcionan los negocios – Axel Neville se puso en pie y encaró a su hijo – sé que Valeria te hizo sumamente infeliz, estoy seguro de que la amabas, pero es hora de que dejes a esa mujer atrás y mires el futuro brillante que tienes enfrente. Esta empresa pasará a ser tuya dentro de muy poco tiempo, creo que no estoy equivocado al decir que no quieres que se te escape de las mano
–¡Astley! – Dante llegó a la mansión Astley, aporreando la puerta como ya lo había hecho anteriormente – ¡Sé que la tienes contigo! ¡Emma! – gritó como desesperado, buscando una ventana por la cual meterse en vista de que nadie parecía abrirle.Dante cerró su mano en un puño y entonces golpeó la ventana lateral derecha de la mansión, era un poco pequeña para que un hombre de su tamaño pasará por allí, pero a él no le interesaba hacerse daño con tal de sacar a Emma de aquella casa que ya ni siquiera era suya.¡Paf! Los cristales se rompieron en mil pedazos y el estruendo alertó a Valeria, que estaba bebiendo su té matutino junto a su madre, ambas sentadas en la cocina fingiendo que sus vidas no estaban destrozadas.–Pero ¿Qué demonios crees que estás haciendo? – Valeria frunció el ceño y vio el hueco en la ventana – ¿Habías escuchado de ese invento que se llama timbre? Solo debías tocar aquí para que alguien abriera la puerta – le dijo ella con sarcasmo, pero Dante no tenía mucho tiemp
Valeria corrió detrás de Emma, dispuesta a detenerla y persuadirla de no hacer semejante estupidez.–¿En qué estás pensando, niña? – chilló, interponiéndose en su camino.–Aléjate de mí vista, Valeria, esto es algo en lo que no puedes meterte – gruñó, sintiéndose más aguerrida que nunca.Emma no pensaba seguir siendo aquella mujer a la que todos movían como un mueble, la misma de la que todos se burlaban y a la que le mentían, a partir de ese momento cambiaria y se convertiría en alguien diferente, alguien digna del respeto que no le dieron hasta ese momento.–Tu hermano estará furioso, créeme, no querrás enfrentarte a su furia – Valeria nunca tuvo miedo de Ezra, sin embargo, sabía que podía llegar a ser muy violento cuando las cosas no salían de la forma en que él lo quería.–Y por eso debo detenerlo de una vez por todas – sentenció la chica – si seguimos acobardándonos por lo que mi hermano hará, entonces él seguirá humillándonos, y no sé tú, pero esa es una vida que yo no quiero y
–¡Valeria! ¿Dónde te metiste? – Ezra se apoyó en su bastón y bajo hasta el primer piso, en donde Valeria se estaba tomando un agua de yerbabuena, sabía que se le venía una guerra encima con Ezra, era obvio que ella fue la culpable de la libertad de Emma y algo le decía que eso le iba a costar demasiado.Sin embargo, la mujer jamás alcanzo a descifrar cuanto Ezra le haría pagar por aquel gesto de bondad con la chica Astley.–¡Valeria! – siguió gritando Ezra, pero ella no le respondió – ¿Ahora además de tonta también eres sorda? – él la encontró sentada en la isla de la cocina.–Lo siento, no me gusta cuando me gritas y no creo que esa sea la manera de llamarme – respondió ella con dignidad, eso no hizo más que atizar el fuego que ya estaba ardiendo dentro de la cabeza de Astley.–¿Quién diablos dejo salir a Emma? – preguntó acercándose a ella de forma amenazadora.–Fui yo – contestó de forma tosca.Valeria se puso en pie, estar ahí sentada sintiendo la mirada de odio de su prometido le