Capítulo 55
—Héctor, muchas gracias.

Al adentrarse en la sala principal de la subasta, Jimena se volvió y miró a Héctor con gratitud sincera en su rostro.

Héctor respondió con orgullo:

—¿Por qué tanta formalidad? No necesitas darme las gracias. Es innecesario, ¡y me molestará!

Al ver la reacción de Héctor, Jimena, cuyo estado de ánimo había sido ligeramente afectado por la familia Martínez, se sintió aliviada al instante.

—Sí.

Mientras hablaba, su mirada se posó nuevamente en Sandro, quien recientemente había intervenido a su favor.

—Aprecio tu gesto.

Sandro sonrió misteriosamente:

—¿Puedo pedir un beso como muestra de agradecimiento?

—¡Dios mío! Sandro, ¿todavía juegas así? ¡Estás haciendo trampa!

Héctor observaba desde un lado y, al ver a Sandro esperando el beso, abrió los ojos sorprendido, como si dijera: "¡he aprendido algo!"

Jimena se divertía con la interacción entre los dos.

—Bueno, la subasta está a punto de comenzar, dejemos de bromear.

Jimena no olvidaba cuál era su principal objetivo a
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