–¿Por qué no prende esta cosa? – dijo Valeria para sí misma, mientras intentaba encontrar la forma de hacer funcionar el viejo tocadiscos que Dante tenía en su sala de estar.La mujer estaba medianamente ebria, se había bebido un poco más de la mitad de toda una botella de vodka y de repente, le habían entrado ganas de escuchar música y de bailar sola a través del salón, que era inmenso.–Es una pena estar sola en un sitio tan bonito y grande como este – dijo con la voz pastosa, como si realmente estuviera hablando con alguien más.Después de pelear un rato contra el tocadiscos, Valeria consiguió que una de sus canciones de jazz favoritos comenzara a sonar, pero, por desgracia, la música no estaba teniendo el efecto que ella esperaba, porque, el estar bailando a solas, solo le recordaba que no había nadie a su lado quien quisiera tomarla de la mano para moverse al mismo ritmo, y aquello era sumamente doloroso para la mujer.Mientras las lágrimas caían de sus ojos, apretaba la botella
¡Que descarada!Dante la miró estupefacto, casi como tratando de convencerse de que ese momento que estaba viviendo era real, de que ella, la mujer que se encargó de hacerlo pedazos hace solo unos meses estaba ahí, pidiéndole un beso como si nada hubiera pasado, definitivamente el hecho de que Valeria hubiera pedido disculpas no borraba el pasado, no eliminaba aquella historia trágica que había hecho que se desencadenaran cada una de las muchas tragedias que Dante tuvo que vivir en los últimos tiempos. Valeria fue la caja de pandora que desató el infierno entre los Darcy, los Neville y los Astley, si ella y Ezra no se hubieran revolcado, probablemente la vida de Dante seguiría siendo la misma junto a ella, Emma seguiría como si nada al lado de su hermano, Henry no habría muerto. Todo se hubiera mantenido imperturbable y él habría podido darle aquel beso, pero ella hizo que todo fuera diferente.–Bésame, Dante, te ruego que me beses – suplicó ella, sin miedo a humillarse más ante aqu
–Creo que debemos hacerle una fiesta sorpresa – propuso Mathew a Susan.Ambos estaban en la oficina de la mujer, haciendo planes para el cumpleaños número veintidós de Emma, que era al día siguiente. –Es una fecha importante, no podemos dejarla pasar como si no fuera nada –agregó. A Mathew le emocionaban las celebraciones y tratándose de alguien a quien él quería tanto, como Emma, quería hacer algo por lo grande, quería bajarle la luna y las estrellas con tal de hacerla sentir especial en un día tan significativo.–Ella dijo que no quería celebraciones – recordó Susan – de hecho, pidió que, en la medida de lo posible, no mencionáramos a nadie sobre su cumpleaños.–Ella no quiere eso – rectificó Mathew – por fin será una mujer mayor de edad en todo el mundo, no podemos dejar que esta ocasión pase desapercibida, creo que Emma solo tiene pereza de hacer una fiesta por sí misma, pero, por suerte ella no deberá preocuparse de nada, para eso nos tiene a nosotros dos.Susan rodó los ojos
El padre de Dante le sonrió a Emma, como si no llevara entre sus manos la razón de toda la tragedia de la vida de la chica. De forma descarada y cínica, él se paseó por la oficina, hasta sentarse en la silla detrás del escritorio de Emma, silla que le pertenecía a ella, pero la misma con la cual el hombre pretendía enviar un mensaje, que a Emma le llegó alto y claro.–¿Por qué ha venido a verme? – preguntó, viendo las actitudes descaradas de su suegro.–Toma asiento, por favor – él señaló la silla frente a él.Emma dirigió sus ojos al espacio vacío y tras meditarlo un par de segundos, se dio cuenta de que no tenía por qué obedecer las órdenes de Axel, después de todo, era él quien había ido a buscarla, él era el intruso, no ella.–Me quedaré de pie, aquí estoy muy bien.El hombre levantó los hombros con indiferencia, al tiempo en que subía los pies y los cruzaba sobre el escritorio.La mandíbula de Emma quiso caerse al suelo al verlo haciendo aquello, es que, ¿Quién se estaba creyendo
