Capítulo 43

La habitación estaba en penumbras, por la ventana cerrada ni siquiera penetraba un atisbo de luz, todo permanecía en silencio y a pesar de la oscuridad una silueta era perceptible en la cama.

Alguien yacía ahí, tumbado como si durmiese. Camine a paso lento y a medida que me acercaba mis ojos se acostumbraban aún más a la falta de luz y las cosas se podían apreciar mejor.

En la cama no había una sola persona, por el contrario eran dos los que descansaban, dormían abrazados como si estuvieran tan cómodos como profundamente dormidos y podía observar sus cuerpos carente de prenda alguna.

Mis ojos se abrieron de par en par como si intentaran salirse de mi rostro incrédulos a aquello que veían a la vez que mis pasos se detuvieron y mis lágrimas comenzaban a descender por mis mejillas.

Los ojos de la ahora pelinegra se conectaron con los míos mientras abrazaba a su acompañante y una sonrisa burlona se dibujó en sus labios mientras yo negaba rápidamente con mi cabeza incrédula de que Nikolas
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