Maximiliano siguió a Hanna hasta el hotel donde había visto a Tiffany la última vez, notó el comportamiento extraño de su mujer a medida que avanzaba por el lobby de aquel Lugar y Maximiliano quiso, pero realmente no pudo esperar más así que cuando Hanna subió con prisas al elevador el hombre miró el número al que subiría para tomar el elevador privado justo al lado.Hanna tembló mientras se aferraba a aquel bolso lleno de dinero que, de una forma u otra, debía admitir, había robado. Sabía que en el momento de explicar tendría como explicar por qué lo había tomado; sin embargo, seguía siendo dinero, un dinero que había robado, ella. Que jamás en su vida había robado una sola cosa.Hanna bajó del elevador en el piso seis, caminó decididamente con la mirada fija en el cuarto suite al final de aquel pasillo, pero antes de que atravesase por completo aquel lugar fue tomada por alguien y empujada dentro del área de las escaleras.¡Alguien iba a robarle!Pensó la chica mientras se aferraba
Tiffany abrió la puerta de su habitación con una copa en sus manos y un diminuto vestido de satén que no era otra cosa que ropa de cama. Hanna miró furtivamente hasta las puertas cerradas del elevador antes de entrar con prisas hacia dicho cuarto.La mujer notó el desordenado lugar mientras dos sujetos a medio vestir salían con prisas hacia el pasillo. La mujer se burló del rostro incrédulo de aquella estúpida que había contratado para engañar al inepto de Maximiliano, se dejó caer en uno de los cómodos sofás de aquella habitación y habló con aburrimiento.— Pensé que vendrías mañana — Tiffany encendió un cigarrillo — ¿Qué te hizo cambiar de opinión?— Quiero hablar — Hanna dijo tragando con fuerzas —. Quiero saber qué va a suceder con Maximiliano ahora que has dicho que vas a regresar como vas a hacerlo, quiero saber cuáles son tus plan…— No necesito decirte nada — respondió — cuando quiera volver te irás y punto.— Pero Maximiliano — Hanna la miró —, ¿cuánto crees que tardará en da
— ¿Fueron entregadas? — preguntó Maximiliano al hombre al otro lado del teléfono mientras miraba a la sala donde todos aquellos hombres trajeados esperaban por él.— Sí, señor, las fotos fueron subidas al sitio web de profesores, también las enviamos al correo de diez de los padres más influyentes, oh, y al rector — le informaron —, no hay forma de que ese hombre salga de esta limpio.— Excelente, transferiré el dinero en diez minutos — concluyó antes de finalizar por completo la llamada.Maximiliano superó una vez más, vio a Anderson sentado en la sala con el resto de hombres y aquella situación no le desagradó más porque no había manera. Él no sabía de política realmente, pero algo era obvio, no había forma de que aquellas personas fuesen buenas y honradas si se llevaban tan bien con Anderson.El hombre caminó dentro de la sala cuando no le quedó más remedio y carraspeó antes de sentarse una vez más en su silla a la cabeza de la mesa. Su seguro sonrió mientras hablaba con una mano t
— ¡Te voy a matar, Hanna! — fueron las primeras palabras de Henry — ¡maldita hija de puta!— No sé de qué hablas — musitó la chica al teléfono tratando de que nadie la escuchara — puedes calmarte y decirme qué infiernos haces llamándome, como conseguiste mi número, de hecho, ni siquiera me importa, voy a colgar— ¡Te espero en el café de la última vez, maldita perra! — la insultó su exmarido — y más te vale ir, porque si no juro que no vuelves a ver a Johnny en tu puta vida.La llamada terminó, Hanna se quedó mirando el teléfono con preocupación debido a que ni siquiera entendía qué era lo que realmente estaba pasando. Ella había filmado lo que sucedió en la cafetería, pero nadie tenía aquella grabación, seguía escondida en una tarjeta de memoria en su maleta.¿Qué estaba pasando?La duda la hizo morder su labio. Henry sonaba furioso, así que no podía ser algo bueno. La chica suspiró, caminó de regreso al salón de clases y se disculpó con su profesora mientras tomaba sus cosas para co
