>>Estaba en ese claro en medio del boque, había algo diferente; la luz tal vez, la gran cantidad de flores que ahora decoraban el lugar o aquellos árboles frondosos que no recordaba haber visto antes. Una suave melodía llegó a mis oídos unida a una brisa fresca que despeinó mi cabello carente de algún pasador. Mi cuerpo lucía un vestido rosa pastel con una fina seda que caía arrastrando al suelo, sin mangas, con un escote pronunciado y un pequeño lazo en la cintura. De repente como por arte de magia, una muy oscura de hecho, el cielo que se había mantenido despejado hasta ese momento se tornó completamente gris y varias gotas comenzaron a caer precipitadamente. Los arboles perdieron todas sus ojos dejando a la vista un aterrador paisaje y de entre la oscuridad dos figuras masculinas surgieron.Nain estaba vestido de blanco de pies a cabeza en contraste con aquella melena rubia que ya se había empapado al igual que sus ropajes por la lluvia y sujetaba en sus manos una ballesta apuntan
—Majestad, los prisioneros esperan sus sentencias desde hace días—le informó Arthur a Nikolas mientras bajábamos las escaleras—Ya fue anunciado la muerte del rey—preguntó obviando lo que acababa de decir y este se limitó a asentir—la fecha de la boda la decidirá Andrea y la coronación será un día después como se había planeado—volvió asentir regalándome una de sus miradas cómplices y entreabrió los labios para decirle algo a mi futuro esposo pero este no le dio la oportunidad—Prometí desayunar con mi futura reina y eso haré, luego de eso estoy disponible para el resto de mis tareas—concluyó llegando al último escalón y yo no pude evitar sonreír siguiéndole el paso.Al llegar al comedor la princesa y su madre nos esperaban; pero en lugar de rostros tristes o miradas dolidas a Nikolas solo había un particular brillo de alegría en los ojos de ambas y una sonrisa de alivio.—Buenos días hijo—hablo la reina en cuanto noto su presencia—O querida no te había visto—su sonrisa se amplió cuand
—¡Solo la estás usando!—la voz de Nain resonaba por los pasillos desde alguna de las habitaciones de esta planta—No sabes de lo que hablas—bufó mi prometido mientras yo me acercaba a la puerta desde donde provenían las voces—¡Si! ¡si sé de lo que habló!—En serio, ilumínameMe acerque lo suficiente para observarlos por la rendija de la puerta, estaban en el estudio de Nikolas. Este miraba con rabia a su hermano detrás del buro con los puños cerrados apoyando todo el peso de su cuerpo en ellos, mientras que el rubio dibujaba una muy fingida sonrisa observando con soberbia al pelinegro.—La utilizas para romper la estúpida maldición, pero sabes que por mucho que se aparezca a la chica de la profecía ¡Ella no puede arreglar tu maldito corazón!—el enojo aumentaba en cada palabra que decía mientras que en mi pecho algo comenzaba a romperse.—Eso es lo que crees, en serio—se carcajeo sentándose de un tirón en su butaca y despeinándose aún más con las manos—Esa es la verdad—camino hasta e
Lo que ocurrió después de lanzado mis primeras dos preguntas ciertamente no me lo esperaba. Es como si ambos comenzaran a relatar la historia de uno de los libros que yacían llenos de polvo en la majestuosa biblioteca. Cada uno completaba las frases de otro como de una sola persona se tratase. Intentaré contar todo aquello con sus palabras exactas como si fuese uno de esos cuentos que releería una y otra vez con el anhelo de memorizarlo como si fuese mi propia fábula.>>Cuando Nikolas fue creciendo la maldición fue haciéndolo junto a él, al igual que su lunar rojo que era apenas imperceptible en su nacimiento y año tras año fu robándole parte del rostro con cada trasformación. La luna roja aparece cada 7 año y 4 días volviendo esa noche una verdadera tortura para el príncipe maldito. En el segundo que el sol desaparece y el cielo se tiñe de ese rojo brillante, Nikolas deja ser humano para convertirse en un gigantesco dragón negro con sed de sangre e incapaz de demostrar el mínimo de s
Mi Querida Andrea “La mayoría de las cosas, sobre todo las importantes, son mucho más complicado de explicar de lo que realmente llegan a ser… no soy un hombre de pedir perdón y menos de excusarme pero no quiero que por nada en este mundo creas que solo nos comprometimos por esa tonta maldición, me obsesione contigo desde la primera vez que te vi y cuando te volví a ver saliendo de tus tutorías no me creí que fueras tú…Te espiaba cada noche, tenía hombres siguiéndote para protegerte y solo me sirvió para saber que mi hermanito pequeño te había enamorado y me había engañado pero que no era lo suficientemente hombre como para desposarte.Yo no te hice un favor, me lo hice a mí mismo porque estar cerca de ti hizo que sentimientos que no conocían florecieron en mi interior.No sé como explicártelo, quizás se debe al hecho de que jamás pensé que debería hacerloPero te amo como nunca en mi vida he amado a nadie y como nunca volveré a amar. Te espero para dormir T.F.E.