–Emma, cariño – ella escuchó una voz femenina y sumamente dulce que la llamaba al tiempo en que le hacía caricias en el pelo – Emma, mi vida, feliz cumpleaños. Emma sonrió al sentir el tacto de aquella mujer, el contacto físico le generaba paz, y esa voz cálida y dulce le hacía sentir segura, como si estando con ella, nada fuera a pasarle, sus demonios desaparecieran y por fin pudiera dejar de temer y de estar a la defensiva con todos los que estaban a su alrededor.–Es momento de despertar, hay muchas cosas que debes hacer a partir de ahora.–Estoy muy cómoda – Emma se arropó aún más, cubriéndose del frio que esa noche la arrullaba.–Tienes que ir al colegio, cariño, debes despertar ya.Cuando Emma abrió los ojos, se vio a sí misma, tendida sobre la cama mientras hacía mohines porque no quería ir al colegio, al lado de una Emma niña, estaba su madre, acariciándola y tratando de despertarla para que no llegara tarde a la primera hora de clases. –¿No puedo quedarme en casa? ¡Es mi
Dante regresó a la barra de la cocina, donde se sentó completamente derrotado, aunque se había prometido luchar incansablemente por ella, no podía evitar esa sensación de estar peleando por algo que jamás iba a conseguir tener completamente. Tal vez, ese era el karma que Dante Neville debía pagar por haber hecho tanto daño a Emma en el pasado, por haberla pisoteado y haberla rebajado.El tiro le salió por la culata a aquel hombre que en ese momento se lamentaba no haber aprovechado el amor que Emma le tuvo en el pasado. Es que, si pudiera volver en el tiempo, él no habría dudado, él la habría estrechado entre sus brazos para no soltarla nunca.Valeria, quien estaba recién despertando, se acercó a la cocina con preocupación, al ver la cara larga y triste que tenía su exnovio.–¿Está todo bien? – cuestionó ella con el ceño fruncido, acercándose a la cafetera, que estaba justo a un lado del asiento de Dante.El hombre vio a Valeria y entonces negó con la cabeza, definitivamente el descar
–Está hecho, Dante – dijo Axel, entrando en la oficina de su hijo.El hombre tenía los ojos rojos, claramente había estado llorando, Dante fue capaz de darse cuenta, incluso aunque el ego y soberbia de Axel jamás permitiera aceptar algo como tal.–¿De qué hablas? – preguntó su hijo, mirándolo con sería preocupación.–Acaban de confirmar la compra de las acciones de industrias Neville – suspiró – en dos días, la junta en pleno hará la presentación formal del nuevo miembro – Axel soltó una risa sin nada de gracia – esa persona nos tendrá en sus manos, tiene mucho más poder que nosotros… nos hemos vuelto una sociedad minoritaria dentro de nuestra propia compañía.Axel se llevó una mano a la boca, pasándose los dedos sobre la barba de tipo candado que adornaba su cara.–Se nos ha salido de las manos – soltó.–Todavía podemos hacer algo al respecto. –¡No! – gritó Axel – ¡Ya no hay nada que hacer! No seas ingenuo, Dante, lo hemos perdido, ¡ninguno de estos bastardos accederá a vendernos a
Emma y Susan regresaron a la oficina cargadas de bolsas de todas las compras que Emma hizo aquel día, ahora que empezaba una nueva etapa en su vida, tenía que renovar su guardarropa y convertirse en la mujer importante y elegante que siempre fue. Era momento de dejar salir a la Emma real, aquella mujer vanidosa que no iba a permitir que nadie volviera a pisotearla jamás. –¡Joder! Y yo que pensé que tenía un problema con las compras, pero viendo todo esto, creo que la del problema eres tú – se burló Susan.En ese momento, mientras Emma disfrutaba como niño en navidad, Susan recibió un mensaje de Mathew, diciendo que ya todo estaba listo y que pronto los invitados comenzarían a llegar.–¿El horario de trabajo cambió hoy? – Emma frunció el ceño, dándose cuenta de que muchos de los empleados ya estaban comenzando a marcharse.–Si, ha sido una semana pesada, así que les dije que podían irse antes, además, tú y yo tambien debemos irnos ya, Mathew nos espera en el restaurante en solo algun