[Perspectiva de Nicholas]Mis párpados se abrieron más de la cuenta. El ser que tenía delante de mis ojos era por mucho el más valiente con el que me había cruzado. Nadie se había atrevido a hacerme una pregunta semejante por mi aspecto imponente y la verdad, lo prefería así.Lo hacía, porque en ese momento las imágenes violentas que había tenido retenidas en mi psique ahora volvieron y me golpearon con fuerza. Miré la mesa con fijeza y al mismo tiempo, no estaba viendo nada más que a mis recuerdos. Oí el sonido de la explosión, luego el griterío que me despertó, los paramédicos vomitando. A mi compañero... destruido. —No es algo que le incumba —contesté, quizá más arisco de lo que había pretendido.La señorita me incomodaba. Era charlatana incluso cuando no quería serlo, tenía problemas y era evidente que yo no le agradaba para nada. Sin embargo, ahí estaba. Apretó los labios en una línea recta y asintió con la cabeza. Por alguna razón, sus mejillas se pusieron rojas.—¿Por qué l
[Perspectiva de Nerea Grayson]Comprender a Nicholas Wilde era complejo para mí. Lo usual considerando que lo conocí hace apenas unos días. Pero entonces, tenerlo tan cerca de mí invadiendo mi espacio personal de manera impulsiva y congelándose de la misma manera en que lo hice yo tras ser consciente de nuestra cercanía, sin duda tenía que ser incomprensible para cualquiera.—¿Está bien señor Wilde? —inquirí con las leves fuerzas que aún poseía, a pesar de lo rojo de mi rostro.Lo detestaba, era tan indiferente y a menudo grosero,que se convertía en lo que yo consideraba lo opuesto al tipo de persona que realmente disfrutaba conocer. No me agradaba. Mas eso no era ni siquiera lo peor que podía tener, no. Lo más catastrófico de todo era que, incluso con esa personalidad, no podía sacar de mi cabeza la sensación que tuve tras despertar luego de haber soñado con él. Estaba loca. Definitivamente.Estiré mi mano y tomé el pañuelo que sostenía para limpiarme y lo hice yo en su lugar.—Graci
[Perspectiva de Nicholas Wilde]—Muchas gracias. Buenas noches —saludé al chófer. Salí del auto y vi la casa. Las luces estaban encendidas todavía. Suspiré con alivio. La niñera seguía ahí, ya que de lo contrario, todo estaría apagado y tanto Olivia como Agatha estarían durmiendo. Abrí la puerta.El departamento que alquilamos no era ni de cerca como la casa en la que vivía la querida señorita Nerea. Por eso su perspectiva estaba distorsionada por su manera de vivir. Quizás para ella el dinero no lo era todo. Para mí, era una de las cosas más importantes y que necesitaba con urgencia. Era una buena fortuna el hecho de que Caleb fuera generoso, más de lo que correspondía en cuanto a mí salario. Pagaba el doble. Me saqué los zapatos, porque sé cuánto detesta Agatha que entre con ellos. Acomodo mi cabello, aflojo mi corbata y dejo mi maletín junto a los zapatos. Voy hacia la sala. Las tres, Agatha y Mía, la niñera, estaban sentadas viendo televisión en el sofá envueltas en una manta
[Perspectiva de Nicholas].No necesité voltear a mis espaldas para saber que mi ex esposa estaba con el ceño fruncido y escuchando la conversación. Llevé mi mano al puente de mi nariz.—Nerea. Es tarde. Sí, soy yo, Nicholas. —Apreté los labios en línea recta. No debía haber ningún tipo de acercamiento entre nosotros. Ni siquiera tutearnos—. El señor Wilde —me corregí—. Mañana por la mañana le entregaré el teléfono. Tal parece que hubo una confusión entre todo el conflicto que hemos tenido.Reprimí una sonrisa ante la imagen de ella nerviosa por haber extraviado su celular. Era inevitable conociendo su comportamiento.Nerea era un ser nervioso por naturaleza. Podría decirse que un poco opuesta a mi persona. La oí tomar aire.—Lo lamento, mucho, Nicho... Señor Wilde —se retractó con rapidez—. Entiendo. Lo espero mañana por la mañana. Que descanse. Adiós.No esperó respuesta alguna de mi parte, sino que en su lugar cortó la llamada. Bajé el celular y negué con la cabeza.—No es lo que c
