Esa mañana después de que Dante se fuera, Emma fue hacia la habitación de Eva, allí la acurrucó y le dio pecho, incluso trató de jugar un rato con ella, sin embargo, por más que intentaba, la niña no dejaba de llorar, sus lágrimas salían desesperadamente de sus ojitos que estaban tornándose de un color rojizo.–¡Shh bebé! Ya no llores más – ella la meció para que se tranquilizara, pero aquello no funcionó. Cuando su mamá vio su carita, fue como si hubiera podido notar un dejo de preocupación en Eva, ¿Acaso era posible que una bebé de tan solo meses pudiera preocuparse por algo?–Todo está bien, cariño, mamá está aquí – Emma se sentó con ella en el mecedor, pero solo fue hasta que Eva se cansó de llorar, que cayó rendida en los brazos de su madre, quien la devolvió a su cuna.Cansada de haber sostenido a la bebé por tanto tiempo entre sus brazos, Emma se sentó nuevamente en el mecedor y entonces fue ella quien se quedó dormida.–Solo serán un par de minutos – se convenció Emma a sí m
–¡Joder! – gimió Dante cuando intentó ponerse en pie.Una vez que Dante consiguió levantarse y entrar nuevamente en su auto, se miró en el espejo del retrovisor y él mismo quedó horrorizado con la imagen que tenía delante, ¡Estaba irreconocible! La sangre, los moretones y hematomas lo trasformaron en un monstruo.–¿Diga? – Dante respondió a su teléfono, que estaba sonando intensamente desde la guantera.–¡Dante! ¡Por fin! – dijo Emma aliviada – ¿Por qué no me contestabas? ¡estaba tan preocupada por ti! – dijo con sinceridad, la mujer estuvo la mayor parte del día comiéndose las uñas por no tener noticias de su esposo.–Se me hizo algo tarde, lo siento, estuve concentrado en el trabajo – balbuceó, porque le dolía vocalizar.–¿Estás bien? Estás hablando de forma extraña.–Si, estoy bien, llegaré pronto a casa – él colgó el celular y buscó algo con lo que limpiarse la sangre. Quizá Emma dejó algunos pañitos húmedos de la bebé por ahí, pensó, pero tras revisar, no encontró nada.No se atr
Emma estaba exasperada, ese día tampoco podría ir a la oficina ya que debía quedarse en casa cuidando a Eva, a pesar de que Dante prometió un par de días antes que él cuidaría de la bebé. –¡Hoy es tu turno! – le reclamó ella – yo tengo que ir a la agencia, necesito el balance financiero de Susan, hay muchas cosas que tengo que hacer, ¡No me puedo quedar con la bebé, Dante! – soltó con frustración.Aunque amaba a Eva con cada parte de su corazón, Emma sabía que tenía que establecer un balance entre su carrera profesional y su crianza a su hija. Dante prometió ayudar a que ese balance fuera posible, sin embargo, estaba haciendo todo lo contrario.–Sé que tienes cosas que hacer, cariño, pero tengo una reunión de negocios que es imposible postergar, debo hacer esto hoy a como dé lugar.–¿Vas a ir así con la cara desfigurada?–Mi aspecto es lo menos importante en esta reunión – aseveró – por favor, quédate en casa, pasa tiempo con la niña, prometo que cuando salga de todo esto, me haré c
–Anota la dirección en la que deberás dejarnos el dinero del que hablamos ayer – dijo la voz masculina, sin darle demasiadas vueltas al asunto. Dante se aclaró la garganta – todavía no tengo todo el dinero – siseó, tratando de alargar aquella llamada.Segundos antes de responder, el teniente pidió que la hiciera tan larga como fuera posible, ya que eso le permitía rastrear la ubicación desde la cual estaban llamando.–No me interesa si tienes o no el dinero, tu verás como arreglas tus asuntos, lo único que quiero que tengas claro es que, o nos llevas la pasta a esta dirección o entonces nosotros comenzaremos a cobrarnos a nuestro modo, no tengo que recordarte que sabemos dónde vives – siseó. Dante apretó los puños con fuerza – dame la dirección.El hombre se la dictó, enseguida el teniente se encargó de buscarla en el mapa, tendrían que armar un plan inmediatamente para determinar cuál sería el paso a seguir.–Nos veremos allí alrededor de la cinco de la tarde – aclaró.Dante susp