—¡Vamos!—me dijo con una amplia sonrisa mientras tiraba de mi mano escaleras abajo como si tuviera prisa—Nikolas, detente—le pedí divertida incapaz de seguirle el paso con aquellas sandalias de tacón—¿A dónde vamos?—pregunté cuando modero su paso—Es una sorpresa—me miro por sobre su hombro mostrándome aquellos hoyuelos que lograban camuflarte con su lunar de luna—Ven vamos—me ordenó divertido y devolviéndole la sonrisa lo seguí. De hecho lo seguirías a donde fuese—me afirmó mi conciencia y me es imposible negárselo.Al llegar al exterior del palacio nos esperaba un automóvil con algunos guardias, los mismo que se apresuraron a abrirnos las puertas y él me dejo entrar a mi primero aún sosteniendo mi mano con la suya.Una vez estuvimos en el interior del automóvil saco de uno de sus bolsillos un pañuelo completamente negro con 3 iniciales bordadas en dorado; NSC.—¿Puedo colocártelo?—preguntó mostrándomelo y yo asentí ampliando su sonrisa.—¿No puedo ver a donde vamos?—indagué co
El regreso al palacio fue completamente perfecto, mis ojos se deleitaban con el paisaje que dejábamos atrás, he vivido toda mi vida en este reino y jamás había pasado por este lugar.Sus manos acariciaban el dorso de las mías despreocupadas mientras también tenía la vista perdida en todo aquello con los ojos de un niño que mira lo el postre que tanto le gusta.Las casas comenzaron a aparecer hasta que comenzaron a ser más frecuentes dejando el bosque como el bello recuerdo de haberlo visto por unas horas.Los carruajes le cedían la vía al vehículo real y los ciudadanos del reino se detenían en las zonas contiguas para saludar a quien fuese dentro de él.Pero en lugar de mantenernos en la ruta que nos llevaría directamente a las enormes rejas del palacio el conductor tomó la siguiente desviación dirigiéndonos al centro del pueblo donde los más ostentosos locales de comercio se encontraban.—¿Pasa algo? ¿A dónde vamos?—indagué mirándolo por unos segundos mientras el simplemente sonreía
Las palabras de Arthur resonaban en mi mente, dejándome la cabeza dando vueltas, no podía evitar pensar en todo lo malo que podía pasar si la maldición no se rompiera.El resto del camino hasta nuestra llegada al palacio fue en un absoluto silencio que verdaderamente agradecí.A pesar de mi preocupación no pude evitar notar el hecho de que la seguridad dentro de las enormes rejas había aumentado considerablemente.Los muros estaban abarrotados de personas con el uniforme real vigilantes a cualquiera que se atreviese a adentrarse en el interior de esos muros.Desde que descendimos del automóvil chocamos de frente con un pelotón de guardias que se disponían al cambio de turno.—¿Qué está pasando Arthur?—indagué buscando la mirada de él esperando sinceridad en sus ojos pero fue todo lo contrario.Parecía preocupado a la vez que su rostro se endurecía por los gritos que se hacían cada vez más fuertes a medida que nos adentrábamos en el palacio. Detuvimos nuestro andar frente a las puertas