La música y las animadoras hicieron que el partido fuera más ameno, Maximiliano disfrutó como hacía tiempo no sucedía de las actividades de su hijo. Tomó en brazos a Leila cuando la niña comenzó a sentirse un poco somnolienta e incluso agradeció cuando Tiffany le trajo una gaseosa para beber.Aquella, su esposa le intrigó aún más cuando al acabar el partido corrió con prisas entre las gradas para llegar hasta Liam. Lo besó en la mejilla sin siquiera importarle el sudor y Maximiliano solo pudo observar en silencio como le animaba.Tiffany odiaba a las personas sudorosas. Tiffany odiaba la mayoría de las cosas que sucedían fuera de su control, así que Maximiliano no podía creer lo que estaba viendo. Se acercó a su hijo cuando salió de sus pensamientos, acarició la cabeza de su hijo mientras su esposa se encargaba de cargar a Leila.— Viste papá, metí dos goles hoy — Liam habló emocionado —. ¿Estuve bien, mamá?— Estuviste estupendo mi niño — concordó Hanna antes de subir al auto de Maxi
Estaba nerviosa, Hanna terminó de lavar sus dientes antes de salir del baño con incomodidad. Él, ligeramente acostado en la cama donde ella estaría en un par de minutos, no alzó la vista de su libro, así que la chica se decepcionó un poco, aunque no debía sentirse de aquella manera, seguía siendo incorrecto sentir algo por aquel hombre.Maximiliano supo el momento exacto en que su esposa salió del baño, hizo todo lo que pudo para no alejar la vista de aquel absurdo libro de economía que ni siquiera le interesaba en realidad. La chica a su lado carraspeo antes de hablarle con dudas.— Quiero agradecerte por ir conmigo al partido de Liam.— No me dice muchas opciones — comentó pasando la hoja de su libro solo para no parecer un tonto — además, es mi hijo, no necesitas darme las gracias, he cuidado de él todos estos años a diferencia de alguien más.— ¿Vas a seguir con eso? — Hanna negó —. La verdad es que no te entiendo, Maximiliano. Dices que empezaremos de nuevo como te propuse, me be
— ¿Está todo en orden señor? — el abogado miró hacia Maximiliano mientras le entregaba un par de documentos — ¿Por qué me pidió entregarle los documentos del divorcio?, ¿necesita cambiar alguna cosa?— No quiero cambiar nada, es solo que… He decidido darle un tiempo a mi esposa, así que los guardaré personalmente.— Como usted prefiera — el hombre respondió antes de entregarle otra carpeta — estos son los documentos de la última transacción y también los nombres de los abogados que están en la alcaldía que su suegro me pidió.— ¿Le ha dicho a mi suegro sobre el divorcio?— Por supuesto que no, ese asunto es confidencial señor Maximiliano, ahora me marcho — dijo — espero tenga un buen día.Maximiliano quiso decirle lo mismo, sin embargo, no fue capaz. Su cabeza estaba completamente loca debido a las cosas que estaban pasando en su vida. El hombre bajó la vista a los documentos de divorcio que tanto tiempo se había tardado en preparar y que ahora estaban a punto de terminar en un cajón
Tres meses despuésHanna se despertó con una sonrisa en sus labios, se movió entre las sábanas de la cama con aquel agradable sentimiento que había comenzado a bailar alrededor de ella y lo que estaba viviendo con Maximiliano. Las cosas se volvían cada vez más calmadas, así que ella solo se atormentaba con una cosa.¿Qué le diría a Maximiliano?¡Cómo podría decirle la verdad!¡Debía hacerlo!La mujer bajó de la cama mientras checaba su móvil, checó los correos sin realmente tener que hacerlo, pero ella se había acostumbrado hacerlo debido a los pagos del hospital de la que ahora sabía era su hermana.La chica había agradecido que los padres de Tiffany no viniesen ni siquiera la llamasen, pero ella comprendía el motivo. Maximiliano había hecho exactamente lo que Anderson, el padre que ella hubiese preferido, no conocer.La mujer suspiró cuando no vio nada importante en el correo, dejó el móvil sobre la mesa después de tomar su ropa y se metió a la ducha con una sonrisa. Dentro de un pa