[Perspectiva de Nerea]Por más que me esforzara para no sentirme vacía, había algo en mí, muy en lo profundo que no me permitía sentirme de una manera distinta a esa. Lo que sea que tuve antes del incidente, no tardé en perderlo luego. A lo único que me aferraba era a James, cuyo vínculo desde hacía dos años había consistido en el corte final de una relación que para mí lo había sido todo.Me desperté una vez más sudada y con el corazón resonando, pese a que sabía que en realidad solo resonaba en mi interior, no era capaz de escucharse realmente. Tapé mi rostro con ambas manos y solté el aire que parecía haber retenido mientras dormía y soñaba con mi guardia de seguridad. ¿Por qué me atraía alguien cínico, amargado y (sobre todo) casado? Pero eso no era lo que más me daba miedo, sino el hecho de que esa mañana fue diferente a las que había tenido los últimos dos años. No hubo vacío, sino una increíble sensación de deseo que cosquilleó mi vientre y su zona más baja. Estaba mal.Me duch
[Perspectiva de Nerea]Tenía que decir algo, pero no era capaz de pronunciar nada en el resto del trayecto. ¿A qué se refería con eso? ¿A que sí era una buena persona con responsabilidad afectiva que no me trataría de manera tan… ligera luego de haber vivido un trauma?Gracias a Dios tenía maquillaje de rubor, de otra manera, ver cómo el rojo llenaba mis mejillas sería demasiado sencillo. Tampoco habló. Supongo que sonó peor de lo que en realidad era y él mismo se dio cuenta. Lo miré de reojo. Se dedicó a fijarse en el paisaje.El auto frenó y sentí que la tensión en mi cuerpo en gran parte desapareció. Abrí la puerta para escapar de ahí. No podía desear a alguien casado, estaba mal. Yo misma debería saberlo. No era lo que mis hormonas pensaban. El edificio se imponía delante de nosotros, tan alto que creaba sombra en el estacionamiento. Si estuviera Caleb, aún seguiría con anteojos. Gracias al cielo que no. De solo imaginar el escándalo que podría ocasionar tras ver a James, ya me
[Perspectiva de Nerea]—Voy a llegar tarde, voy a llegar tarde.Murmuré mientras metía las cosas para escribir y leer tan rápido como podía.Era el día siguiente después del divorcio y ya sentía que eso había consumido el resto de la energía que tenía para toda la semana, lo cual explicaba por qué tenía la sensación de que todo se me estaba viniendo encima. Incluida esa parte que no quería admitir: la universidad. Había estado faltando a clases mientras me estaba adaptando al entorno laboral y bueno, me había decidido a volver con firmeza.Tenía clases de Economía por la mañana. Había un coche esperándome, pero no era el chófer de siempre, ya que ese se había ido un rato atrás con mi hermano hacia el trabajo. De hecho, justo en el momento en que Caleb puso un pie fuera de la casa, dejó caer la bomba de que Nicholas sería el que me llevaría a mis clases ese día. Probablemente también el resto de ellos. No era como si mi hermano pudiera dejar atrás todo lo que pasó y no lo culpaba. Ni s
[Perspectiva de Nicholas]Miré por encima de mi hombro a la mujer, a quien se le escapó una risa. Noté que se abrochaba el cinturón y negó con una sonrisa que era de todo menos alegre.—Bien. Lamento no haberte enviado un mensaje. Creí que ibas a esperarme y ya.—Como tu guardia de seguridad, lo mínimo que necesito saber es que estás bien. ¿Crees que me gusta trabajar atendiendo a una chica rica? ¿Después de trabajar en el ejército? Entiendo que te sientas avergonzada, yo también lo estaría, creéme. No me gustaría tener un guardia que me pisa los talones y tiene la mitad de la cara quemada, seguro asustaría a tus amigos o lo que sea.Elevó una ceja.—¿Qué? No me avergüenza, pero no tienes derecho a reclamar y saber dónde estaba. Si esto no te gusta, pues renuncia. —Se acomodó el cabello y desvió la mirada para evitar la mía, hacía la ventana.—Esto no termina aquí, Nerea. Vamos a hablar de esto. No voy a renunciar, es mi trabajo, es para llevar comida a mi casa. Como sea, no puedes des