[Perspectiva de Nicholas].No necesité voltear a mis espaldas para saber que mi ex esposa estaba con el ceño fruncido y escuchando la conversación. Llevé mi mano al puente de mi nariz.—Nerea. Es tarde. Sí, soy yo, Nicholas. —Apreté los labios en línea recta. No debía haber ningún tipo de acercamiento entre nosotros. Ni siquiera tutearnos—. El señor Wilde —me corregí—. Mañana por la mañana le entregaré el teléfono. Tal parece que hubo una confusión entre todo el conflicto que hemos tenido.Reprimí una sonrisa ante la imagen de ella nerviosa por haber extraviado su celular. Era inevitable conociendo su comportamiento.Nerea era un ser nervioso por naturaleza. Podría decirse que un poco opuesta a mi persona. La oí tomar aire.—Lo lamento, mucho, Nicho... Señor Wilde —se retractó con rapidez—. Entiendo. Lo espero mañana por la mañana. Que descanse. Adiós.No esperó respuesta alguna de mi parte, sino que en su lugar cortó la llamada. Bajé el celular y negué con la cabeza.—No es lo que c
[Perspectiva de Nerea]Por más que me esforzara para no sentirme vacía, había algo en mí, muy en lo profundo que no me permitía sentirme de una manera distinta a esa. Lo que sea que tuve antes del incidente, no tardé en perderlo luego. A lo único que me aferraba era a James, cuyo vínculo desde hacía dos años había consistido en el corte final de una relación que para mí lo había sido todo.Me desperté una vez más sudada y con el corazón resonando, pese a que sabía que en realidad solo resonaba en mi interior, no era capaz de escucharse realmente. Tapé mi rostro con ambas manos y solté el aire que parecía haber retenido mientras dormía y soñaba con mi guardia de seguridad. ¿Por qué me atraía alguien cínico, amargado y (sobre todo) casado? Pero eso no era lo que más me daba miedo, sino el hecho de que esa mañana fue diferente a las que había tenido los últimos dos años. No hubo vacío, sino una increíble sensación de deseo que cosquilleó mi vientre y su zona más baja. Estaba mal.Me duch
[Perspectiva de Nerea]Tenía que decir algo, pero no era capaz de pronunciar nada en el resto del trayecto. ¿A qué se refería con eso? ¿A que sí era una buena persona con responsabilidad afectiva que no me trataría de manera tan… ligera luego de haber vivido un trauma?Gracias a Dios tenía maquillaje de rubor, de otra manera, ver cómo el rojo llenaba mis mejillas sería demasiado sencillo. Tampoco habló. Supongo que sonó peor de lo que en realidad era y él mismo se dio cuenta. Lo miré de reojo. Se dedicó a fijarse en el paisaje.El auto frenó y sentí que la tensión en mi cuerpo en gran parte desapareció. Abrí la puerta para escapar de ahí. No podía desear a alguien casado, estaba mal. Yo misma debería saberlo. No era lo que mis hormonas pensaban. El edificio se imponía delante de nosotros, tan alto que creaba sombra en el estacionamiento. Si estuviera Caleb, aún seguiría con anteojos. Gracias al cielo que no. De solo imaginar el escándalo que podría ocasionar tras ver a James, ya me
[Perspectiva de Nerea]—Voy a llegar tarde, voy a llegar tarde.Murmuré mientras metía las cosas para escribir y leer tan rápido como podía.Era el día siguiente después del divorcio y ya sentía que eso había consumido el resto de la energía que tenía para toda la semana, lo cual explicaba por qué tenía la sensación de que todo se me estaba viniendo encima. Incluida esa parte que no quería admitir: la universidad. Había estado faltando a clases mientras me estaba adaptando al entorno laboral y bueno, me había decidido a volver con firmeza.Tenía clases de Economía por la mañana. Había un coche esperándome, pero no era el chófer de siempre, ya que ese se había ido un rato atrás con mi hermano hacia el trabajo. De hecho, justo en el momento en que Caleb puso un pie fuera de la casa, dejó caer la bomba de que Nicholas sería el que me llevaría a mis clases ese día. Probablemente también el resto de ellos. No era como si mi hermano pudiera dejar atrás todo lo que pasó y no lo culpaba. Ni s
