UNA SEMANA DESPUESKIARAEl final de Don Rogelio fue devastador, doloroso e incluso extraño. Reagan me conto lo que sucedió en último momento y todo se removió dentro de mí.No puedo ser tan indolente ni indiferente, que tan solo lo escuche por horas que se desahogara y expulsara todo lo que tenía guardado por años.Esa conversación en el cementerio, cuando solo estábamos los dos, fue casi sanadora.Reagan lloró, gritó y maldijo soltando todo, pero al menos ahora es una mala etapa que estamos dejando atrás, libre de amenazas con una tranquilidad que se respira, pero con esa gota de melancolía que no se va. Es como si fuera un huésped que se quedó con nosotros por tiempo indefinido.Razón por la cual, con Reagan decidimos tomar terapia con una psicóloga y sin esperar más de lo necesario, ya que luego de conversar, ambos aceptamos que necesitamos ayuda de un especialista para sanar y volver a tener ese equilibrio que perdimos las últimas semanas.Soy de las que piensa que la salud menta
KIARABajamos en el ascensor y Reagan va todo el tiempo con el ceño fruncido, me aprieta la mano, mientras Kelly va viendo algo en el celular. No deja de estar tenso, que cuando pisamos la calle fuera del edificio, me suelto de su toque.Gira su rostro y me mira aún más mal. No sé qué le molesta tanto, pero voy averiguarlo.—No tenías que ser tan severo con ella —comento quedándome quieta al lado del McLaren negro.Kelly nos mira no entendiendo nada y Reagan le abre la puerta sugiriéndole que entre, cosa que hace sin rechistar absolutamente nada. Mi esposo cierra la puerta y queda frente a mi para encararme.—Kiara no intervengas —su voz tiene tintes de ira. Algo le molesta y mucho—. Es mi hermana y yo sé lo que es mejor para ella.—Y Julián es tu mejor amigo —replico.—¿Te das cuenta lo que me estas sugiriendo? ¡Joder Kiara! Julián le saca casi diez años. Raven es una niña aún que no sabe nada de la vida.—Nueve para ser exacto.Se pasa los dedos por el cabello y desvía sus ojos haci
REAGAN«Trillizos»«Trillizos»«Trillizos»Esto es todo lo que mi mente puede pensar.«¿Pero que carajo?»«¿Cómo demonios sucedió algo así?» Bueno si se, pero tan así. Nunca lo espere.La mano de Kiara la siento temblorosa, pero no sé si es por mi o es ella, que la termino soltando cuando siento que las piernas tampoco me sostienen y me alejo algunos metros de Kiara para sentarme. «No puede ser» Miro el suelo blanco, reluciente y limpio, buscando algo para volver mi atención a lo que dice la doctora, pero me es imposible.Desde que supe que mi esposa estaba embarazada, siempre me imaginé a una niña corriendo por la casa, alguien que alegrara mis mañanas y que en las noches le pudiera contar algún cuento de fantasía, siempre fue una niña, tan solo uno, no a tres.Tampoco es como si esta situación fuera lo más normal, pero a quien engaño, si desde que todo comenzó, nada ha sido normal.No con ella, que es la chica más impredecible, salvaje y a la vez recatada que conozco. Es una dualida
DOS SEMANAS DESPUÉSKIARAOficialmente cumplimos seis meses desde que nos casamos. El tiempo se ha pasado volando que ni cuenta me he dado, entre tantas cosas que he hecho, cada día es como una nueva aventura, pero sin perder que hemos vuelto a la rutina del día a día.Reagan se va a la oficina a las 7:30, luego almuerza con nosotras a las 14:00, y hay días que vuelve a la oficina y otros que en las tardes se queda trabajando desde casa. Hemos tenidos más sesiones psicológicas que no han permitido comunicarnos de mejor forma con los ejercicios que nos manda la psicóloga y mi esposo también me pidió que buscará una casa con jardín, pero todas las que he visto son carísimas.También puse a mi departamento en arriendo que incluso ya firme en la notaría para que mis inquilinos se mudaran, es un dinero que no está demás, ya que ahora que no estoy trabajando y estoy embarazada, con ese dinero pienso contribuir a la casa, aunque sea en algo. Reagan siempre se ha negado a que sea yo quien p