Cuando estuvo cerca a dar las cinco de la tarde, Dante se puso en pie, fue al baño y se echó agua fría en la cara tratando de calmar la rabia que le tenía el dolor de cabeza alborotado, además de la vena de la frente hinchada. Estando ahí, el hombre se miró al espejo y se dijo a si mismo que todo aquello debía salir bien, no había cabida para el error porque entonces todo se jodería, su vida completa se convertiría en un infierno.–Te estamos esperando en la casa, aquí te pondremos micrófono y chaleco antibalas – dijo el teniente, cuando el respondió a la llamada que el hombre le hizo.–Iré hacia allá de inmediato – aseguró Dante, armándose de valor y saliendo de la oficina.El hombre fue hacía el estacionamiento de industrias Neville, al subir en su auto, su teléfono volvió a sonar, creyendo que se trataba del teniente, Dante respondió enseguida.–¿Realmente crees que somos estúpidos? – dijo la voz que él reconocía como la del hombre que lo golpeó la noche anterior – no vas a jugar c
–Es mucho dinero para contarlo, señor, pero de que hay una gran suma…hay una gran suma – respondió, haciendo que Dante sintiera un fresquito de alivio.–Asegúrate de que sean reales – ordenó.–jefe… – el hombre que revisaba, lo interrumpió – todo esto no es dinero – dijo, a sabiendas de que a su patrón aquella noticia no le iba a causar nada de gracia – el fondo está lleno de billetes falsos, es papel.Dante sintió que el mundo se movió bajo sus pies, se mareó e incluso tuvo ganas de vomitar mientras se cuestionada, ¿En qué momento se le ocurrió que esa era una buena idea? Se recriminó, mientras el jefe revisaba la maleta para cerciorarse por él mismo.Con rabia e indignación, el hombre volteó el contenido de la maleta en el suelo, solo para darse cuenta de que la mitad de los billetes eran falsos.–¿Asi que pensabas jugar con nosotros? – gritó, acercándose a Dante – te dije que no quisieras pasarte de listo, Neville, ¡Te lo advertí! – exclamó, antes de darle el primer golpe en la car
Esa tarde Emma se encontraba realmente alterada, su corazón no había dejado de latir desenfrenadamente, la mujer estaba comenzando a asustarse por la arritmia.Sin saber porque, ella garró su celular y a pesar de que Dante la había llamado en repetidas ocasiones, en ese momento fue ella quien quiso comunicarse, quería saber cómo estaba él, necesitaba conocer la hora a la que llegaría a cenar para poder tener la comida caliente.En cuanto la llamada se fue al buzón de voz ella soltó un suspiro y fue con la bebé, quien comenzó a llorar. –Todo está bien, pequeña Eva, mamá está aquí contigo – Emma cargó a Eva y la meció alrededor de toda la habitación, ese día, incluso Eva estuvo más inquieta de lo normal – no puedes mojar tu ropa de lágrimas porque entonces papá se dará cuenta y creerá que lloras por él – dijo a la niña – tienes que estar hermosa para cuando papá llegue a casa, debemos recibirlo luciendo como sus princesas.De repente Eva soltó una risita tonta que hizo que Emma quisie
Emma estaba completamente desgarrada, tenía náuseas y el mundo se estaba moviendo debajo de sus pies. Aquello no podía ser cierto, el amor de su vida no podía estar en peligro, después de todo lo que tuvieron que vivir para por fin estar juntos, la vida no podía ser tan injusta como para separarlos, mucho menos teniendo una bebé juntos.Cuando Emma pensó en Eva su corazón se arrugó aún más que antes, si a Dante le pasaba algo la bebé no podría conocerlo ni disfrutar de todo lo que él podría ofrecerle como padre, Dante era un hombre maravilloso y amaba a su hija, el destino no podía negarle la oportunidad de verla crecer y de acompañarla en cada una de las etapas de vida de Eva.-Tienes que tranquilizarte, Emma - el teniente se tomó el atrevimiento de entrar en casa de Emma, y de prepararle un té caliente.-No me puedo calmar hasta que no lo tenga conmigo - se lamentó, al tiempo en que se cuestionaba las razones por las que Dante no le dijo la verdad, ¿Es que no confiaba lo suficiente