—Conviérteme en tu mujer, en tu esposa quiero ser tu señora Michel, tengamos nuestra luna de miel hoy—. Su mirada mostraba el deseo que él sentía, pero a la vez mostraba contradicción.—Estas segura Dasha, no quiero que te arrepientas luego mi amor he deseado mucho esto, pero no quiero que me culpes luego—.—No lo haré Michel ya tenemos cinco meses de casados porque he de arrepentirme si lo que quiero es ser tu mujer como se debe—.—Si te convierto en mi esposa lo haré como se debe—. Me quedé en las nueve en ese instante, su voz era ronca y firme.Me suspendió y camino por el pasillo. —¿A dónde me llevas? —. Le pregunté confundida.—Si te convierto en mi mujer quiero que sea en nuestro aposento conyugal—. No dije nada más, mientras él siguió por el pasillo hasta llegar al fondo, ninguno de los dos dormía en la habitación matrimonial.Al llegar a la habitación él entró conmigo en brazos, me depósito en la cama con tanta delicadeza como si estuviera colocando un cristal en alguna superf
—Es que el señor está ocupado—. Suspiré para no gritarle.—Suelta ese teléfono, si me anuncias yo mismo te despediré—. Camine a la puerta con pasos firmes y un enojo por los cielos.Tomé la perilla de la puerta y abrí, al fondo se escuchaban voces.—Basta Cecilia tu padre me pidió que te diera trabajo, así que te comportas o te despido—. Le decía Michel.—Es que no puedo Michel me sigues gustando si quieres que me convierta en tu amante lo haré, se ve que esa mujer no te ama—. Ella no sabía en qué terreno se había metido.—Tú no sabes nada de mi matrimonio encárgate de los archivos que te di—. El alma me volvió al cuerpo sabía que Michel era solo mío, él era un hombre tímido, retacado y muy recto.—Por favor Michel sé que me quieres, se lo que sientes por mí, cometí un error perdóname—. Le decía ella sentada en su escritorio. —Te demostraré que aún nuestros corazones laten en sincronía como me lo decías—. Mi irá volvió a florecer, pero con mucha más fuerza la iba estrangular por meter
Luego de todo ese drama nos fuimos almorzar, los meses siguieron su curso sin más novedades, pero eso no significaba que nuestra vida era aburrida, no es más hacíamos de todo un poco fuera de casa como también nos encerrábamos en casa disfrutando de nuestro amor lejos de todo.Pero un día nuestra paz fue interrumpida por mis padres.—Dasha hija cuanto tiempo sin verte si nosotros no venimos a verte tu no vas a visitarnos—. Me abrazo y beso.—Madre que haces aquí porque no avisaron que venían—.—No necesitamos avisar Dasha somos tus padres—.—Señores Estévez bienvenidos—. Michel los saludo. —Mi amor disculpa por no decirte que tus padres venían hoy, pero ellos querían darte la sorpresa—. Y sí que me sorprendieron días después.Esa tarde los llevamos a cenar a un restaurante popular entre la raza pura.Al regresar ellos se fueron a la habitación de huésped y nosotros a la nuestra, no me gustaba su visita.Al día siguiente me levanté temprano para preparar el desayuno para Michel y para
—¿Estudios y disfrutar?, más bien digan que Dasha no quiere darle hijos, conozco muy bien a Dasha, yo la crie y cuando se le mete a la cabeza algo no hay quien se lo saque, es eso o me equivoco, Dasha no quieres darle hijos a Melitón—. Ira, impotencia y dolor era lo que sentía en ese momento, pero era más el dolor que sentía al escuchar a mi propia madre que yo no quería darle hijos al hombre que amaba y decir que ella me conocía ni siquiera a su propio esposo lo conocía.Michel vio mis intenciones de levantarme, tomo mi mano y le dio un apretón mostrándome que él estaba a mi lado.—No creo que usted quiere que la haga abuela suegra está usted muy joven para convertirla en abuela no lo cree—. Mi madre se llevó la mano al pecho.—Tienes razón aún no, esperen unos años más—. Michel me sonrió y beso mi mano.—Quería proponerles algo ya que me imagino que se sienten solos aquí, como ve Dasha y yo casi nos las pasamos fuera de casa y me gustaría darle una habitación en el hotel, ahí pueden
