Capítulo 156
Dominar el francés lo suficiente como para traducir contratos comerciales no es algo que se pueda lograr en pocos años. Pero en estos tres años, ella nunca lo había mostrado, y ahora lo estaba haciendo frente a otras personas...

¿Cuántas cosas más habrá sobre ella que él no conozca?

Rubén exclamó asombrado: —¡No puedo creer que la ayuda que trajo Daniel sea la esposa del señor! ¡Qué coincidencia!

Al terminar de hablar, volteó la cabeza.

Hernán frunció el ceño, mirando fijamente a las dos personas dentro de la habitación.

Rubén tragó saliva en silencio.

No era de extrañar que sintiera un escalofrío en la espalda antes. La presión que ejerce el señor era bastante intensa. ¿Podría ser que estuviera celoso?

Jimena estaba ocupada traduciendo y no se dio cuenta de que había dos personas afuera de la habitación. Daniel, por su parte, la observaba y ocasionalmente lanzaba elogios.

—Señorita Jimena, ¡eres increíble! Por tu acento, ¿no eres de Esmeralda? ¿Estás aquí de viaje de negocios? ¿Cuánto
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