23. Rescatar a Gia

Sebastian

¡Maldición!

La línea se cortó del otro lado antes de que Gia pudiese decirme donde estaba. Sabía que estaba en peligro, así que no debía perder tiempo para encontrarla. Se lo había prometido a Mauro y se lo había prometido a ella, debía cumplir mi palabra.

—Giuilio. —Saludé de inmediato porque la situación carecía de tiempo.

Sabía que podría proporcionarme la información que necesitaba, llamarle había sido la única alternativa que tenía para un momento como ese.

—Mancini… —Dormía. Lo supe por la forma en bostezo con la que descolgó la llamada.

—Espabila, necesito que rastrees un número de teléfono, pero para ayer. —Ordené sabiendo que se pondría en marcha de inmediato y le proporcioné e

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