Maximiliano acarició el rostro de la mujer a su lado, sus dedos se deslizaron por la suave piel de sus brazos mientras sonreía ligeramente ante lo agradable que se sentía todo aquello a pesar de las cosas que estaban sucediendo entre ellas.La mujer acostada en la cama se despertó, le dio una pequeña sonrisa a Maximiliano y pudo ver esa dulzura en sus ojos, una dulzura que lo tenía cautivado. La chica dejó de sonreír cuando notó que el sol se había tornado completamente naranja para dar la despedida al día.— ¿Qué hora es? — dijo el hombre con preocupación — los niños, se suponía que iría por ellos al cole…La mujer no pudo terminar la frase, el hombre a su lado la hizo recostarse una vez más sobre el mullido colchón de aquella inmensa cama y besó pícaramente la comisura de los labios de Hanna, la chica sonrió antes de ser besada una vez más por aquel hombre encantador que tenía completamente cautivado a su corazón.— Le pedí al chofer que fuera por ellos — dijo Maximiliano —. También
— Bien, he tenido suficiente de ti, estoy quedándome en este hotel, así que no vengas más aquí y mantén a mi marido alejado también — Hanna miró a Tiffany con el corazón desbocado por el miedo.— Tiffany tengo que decirte algo — Hanna tomó la mano de la mujer — descubrí que tu padre es…— ¿Un bastardo? — la mujer se soltó del brazo de Hanna — supongo que hiciste algo mal, pero no es mi asunto y no me interesa nada de lo que digas — respondió — ahora vete a casa — la mujer alzó un dedo — pero no olvides que Maximiliano es mi marido, no me importa si te revuelcas con él, pero no sueñes con quedártelo, ese imbécil es lo único que hace que mi padre me dé dinero.Hanna no pudo decir nada, la mujer salió de la habitación después de decir aquello, mientras ella sentía que sus piernas cedían ante aquel encuentro. Aquel miedo que había dejado de importarle un poco estaba de vuelta y más ahora que sabía que Tiffany, su hermana, la mujer que suplantaba, estaba en la misma ciudad.Maximiliano fru
— ¿Tiene algo nuevo?El hombre frente a Maximiliano le entregó la carpeta que llevaba entregándole desde hacía tres semanas. El detective también le mostró las fotografías que había tomado en las últimas semanas.— Al parecer, su esposa ha terminado sus visitas al colegio del niño que solía ver — explicó el hombre —. De hecho, los movimientos de su esposa han sido solo para recoger a los chicos en su colegio y las visitas al bufete de abogado que he mencionado.— ¿Sabes por qué no ha podido ver al niño?— Al parecer el padre del chico lo sacó del colegio, de hecho, está siendo transferido al mismo colegio que sus hijos.— ¿Al colegio de mis hijos?— Ese hombre que es el padre del chico está teniendo una relación con una de las maestras del colegio.— El mundo, sin duda, es un pañuelo.Comentó Maximiliano mientras miraba el informe frente a ella. No quería decirle nada más al investigador, así que simplemente despidió al hombre mientras ojeaba la información que había pedido de Hanna R
— ¡Eso está muy bien Hanna! — la mujer que supervisaba a las chicas en aquel pequeño salón felicitó a la mujer — aunque debes tener más cuidado con las puntas.La mujer miró hacia la peluca sintética a la que le había realizado su tercer corte del día y sonrió. Tomó en consideración lo que le había dicho la mujer. Hanna se sentía feliz, las últimas semanas habían estado en calmaLa angustia había amainado, ya que no sabía absolutamente nada de Tiffany y aquello le agradaba, al menos lo suficiente como para que ella fuera capaz de disfrutar de las pequeñas cosas que estaba consiguiendo. No fue fácil encontrar una profesión que pudiera ejercer en corto tiempo, pero resultó que aquel curso de estilismo le encantaba.La mujer se concentró en lo que hacía mientras pensaba en que en un par de horas más terminaría en casa, con el hombre que amaba a punto de disfrutar un poco más de ese corto tiempo que le quedaba cerca de Maximiliano.La chica tragó al pensar en que ya estaba siendo hora de