Maximiliano escuchó la puerta del comedor, cerrarse, negó ante su actitud al pensar en que siquiera había pensado en que sus hijos podrían haber entrado en aquel comedor. Le preocupaba lo fácil que había sido dejarse llevar y lo increíblemente frustrante que había sido detenerse.Hanna tragó mientras abanicaba ligeramente su frente, miró al hombre aún apoyado sobre la mesa, dándole la espalda y trató de tocarlo. Sin embargo, este se lo impidió. Maximiliano se volteó para tomar la mano de Tiffany con una mirada de molestia que descolocó a la mujer frente a él.— Maximiliano yo…— Hanna tragó antes de tratar de encontrar las palabras correctas — esto que sucedió fue solo…— No digas nada, Tiffany — el hombre la miró después de unos minutos —. Yo lo inicié y solo estaba comprobando un par de dudas personales — pasó una mano por su rostro —. Cenemos, debo irme a trabajar toda la noche.— ¿Qué?, no vendrás a la cama hoy — Hanna cubrió su boca ante como sonó aquella pregunta —quiero decir, n
Maximiliano vio a su esposa irrumpir en su oficina sin siquiera avisar, se puso en pie cuando la vio y trató de no sentirse feliz de verla después de haber pasado toda la noche lejos de ella. La mujer, algo angustiada, ni siquiera lo saludó realmente.Se dejó caer en la cómoda butaca frente a su escritorio y llevó una mano a su pecho mientras visiblemente trataba de calmarse. Maximiliano se movió hacia el minibar oculto en su oficina, tomó una botella de agua de dicho lugar. La entregó a Tiffany después de abrirla y esta la tomó con manos temblorosas.— ¿Estás bien? — cuestionó Maximiliano — ¿Debería pedir que te lleven al doctor?— No, no, yo… Yo estoy bien — Hanna sintió que se sentía más segura — es solo que… El ascensor se detuvo cinco minutos y… Me asusté.Hanna sabía que las cosas podrían complicarse. Ahora que Jerry sabía que Hanna estaba en la ciudad, probablemente lo alejaría de ella. La chica se dijo que solo debía ser paciente, así que recordó el otro motivo por el que habí
La música y las animadoras hicieron que el partido fuera más ameno, Maximiliano disfrutó como hacía tiempo no sucedía de las actividades de su hijo. Tomó en brazos a Leila cuando la niña comenzó a sentirse un poco somnolienta e incluso agradeció cuando Tiffany le trajo una gaseosa para beber.Aquella, su esposa le intrigó aún más cuando al acabar el partido corrió con prisas entre las gradas para llegar hasta Liam. Lo besó en la mejilla sin siquiera importarle el sudor y Maximiliano solo pudo observar en silencio como le animaba.Tiffany odiaba a las personas sudorosas. Tiffany odiaba la mayoría de las cosas que sucedían fuera de su control, así que Maximiliano no podía creer lo que estaba viendo. Se acercó a su hijo cuando salió de sus pensamientos, acarició la cabeza de su hijo mientras su esposa se encargaba de cargar a Leila.— Viste papá, metí dos goles hoy — Liam habló emocionado —. ¿Estuve bien, mamá?— Estuviste estupendo mi niño — concordó Hanna antes de subir al auto de Maxi
Estaba nerviosa, Hanna terminó de lavar sus dientes antes de salir del baño con incomodidad. Él, ligeramente acostado en la cama donde ella estaría en un par de minutos, no alzó la vista de su libro, así que la chica se decepcionó un poco, aunque no debía sentirse de aquella manera, seguía siendo incorrecto sentir algo por aquel hombre.Maximiliano supo el momento exacto en que su esposa salió del baño, hizo todo lo que pudo para no alejar la vista de aquel absurdo libro de economía que ni siquiera le interesaba en realidad. La chica a su lado carraspeo antes de hablarle con dudas.— Quiero agradecerte por ir conmigo al partido de Liam.— No me dice muchas opciones — comentó pasando la hoja de su libro solo para no parecer un tonto — además, es mi hijo, no necesitas darme las gracias, he cuidado de él todos estos años a diferencia de alguien más.— ¿Vas a seguir con eso? — Hanna negó —. La verdad es que no te entiendo, Maximiliano. Dices que empezaremos de nuevo como te propuse, me be