—Dasha has algo—. Vociferó Johan. Solo la mire. —Michel basta no vale la pena, sabes bien qué sería incapaz de si quiera corresponder algo con este hombre—. Su mirada conecto con la mía. Soltó al poco hombre de Rafael y se acercó a mí. —Lo se amor—. —Vamos a casa—. Le dije con un tono suave. Estaba tan decepcionada del acto de mi supuesto amigo. —¿Por qué seguiste manteniendo una amistad con él? —. Su lado posesivo había salido. —Porque fueron los únicos que se acercaron a mi sin intenciones de pretender algo—. —En este círculo social no sabes quiénes son tus verdaderos amigos amor, todo es competencia y más si los negocios son de la misma clase—. Y lo aprendí en tan solo unos meses. —Para la próxima tendré cuidado—. Le dije con angustia. —Lo se mi amor disculpa por hacerte semejante escandalo sabes que no soy un hombre de pleitos, pero no pude contenerme cuando te vi abrazada a él—. —Se supone que me estaba felicitando por haber llegado a las finales—. —Pasaste amor—. Ase
—Dame una pista—. Lo mire con suplica esa mirada nunca fallaba. —Es una nueva empresa—. Asintió, lo único que se me cruzo por la cabeza fue que tendría más compromiso. —Es una nueva empresa sí, pero para ti, de aquí saldrán las mejores joyas para las joyerías importantes del país y del mundo entero—. Hablaba con una visión que me hacía creer en ella. Él era así un gran visionario que si siguiera con vida quien sabe que hubiera logrado en estos cinco años de su ausencia, ausencia que cada día me pesa más, Pero la sobrellevó de la mejor manera posible. Regresando al pasado donde era sumamente feliz. Sus palabras se volvieron realidad al cabo de año y medio cuando la empresa Dasha Melitón recobró fuerza en el ámbito de joyerías de innovación, así fue como mi esposo la nombró con muchas objeciones de mi parte claro que primero se iba llamar Dasha Estévez, me opuse ante eso no quería darle una retribución al apellido que tanto me había pesado tener, quería a mis padres pero después de t
Salimos de su oficina y fuimos al médico, al llegar tomamos asiento y esperamos a que el doctor llamará a Michel, a los cinco minutos él lo llamo, pase junto a él escuché las preguntas y respuestas después de media hora salimos con una solicitud para una prueba de tomografía y otras más, a los días se hizo la prueba, al día siguiente volvimos con él doctor nuevamente, esa vez Michel prefirió hablar con el médico solo, no me quedo de otra que esperar afuera, estuvo dos horas en el consultorio y cuando salió su rostro estaba acojonado, por más que le pregunté no me quiso decir nada.Está vez se encerró y construyó un muro el cual me era imposible penetrar, por más que le preguntará no quiso decirme nada siempre me decía que me amaba que lo estuviera presente, no me dejó opción que ir con su médico y preguntar qué era lo que le sucedía a mi esposo, no obtuve respuesta ya que el galeno se refugió en la confidencialidad de paciente médico, ni si quiera por ser su esposa obtuve respuesta.E
Los meses transcurrían y Michel decaía más y más cada día, mi miedo de perderlo crecía con las horas y los días, un día su cuerpo no pudo más llame a los médicos, mandé acondicionar una habitación especial para nosotros, no pensaba separarme de él ningún segundo, había tres enfermeras y el doctor que venía todos los días a verlo.—Dasha siento que ya no puedo más—. Me dijo en un día lluvioso, era como si el cielo había confabulado con él. —Quiero que seas feliz mi amor, sé que un día llegará un hombre que te ame con la misma intensidad que yo te amo—. Negué ante sus palabras.—No mi amor no habrá ningún otro hombre tan anticuado como tú y que me ame igual como tú lo haces, no me dejes—. Dije con una sonrisa, los ojos acuosos y el corazón en la mano.—Vas a ver qué si mi amor, no será anticuado, pero sé que te amará, por que tu mereces que te amen, eres una gran mujer; eres maravillosa; inteligente; buena esposa y buena amante, quien no quisiera una mujer como tu—.—No, mi amor no diga