–¿Están listas para esto? – preguntó Dante a su madre y a Emma, cada una de ellas estaba a los dos lados de Dante, esperando entrar en su compañía a la sala de juntas en donde ya se aglomeraban los directivos. –¡Si! – respondieron al unísono, a pesar de que ambas estaban muertas de los nervios.Dante agarró la mano de las dos mujeres y entonces los tres entraron en la sala de juntas, donde tambien estaba Axel.–¿Qué estás haciendo aquí, mujer? – cuestionó cuando vio a su esposa entrar al lugar.Briana no se molestó en responder, simplemente tomó asiento en la silla que su hijo sacó para ella y se sentó con soberbia, como si quien hubiera hablado no significara nada para ella.–Espero que sepas que no vas a poder salvarte de estas… – gruñó Dante al oído de su padre.Axel miró para todos lados, y solo le bastó ver aquella expresión de satisfacción en el rostro de Emma para darse cuenta de que algo sucedería, algo especialmente malo para él.–¡Briana, nos vamos de aquí! – él agarró la
–¡Deja de repartir esto! ¿Qué demonios estás haciendo? ¡Mujer estúpida! – él haló las carpetas de las manos de la secretaria, con tanta fuerza que hicieron que la mujer cayera al suelo y que los papeles volaran por los aires.Todos soltaron un grito, consternados al ver la actitud salvaje de Axel.–¡Déjame ayudarte! – Dante se arrodillo a un lado de la mujer y le sirvió de soporte para que se pusiera en pie.Ella sonrió agradecida, aunque sentía que no merecía aquella buena voluntad de nadie en la sala de juntas, después de que Sawyer hubiera descubierto que ella actuó a favor de Axel la trató como a una cualquiera y le dijo que después de aquella reunión, tendría que recoger sus cosas porque estaba despedida.–¡Esto es una equivocación! Ignoren esto que acaban de poner frente a ustedes, ¡Es una estupidez! – gritó Axel, tratando de arrebatar las carpetas que estaban delante de cada uno de los puestos de los accionistas.–¡Esto no es ninguna equivocación y todos ustedes deben saberlo!
Emma suspiró cuando llegó a su oficina, se recostó en la silla y entonces respiró profundo tratando de calmarse, de forma inconsciente la mujer se llevó la mano al cuello, sobando aquella zona que le quedó ligeramente adolorida, Emma alcanzó un pequeño espejo que siempre guardaba dentro de su bolso para revisar que todo estuviera en orden, sin embargo, se llevó una gran sorpresa cuando se dio cuenta del moretón que estaba comenzando a formarse en su cuello.–¡Lo único que me faltaba! – exclamó echándose nuevamente en la silla.Mientras pensaba en aquella mirada con que Axel la enfrentó, Emma recibió una llamada, era un numero desconocido, aun asi respondió.–¿Diga? – preguntó.–Soy la pesadilla de tu vida – dijeron al otro lado, haciendo que un escalofrío recorriera la espina dorsal de la mujer – será mejor que tengas cuidado o… – hubo un silencio que a Emma le pareció eterno.–¿O qué? ¿Quién habla? – cuestionó con la voz temblorosa.–¡O entonces te llevaré de fiesta por todo un mes!