— ¿Está todo en orden señor? — el abogado miró hacia Maximiliano mientras le entregaba un par de documentos — ¿Por qué me pidió entregarle los documentos del divorcio?, ¿necesita cambiar alguna cosa?— No quiero cambiar nada, es solo que… He decidido darle un tiempo a mi esposa, así que los guardaré personalmente.— Como usted prefiera — el hombre respondió antes de entregarle otra carpeta — estos son los documentos de la última transacción y también los nombres de los abogados que están en la alcaldía que su suegro me pidió.— ¿Le ha dicho a mi suegro sobre el divorcio?— Por supuesto que no, ese asunto es confidencial señor Maximiliano, ahora me marcho — dijo — espero tenga un buen día.Maximiliano quiso decirle lo mismo, sin embargo, no fue capaz. Su cabeza estaba completamente loca debido a las cosas que estaban pasando en su vida. El hombre bajó la vista a los documentos de divorcio que tanto tiempo se había tardado en preparar y que ahora estaban a punto de terminar en un cajón
Tres meses despuésHanna se despertó con una sonrisa en sus labios, se movió entre las sábanas de la cama con aquel agradable sentimiento que había comenzado a bailar alrededor de ella y lo que estaba viviendo con Maximiliano. Las cosas se volvían cada vez más calmadas, así que ella solo se atormentaba con una cosa.¿Qué le diría a Maximiliano?¡Cómo podría decirle la verdad!¡Debía hacerlo!La mujer bajó de la cama mientras checaba su móvil, checó los correos sin realmente tener que hacerlo, pero ella se había acostumbrado hacerlo debido a los pagos del hospital de la que ahora sabía era su hermana.La chica había agradecido que los padres de Tiffany no viniesen ni siquiera la llamasen, pero ella comprendía el motivo. Maximiliano había hecho exactamente lo que Anderson, el padre que ella hubiese preferido, no conocer.La mujer suspiró cuando no vio nada importante en el correo, dejó el móvil sobre la mesa después de tomar su ropa y se metió a la ducha con una sonrisa. Dentro de un pa
Maximiliano acarició el rostro de la mujer a su lado, sus dedos se deslizaron por la suave piel de sus brazos mientras sonreía ligeramente ante lo agradable que se sentía todo aquello a pesar de las cosas que estaban sucediendo entre ellas.La mujer acostada en la cama se despertó, le dio una pequeña sonrisa a Maximiliano y pudo ver esa dulzura en sus ojos, una dulzura que lo tenía cautivado. La chica dejó de sonreír cuando notó que el sol se había tornado completamente naranja para dar la despedida al día.— ¿Qué hora es? — dijo el hombre con preocupación — los niños, se suponía que iría por ellos al cole…La mujer no pudo terminar la frase, el hombre a su lado la hizo recostarse una vez más sobre el mullido colchón de aquella inmensa cama y besó pícaramente la comisura de los labios de Hanna, la chica sonrió antes de ser besada una vez más por aquel hombre encantador que tenía completamente cautivado a su corazón.— Le pedí al chofer que fuera por ellos — dijo Maximiliano —. También
— Bien, he tenido suficiente de ti, estoy quedándome en este hotel, así que no vengas más aquí y mantén a mi marido alejado también — Hanna miró a Tiffany con el corazón desbocado por el miedo.— Tiffany tengo que decirte algo — Hanna tomó la mano de la mujer — descubrí que tu padre es…— ¿Un bastardo? — la mujer se soltó del brazo de Hanna — supongo que hiciste algo mal, pero no es mi asunto y no me interesa nada de lo que digas — respondió — ahora vete a casa — la mujer alzó un dedo — pero no olvides que Maximiliano es mi marido, no me importa si te revuelcas con él, pero no sueñes con quedártelo, ese imbécil es lo único que hace que mi padre me dé dinero.Hanna no pudo decir nada, la mujer salió de la habitación después de decir aquello, mientras ella sentía que sus piernas cedían ante aquel encuentro. Aquel miedo que había dejado de importarle un poco estaba de vuelta y más ahora que sabía que Tiffany, su hermana, la mujer que suplantaba, estaba en la misma ciudad.Maximiliano fru