–¡Van a matar a ese imbécil! – gritó el barman, viendo como aquel hombre del bar molía a golpes a Dante, quien estaba tan ebrio que ya no era ni siquiera capaz de defenderse a sí mismo – ¡Guardias! – el barman llamó a la seguridad del bar – ¡ayúdenlo y sáquenlo de aquí! – gritó el hombre. El par de gorilas detuvieron la pelea y pusieron a Dante en pie, aunque en realidad tuvieron que prácticamente cargarlo, Dante estaba tan mal que no era capaz de sostenerse en sus propios pies.–¡Eso te enseñará a no meterte conmigo ni con mi mujer! – gritó el hombre a quien Dante estuvo ofendiendo desde que llegó al sitio.–No me saquen de aquí todavía, tengo que darle un par de advertencias a esa pobre alma – siseó, incluso aunque hablar le costaba demasiado.–¡Otro borracho! – soltó el guardia con asco.Cuando estuvieron fuera del bar, el guardia tiró el cuerpo de Dante sobre el andén, sin importar que el golpe le generó una herida más en el tórax, aunque eso tampoco preocupaba demasiado al homb
Valeria lo miró con preocupación, realmente ella no estaba deseando irse de aquella habitación. –Déjame quedarme esta noche – pidió – prometo que dormiré en otra habitación, no seré una molestia para ti, tampoco trataré de seducirte en la madrugada, yo solo quiero acompañarte y no dejarte solo.Dante negó con la cabeza, a sabiendas de que aquellas intenciones de la mujer eran guiadas por la culpa y no porque ella fuera precisamente una buena persona.–No, tienes que irte de inmediato, yo estoy bien – su tono de voz fue rudo, tosco, era claro que estaba a la defensiva.Ella se puso en pie, sin embargo, caminó muy despacio, esperando que por alguna mágica razón él la detuviera y la dejara dormir ahí bajo los techos de esa casa que en algún momento tambien fue suya.–Llámame si necesitas algo – soltó, rindiéndose.Dante la acompañó hasta la puerta principal y después regresó cojeando hasta su habitación, una vez allí, se acostó con cuidado sobre el colchón y miró al techo, poco a poco
Al día siguiente, después de que Valeria se fuera para la agencia, Emma salió de su habitación, completamente arreglada, como era de costumbre, se encontró en la cocina con Antonia cuando fue a buscar su café matutino.–Buen día Emma, hice té caliente por si acaso quieres un poco – la joven sonrío a Antonia y aceptó el ofrecimiento, ya tomaría su café cuando llegara a industrias Neville.Mientras estaban ahí, Antonia buscó la forma de abordar el tema de Dante con la joven, realmente entre ambas no había mucha confianza, pero, aun así, Antonia sentía que tenía un par de cosas por decirle.–¿No piensas volver a la mansión Neville? – fue lo único que se le ocurrió preguntar para romper el hielo.Emma frunció el ceño, sintiéndose confundida por la pregunta.–No, no creo que vaya a regresar por ahora – la joven se sintió momentáneamente incomoda – debo irme a trabajar – recordó, dándole el ultimo sorbo al té y dejándolo sobre la encimera.–¡Escucha Emma! – Antonia la detuvo – creo que todo
–Por favor, llévele hielo al señor Neville, para que pueda ponérselo en el rostro, tambien pregúntele si necesita analgésicos – dijo Emma a la empleada de servicios de la empresa. La mujer asintió con la cabeza, sin embargo, rodó los ojos con fastidio en cuando salió de allí, recordando que dos días antes, Dante tuvo el mismo tipo de comportamiento, mandándole a llevar comida a su esposa para que no se descompensara.Pero los papales habían cambiado drásticamente, y en ese momento, era Emma quien se preocupaba por Dante y quien trataba de velar porque todo estuviera bien con él… bueno, por lo menos todo lo bien que era posible, teniendo en cuenta las circunstancias.Después de ver a la empelada entrar en la oficina de Dante, Emma regresó a su asiento, soltó un bufido y se rascó los ojos, de inmediato, bajo sus manos a su cuello y se hizo masajes a sí misma.–Joder! Y yo que pensé que ya no podías ser más patética de lo que eres – se burló Susan, viéndola darse masajes – ¿No tienes a