KIARANos sentamos en los sillones de cuero blanco, la luz del sol da en la terraza, pero la sombrilla nos cubre de su resplandor. El silbido del viento se hace presente ya que el otoño llego y las tardes están un poco más heladas que de costumbre.Mi hermana no deja de admirar la vista tan espectacular que hay en esta azotea y Reagan le pide al camarero decenas de platillos, que cuando los trae la mezcla de olores me hace gruñir el estómago. Terminamos picoteando de todo, entre filete a punto, papas fritas y ravioli con salasa roja y blanca.Mi esposo va al baño, mientras que nosotras pedimos el postre, que a mi hermana le traen la copa de helado que pidió y a mí me traen un té con un pedazo de torta de chocolate, que saboreo quedando muy satisfecha. Reagan vuelve y se mira con Kelly con una complicidad que me hace cosquillear la piel.—Ustedes algo se traen hace tiempo —musito limpiando las comisuras de mi boca con la servilleta.Ambos niegan y se ríen, pero cuando el atardecer ba
KIARAReagan le lee un cuento animándola en el proceso que ella no deja de sonreír y reírse con las ocurrencias de la lectura, mientras que yo me mantengo en el umbral de la habitación cruzada de brazos. Su conexión es mágica, que no puedo evitar imaginarme que, si con Kelly es un amor de persona no siendo nada, con sus hijos que son de su propia sangre, lo serán aún más.Un cosquilleo aparece en mi abdomen y pongo mis manos en mi vientre. El miedo siempre esta, pero la felicidad a veces lo empaña dejándolo oculto, ya que esto es justo lo que quería vivir.Kelly comienza a parpadear lento, intenta no dormirse, pero el sueño le comienza a ganar.Hoy fue un día lleno de emociones y agitación, que me apena llevarle la contra mi hermana, y más en su situación actual, pero hicimos un trato de paz, en donde ella luchara y yo también. No nos daremos por vencido hasta obtener la victoria y salir invictas.—Mañana es el día —dice media adormilada—. Estoy nerviosa.—Tienes que ser muy fuerte —l
KIARAMe apuro en subir las escaleras del hospital llegando a la sala de Kelly, el cristal grande nos separa, pero cuando me ve, sus ojos grises se iluminan irradiando aquella felicidad que tiene pegada en su piel de porcelana y me vuelve a saludar con la mano. Esta muy pálida y más delgada, que me da miedo que se le rompa un huesito, pero esa sonrisa hermosa no la abandona nunca.El doctor James y una enfermera están preparando todo para su trasplante. Diviso los tubos que le sacaron a Reagan en la operación y ese cosquilleo no desaparece. Porque no puedo dejar de estar más agradecida con Dios de haber puesto a mi esposo en el camino. Reagan es el que le esta donando vida, a cambio de nada, que los ojos se me vuelven a humedecer, por ese corazón tan grande generoso que tiene con nosotras. La vida me quito a mis padres, pero también me recompenso con otra familia, que me ama, que me apoya y que están conmigo en las buenas y en las malas, por eso y más supongo que la vida no está si
KIARAReagan sale del ascensor, vistiendo con un traje azul rey, camisa blanca con colleras de plata y su corbata rayada azul. Luce unos zapatos café claro bien lustrado, que prácticamente brillan.Me quedo observándolo, porque esa estampa y postura sexy nunca desaparece. Camina con una seguridad que te hace temblar y una altivez superior a todos los que le rodean. Una mano en su bolsillo y se peina el cabello con la otra.Es un ser de otro planeta, que incluso algunas chicas que están en la sala de espera se dan vuelta a mirarlo, babeando sobre él. A veces los celos me invaden un poquito generándome esa sensación en medio del pecho, pero cuando me mira como lo hace ahora, todo enojo e inseguridad desaparece, ya que siempre me muestra que tan solo tiene ojos para mí.Me levanto a recibirlo y me cuelgo de su cuello en medio del pasillo. Su sonrisa me hace delirar y ansiarlo cada día más, que estampo mis labios en los suyos. Sus manos se enredan en mi cabello largo empuñando mis hebras