[Perspectiva de Nicholas]Miré por encima de mi hombro a la mujer, a quien se le escapó una risa. Noté que se abrochaba el cinturón y negó con una sonrisa que era de todo menos alegre.—Bien. Lamento no haberte enviado un mensaje. Creí que ibas a esperarme y ya.—Como tu guardia de seguridad, lo mínimo que necesito saber es que estás bien. ¿Crees que me gusta trabajar atendiendo a una chica rica? ¿Después de trabajar en el ejército? Entiendo que te sientas avergonzada, yo también lo estaría, creéme. No me gustaría tener un guardia que me pisa los talones y tiene la mitad de la cara quemada, seguro asustaría a tus amigos o lo que sea.Elevó una ceja.—¿Qué? No me avergüenza, pero no tienes derecho a reclamar y saber dónde estaba. Si esto no te gusta, pues renuncia. —Se acomodó el cabello y desvió la mirada para evitar la mía, hacía la ventana.—Esto no termina aquí, Nerea. Vamos a hablar de esto. No voy a renunciar, es mi trabajo, es para llevar comida a mi casa. Como sea, no puedes des
[Perspectiva de Nerea]—¿Que hiciste qué? —Por más que quisiera disimularlo, el tono de sorpresa en Clara era bastante notable. También había dejado con bastante fuerza la taza de café sobre la mesa de la cafetería. En cualquier momento, el local nos prohibiría el paso, ya había roto una taza por mi propia cuenta la vez que vine junto a Nicholas para hablar con James y su novia.Miré mi bebida caliente y luego a ella. No hubo mucho que decir. Me encogí de hombros.—Bueno... —La vi tomar aire y suavizar la mirada, paciente—Me parece bien, bastante, de hecho, que hayas decidido esto por tu propia cuenta. Lo que me parece una idea terrible es involucrar a tu guardia personal en esto. Él es...—Ya sé. —Tapé mi rostro con ambas manos y con las palmas de la misma ahogué un grito—. ¿Estuve mal, verdad?Soltó una risa en voz baja.—No tanto, solo eres demasiado impulsiva y no me parece mala idea, no tanto, pedirle ayuda a alguien que entrenó para eso gran parte de su vida. Digo, es un ex sold
[Perspectiva de Nicholas]Cuando terminó el día, luego de dejar a Nerea en su casa, fui directamente a la mía. Desde que fui contratado por el propio dueño de una de las empresas mejor pagas del país, el seguro del hospital había cambiado y los gastos médicos se redujeron notoriamente. Esa fue mi oportunidad, las ganancias eran suficientes como para poder empezar a buscar una casa mucho más grande y mejor. Agatha y Olivia se lo merecían.Abrí la puerta y me extrañó el silencio que invadía a la casa. Ni siquiera el sonido de la televisión se dignaba a sonar y eso era mucho decir, pues siempre estaban viendo películas. Agatha era una especie de amante del cine de los ochenta. Extrañaba ver películas con ella de esa manera. Dejé el saco colgado en la entrada y estaba a punto de subir cuando escuché carcajadas afuera, en el patio trasero. Caminé por el pasillo que daba hacia la parte de atrás y abrí la puerta. Agatha estaba en su silla de ruedas con una sonrisa de oreja a oreja carcaj
[Perspectiva de Nerea]Fue imposible para mí explicar lo que sentí cuando la mano firme de Nicholas se enredó en mi cabello o cuando me encontré con su mirada seria y concentrada en mi rostro. Estábamos demasiado cerca, tanto que sentí que en algún momento no éramos tan opuestos. Quizá. De repente, no hubo nada más que nuestros latidos. Miré su boca, ya no podía ocultar lo mucho que lo deseaba y tampoco disimular lo mucho que me gustó que me sostuviera en sus brazos. Sus labios contra mí. Yo contra la pared y apegada a él. El beso prácticamente se estaba descontrolando. Me sostuvo de los muslos, mis piernas rodearon sus caderas y sus labios parecían querer devorarme, al igual que mi boca a la suya. Una competencia de dominio o un juego placentero en el que su cuerpo cada vez se pegaba aún más al mío. Apenas dejábamos lugar para la respiración, claro que no pensamos con claridad lo que estaba pasando.Me aferré con una mano a su espalda y la otra rodeó su cuello. Se apartó de mi boc