— Wow de verdad que eres hijo de un amigo de papá — Leila habló emocionada cuando Jhony entró al auto de la mano de Hanna — ¡Genial!, Liam nunca quiere jugar conmigo cuando estamos en casa.— Yo puedo jugar contigo.Respondió el niño, haciendo que Hanna sintiera que realmente estaba en el lugar correcto. Su sonrisa murió cuando vio el rostro del hombre aún en la entrada de aquel complejo de apartamentos donde habían ido por su hijo. La mujer sabía que las cosas podrían torcerse en cualquier momento; sin embargo, volvió hasta donde dicho hombre para tomar la bolsa del niño. Sin embargo, este tiró del asa de dicho bolso para impedirle marcharse.— No voy a dejar que ganes, Hanna, no sé qué haces o por qué demonios, ese idiota parece tan enamorado de una frívola y sin gracia como tú, pero no voy a dejar las cosas así.— No me amenaces Henrry — dijo la chica suspirando — déjame ir, necesito pasar tiempo con mi hijo, después de que me lo arrebataras.— Le estaba dando un futuro mejor del q
— ¡Chicos, vamos, es hora de ir a cenar!Hanna llamó a los niños sentados a la orilla de la playa y Jhony corrió tomado de la mano de Leila hasta ella. La mujer secó su cabello antes de lanzar todo a la bolsa que había preparado con prisas y Liam despegó la mirada de su móvil para ayudarla con dicha bolsa.— Gracias, tesoro— dijo mientras tomaba la mano de los otros dos niños para cruzar la carretera que separaba las casas del comienzo de la playa. Ayudó a los niños a cruzar el pequeño muro entre el asfalto y la arena de la playa, sintiéndose cada vez más emocionada.Aquello se sentía sin duda como esos momentos dulces que siempre vio en las películas. Pensó en que aquello era lo que ella siempre deseó cuando era niña. Su abuela la llevó par de veces a la playa con el grupo de la iglesia y ella veía las familias felices apiladas bajo aquellas inmensas sombrillas mientras los niños jugaban al sol.Cuando se casó con Herry y este le mostró su verdadero ser, jamás pensó que estaría vivie
— Mi amor has venido por mí.Maximiliano pudo oler el whisky en el aliento de Tiffany, trató de esconder la molestia en su rostro, pero no pudo hacer lo mismo con su voz cuando habló. Le parecía increíble que aquella mujer pudiera tener el mismo rostro que Hanna y despertar sentimientos tan distintos en él.Su dulce Hanna despertaba amor, deseo, cariño, cosas buenas. En cambio, Tiffany solo hacía que su cuerpo se tensara. Que su cabeza se llenara de maldiciones y que lo único que quisiese era mantenerla bien lejos de él.¡Aquello era molesto!Estaba perdiendo el tiempo que podía pasar con Hanna en aquella comisaría listo para responder por una mujer que odiaba y de la que pensaba alejarse apenas tuviese oportunidad, pero se recordó que debía ser paciente o echaría todo el futuro que tenía con Hanna por la borda.— ¿Se puede saber dónde ibas? — masculló — deberías estar en casa, no me dijiste que irías a ningún sitio — mintió el hombre — ¿Quiénes eran esos sujetos?, me prometiste que n
— Mami es de verdad la abuelita murió, papá me lo dijo ayer.Jhony preguntó aquello mientras Hanna observaba desde la tumbona a su lado a los otros niños jugar en la playa más allá de ellos con Maximiliano. Seguía fascinada por la forma dulce en que el hombre le estaba dando tantas oportunidades de pasarla bien con su pequeño.— Si cariño, se fue al cielo hace unos… unos días, pero me dijo que te quería mucho.— Hubiera querido estar contigo mami — el niño tocó delicadamente la mejilla de Hanna — espero no estuvieras muy triste mami.Hanna quiso llorar ante aquel pequeño gesto, abrazó a su pequeño hijo antes de pedirle no preocuparse más y el niño corrió hacia los otros niños justo cuando Maximiliano llegó hasta donde Hanna aún continuaba acostada resguardándose del sol.— ¿Estás bien? — el hombre se sentó a su lado provocando que unas pequeñas gotas cayeran sobre su cuerpo — ¿Qué tal si nos metemos a bañar?— Realmente no me apetece ahora — respondió Hanna — de hecho, incluso estoy o