—¿Crees que estoy bromeando?

Lucía dio un paso hacia adelante, mirando fijamente a la jefa del departamento de diseño con una sonrisa irónica.

—¿No lo es?

Ante el interrogatorio directo de Lucía, la mujer no pudo ocultar su incomodidad, así que optó por cambiar de tema.

—Por cierto, directora González, recuerdo muy bien que te dieron permiso para siete días de vacaciones, pero estuviste en Tierralta casi medio mes sin notificarlo. ¿Qué pasó? ¿Te has estado divirtiendo por tu cuenta? Incluso así seas hija del presidente, no puedes ignorar las reglas de la empresa.

La mujer la miró con malicia, como si hubiera encontrado algo que la comprometiera.

—Es cierto que en la cima no caben dos. Cometí un grave error al confiar en ti.

Lucía negó con la cabeza y luego agarró con fuerza el mentón de la mujer:

—Te confié tanto y ahora me apuñalas por la espalda. ¿Cómo debería tratar contigo ahora?

La voz de Lucía sonaba muy fría, pero para la jefa del departamento de diseño resonaba como la de un v