A la mañana siguiente, Emma estaba tan aburrida que evitó encontrarse con Antonia o Valeria. –¿Qué vamos a hacer si se aburrió de nosotras? – ella habló con su barriga.Después de haberlo vivido, Emma no soportaba la idea de que Dante la tratara como a cualquier persona, después de todo, ella era la mujer que llevaba a su bebé en su vientre, la misma a la que él le había prometido que lucharía por una familia juntos.–quizá cambió de opinión – soltó la chica, con las hormonas a flor de piel y la tristeza emanando por cada uno de sus poros.Cuando se cansó de caminar y de pensar en su esposo, Emma tomó un auto que la dejo frente al edificio de industrias Neville, aunque quería romper con su rutina, lo único de lo que no podía escapar era de su tan acostumbrado y amado café, estando allí ella pensó en comprar uno para Dante. Al llevárselo, se dio cuenta de que él no estaba, ver aquella silla vacía no auguraba nada bueno a la mujer, quien esa mañana se sentía más triste que nunca.No
–No puedo creer que después de tanto tiempo tenga a la mismísima Emma Astley frente a mi – dijo Rebeca.A Emma le costó recordarla, sin embargo, en cuanto lo hizo, se alejó de Mathew y abrazó con fuerza a aquella amiga que hizo posible que ella fuera libre.–¡Rebeca! Por amor a Dios, ¿Cuánto tiempo ha pasado? – dijo, mirándola con orgullo.–¡Ay! No vuelvas a usar esa frase, suficiente tuve con todo lo que debí escucharla en el convento.Mathew se quedó rezagado detrás de las mujeres, sin embargo, en cuanto Rebeca lo vio se interesó por él.–Me doy cuenta de que no has perdido tu habilidad de rodearte de buenos hombres – dijo, guiñándole un ojo.Definitivamente Rebeca no había perdido esa forma de ser rebelde y coqueta.–Rebeca, él es Mathew Smith, mi exjefe – Rebeca extendió su mano y aunque Mathew la estrechó, ella no quedó satisfecha con ese simple gesto, de modo que lo empujo hacía ella y le dio un descarado beso en la mejilla.–¿Y se supone que tu saliste de un convento? – pregunt
-Daremos la oportunidad a cada uno de los miembros de esta junta directiva, para que presenten un plan de acción financiero, al final del mes, lo elegiremos, por supuesto, el socio creador del plan tendrá la mayor participación en los ingresosde este negocio – dijo Sawyer a la junta directiva en pleno. Mientras el hombre hablaba, Emma miraba con el rabillo del ojo a su esposo, que seguía comportándose igual de indiferente que antes, habían pasado dos semanas y él seguía rechazándola. –¿Qué demonios es esto? ¿Una rifa? – Axel Neville se burló de lo ridículo que le parecía aquella propuesta. –Debido a nuestras más recientes adiciones a esta junta directiva, trataremos de darle la oportunidad a los miembros más nuevos – señaló a Emma – para que puedan mostrar su potencial empresarial. No es una rifa, Neville, es una oportunidad – explicó – tu tambien puedes participar. Axel soltó un bufido – cuando mi padre era el director de esta compañía jamás permitió que al
Después de haber salido del hospital, Dante condujo hasta la casa Astley para recoger algunas de las pertenencias más importantes de Emma. –¿Dante? – Valeria frunció el ceño al ver al hombre frente a su puerta, al mismo tiempo se emocionó por volver a verlo – ¿Qué estás haciendo aqui? – preguntó ruborizándose. –Vine a recoger las cosas de Emma. Dante insistió a Emma en que se quedara dentro del auto, que descansara porque él se encargaría de todo, y después de aquella noticia tan importante a la que se habían enfrentado, ella no queria tener más dramas, mucho menos con Dante, que parecía la única persona que estaba dispuesto a cuidarla. –¿De que estas hablando? – insistió Valeria, siguiendo a Dante cuando él entró en la casa. –Ella regresará a vivir conmigo, así que he venido por sus cosas – fue lo único que dijo, sin demasiadas intenciones de ahondar en el tema. Antonia, que tambien estaba en la casa como de costumbre, se sintió feliz de que Emma hubiera recapacitado y