La mujer tragó saliva y entonces tomó aire para continuar con la conversación, aún preocupada por la reacción que tendría su amiga.–¿Recuerdas que tú nos presentaste a Mathew y a mí? – preguntó nerviosa.–Si.–¿Recuerdas que le di mi número?–Si.–Pues Mathew usó el número que le di…–Esa era la idea, ¿No es asi?Rebeca se removió incomoda.–Al punto al que quiero llegar es que, hemos estado hablando más de lo que debería ser normal, nos hemos llevado bastante bien, estamos aprendiendo a conocernos y me invito en una cita.Emma soltó una carcajada al ver la actitud tan sospechosa de su amiga.–¿Y porque me lo dices asi? No estás haciendo nada malo – se rio.–No, pero es obvio que algo pasó entre Mathew y tú, yo no soy de las chicas que se involucran con lo exs de sus amigas.Emma negó con la cabeza.–Mathew no es mi ex, nosotros solo somos amigos. Y como amiga, me alegra que ambos hayan encontrado a personas tan buenas, ustedes dos están como hechos el uno para el otro.–¡¿Cómo lo sa
–¿Qué estás haciendo ahí? – dijo Briana a su esposo, quien estaba sentado en el primer escalón de la gran escalera de caracol que adornaba el centro de la sala de estar de la mansión Neville. Axel no se molestó en responder, simplemente soltó un gruñido y entonces le dio otro sorbo al whiskey que se había comenzado a beber en el auto.A esas alturas el hombre no era ni siquiera capaz de recordar cuando sorbos amargos habían atravesado por su garganta, estaba tan ebrio que le costaba incluso pensar con claridad, aunque la verdad era que eso era lo que había estado buscando desde un principio, embriagarse tanto para que no tuviera que pensar en la desgracia que era su vida últimamente.–A ti no te importa lo que yo hago – soltó, arrastrando cada palabra.Briana frunció los labios, aquella era una de las pocas veces en que veía ebrio a su marido, ese no era un estado natural en él, de hecho, el Axel del que ella se enamoró rechazaba mayormente el trago, según él, el licor lo hacía estú
Dante y su esposa entraron en la mansión Neville aquella noche, ambos estaban sumamente cansados, sobre todo Emma que tuvo un día tan agitado y sobre todo, complicado. –No me dijiste como te fue en tu almuerzo con Rebeca – recordó Dante – ¿Sigue siendo igual que antes? – cuestionó.–Creo que incluso peor – Emma soltó una risa débil.Después de haberse marchado del restaurante, Rebeca y Mathew habían estado acosándola con llamadas y mensajes de texto, pero Emma no tenía cabeza para responder ninguna de las dos cosas, no quería confesarles que su suegro le dejo aquellas marcas en el cuello, ya le parecía lo suficientemente malo recordarlo como para estarlo ventilando a sus amistades.–El almuerzo fue algo muy tranquilo, estuvimos juntas y hablamos de trivialidades. Está saliendo con Mathew.Dante abrió los ojos – realmente no puedo visualizarlos juntos.Emma levantó los hombros con indiferencia – yo sí, de hecho, esta tarde en que lo pensé bien, me di cuenta de que están hechos el uno
Cuatro meses despúes.–¡Emma, joder, debes tener más cuidado! – chilló Dante preocupado, cuando vio el golpe que se dio su esposa en la cabeza, al intentar alcanzar uno de los estantes más altos en la cocina. –No entiendo porque no puedo llegar hasta allá, antes me era muy fácil – bufó un poco fastidiada.–Eso es porque antes no tenías una gran barriga impidiéndote el movimiento – le recordó su esposo, al tiempo en que la halaba de la cintura y la juntaba a su cuerpo.Últimamente Emma estaba de un humor de los mil demonios, a pesar de que ya había pasado el primer trimestre del embarazo, debido a la preeclampsia, estaba sufriendo de síntomas que no tenían los embarazos normales, como el vómito recurrente, la hinchazón en la mayor parte de su cuerpo, los mareos, dolores de cabeza y por si fuera poco, había comenzado a tener un leve dolor en su espalda baja. Cada parte de su cuerpo estaba como un rompecabeza mal armado.La mujer se sentía fatigada todo el tiempo, enferma y poco agraci
El viejo Axel jamás se imaginó que su destino estaría pronto a parecerse tanto al de aquel hombre con el que alguna vez estuvo emparentado, pero la verdad era que, si en algo se parecía la historia de Axel y de Henry, era en todo el sufrimiento que debieron pagar a causa de los múltiples errores que cometieron, por supuesto Axel todavía no tenía aquel final trágico de Henry, y esperaba no tener que sufrir algo similar, aunque lo cierto era que, ambos habían caído hondo, cada uno a su manera.Después de que Briana lo hubiera dejado, Axel andaba por su casa como un vagabundo sin destino, no sabía cómo sobrellevar su vida estando solo, de hecho, no se sentía genéticamente programado para afrontar aquel vació que llevaba en el pecho desde que ella lo abandonó.La extrañaba, necesitaba verla, hablarle, y si tenía la suficiente suerte, también necesitaba tomar al toro por los cuernos y deshacerse de una vez por todas de aquella maldición que cargaba tras la espalda.–¿Por qué has venido aqu