Capítulo 254
La voz de Hernán era gélida, haciendo descender la temperatura en toda la fábrica varios grados.

Jimena se quedó paralizada al ver al recién llegado.

Había escuchado rumores de que alguien vendría a rescatarla, pero nunca imaginó que sería Hernán.

Los matones, intimidados por la presencia de Hernán, sintieron cómo las piernas les temblaban.

Paco le propinó una patada a uno de ellos, quien cayó de rodillas al suelo.

Paco escupió con desdén: —¡Qué cobardes, se asustan por esto!

Mientras lo decía, levantó nuevamente a Jimena en sus brazos, agarrándola fuertemente del cuello y levantándola en el aire.

El rostro de Hernán cambió repentinamente.

Jimena no emitió ni un sonido, manteniendo una mirada fría y concentrando sus fuerzas. Si no fuera por el agotamiento temporal de su energía, Paco probablemente ya no estaría vivo.

Paco miró a Hernán con desprecio y se rio fríamente.

—¿Me ordenas tú? Si te atreves a acercarte, voy a matar a esta mujer ahora mismo.

Hernán detuvo bruscamente sus pasos.
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