Capítulo 43
Jimena estaba examinando los documentos con la mirada baja, sin siquiera dignarse a mirar a Joaquín.

—¡Tú!

Al escuchar esto, Joaquín se puso nervioso, se levantó bruscamente y la señaló con fiereza.

Pero ella ni siquiera lo miró, solo esbozó una sonrisa desagradable entre dientes.

—¿Qué problema puede haber con estas cuentas? Jimena, ¿no confías en mí?

Al escuchar esto, una chispa de burla cruzó los ojos de Jimena.

—Por supuesto que confío en ti, ¿cómo sino te habría dejado gestionar el grupo en mi lugar durante tantos años?

Aunque eso dijera, Joaquín no era tonto.

La burla descarada de Jimena le hizo sentir vergüenza y rabia.

—¡Preocúpate de los asuntos de este proyecto ahora mismo! ¿Crees que puedes detenerlo con cualquier excusa? ¡No lo permitiré! Jimena, ¡demuéstrame de lo que eres capaz!

Tras decir esto, Joaquín golpeó la mesa fuertemente, levantando un viento con la palma de su mano, y salió furioso de la oficina.

Jimena miró la puerta cerrada de golpe, con una expresión sombría
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