Habían pasado unos cuantos meses desde que Eva se enteró del embarazo de Mónica. La había despedido, y había continuado con su vida como si no doliera. Pero dolía, dolía en el alma, y más por la sencilla razón de que Mónica si estaba embarazada ahora, solo faltaba saber quién era el padre de su hijo.Eva se sentó en el jardín mientras acariciaba su ya grande panza. A fin de cuentas ella también estaba embarazada, de su sexto hijo.—¿Ya desayunaste? ¿te tomaste los remedios? —pregunto Laureti con duda. Desde que su esposa estaba embarazada no se había despegado de su vientre. Incluso, se la pasaba pegado a ella en todo momento.Eva miro a Demetrio con molestia. No había tenido la dicha de que sus embarazos fueran acompañados por Laurenti, pero, ahora que lo veía de esa manera el hombre era un dolor de culo.—Si, ya he hecho todo eso, deberías preocuparte más por el embarazo de Mónica, a fin de cuentas es tu primer hijo con ella—susurro con desdén.Demetrio rodó los ojos. Pagaba las fac
Cuando llegaron a la sala de urgencias. Demetrio corría de un lado para otro nervioso. Era la primera vez que estaba en un parto de uno de sus hijos, y más, que la pequeña Lili, se había adelantando unas cuantas semanas antes de lo previsto, y había causado que el parto no fuera por cesárea como estaba previsto sino normal.—¡No me toques,eres el culpable de mis desgracias! —lloraba Eva, inhalando y exhalando como le había dicho el médico hace unos minutos—Todo va estar bien, todo va a estar bien pequeña —decía Demetrio acariciando la panza de Eva, que estaba irritada,en una habitación, con las piernas abiertas.—No digas que todo va estar bien, tu ni sabes el dolor tan enorme que siento —exclamó Anderson con los ojos rojos del dolorDemetrio comenzó a caminar de un lado para otro desesperado. Había visto videos en internet de como actuar en esos casos, "era fácil" infundir seguridad a la futura madre y llevar el control. El único problema, el no llevaba ninguna de las dos.Un médico
Unos días después dieron de alta a la bebe. A pesar de que Eva no se sentía su madre cuidaba de ella como si lo fuera. Al verla tan desprotegida y débil Eva, procuraba su atención.—Eva, podemos hablar de todo lo que está pasando.— preguntó Demetrio con el ceño fruncido.Eva lo miró con una ceja alzada. Estaba cansada de decirle que esa no era su hija.—No puedo hablar con una persona que no me cree en mí.Demetrio tomó su rostro con dolor.—Lo sé amor, es solo que me parece absurdo que digas que la niña no es tuya, y si así fuera ¿dónde está mi hija? —Preguntó con desconcierto.—No lo sé Demetrio — Eva se arrodilló de una manera que jamás había hecho a los pies el italiano—. Por eso estoy así, me preocupa que algo le haya pasado a la niña, aunque pensándolo bien— Eva se quedó pensativa. Había estado pensando muchas cosas, pero, no estaba segura de ella, y no quería que Demetrio enloqueciera con su idea.—Deja de arrodillarte mi amor, me duele verte así —la levanto del brazo con amor—
Metieron a Demetrio a quirófano para extraer la bala que había perforado su pulmón y se estaba agravando.—Tiene que salir la señora, y dejar al paciente en nuestras manos.—Pero…—No puede estar aquí, lo siento señora —exclamó la enfermera.Eva estaba nerviosa en la sala del hospital, caminando de un lado a otro.—¿Cómo está mi hijo?—preguntó Massimo agitado entrando al hospital.—Massimo, esa tipa le disparó —Eva se abalanzó en los brazos de su suegro y reventó en llanto con desconsuelo.Mass subió la mirada de Eva.—Lo sé —exclamó y la cara de Anderson fue de miedo a asombro en cuestión de segundos.—¿Qué sabes? —pregunto desconcertada.—Mónica era la hermana de Santino —Eva se quedó estática.—¿Cómo así? Conocí a Santino desde hace mucho y nunca le conocí una hermana —explico aún sin poder creerlo.—Es la hija que tuvo la madre de Santino con otro hombre —explicó.—¿Y cómo sabes tú eso Massimo? ¿ y por qué no me lo habías dicho? —entró en pánico Evangelina.—Cálmate hija, déjame e
Final.Habían organizado una enorme fiesta donde iban a asistir todos los empresarios de las distintas empresas Laureti. Demetrio tenía tres empresas, una de máquinas Android y iOS y otras de aplicaciones y videojuegos.Eva se estaba terminando de vestir, cuando Demetrio entró a la habitación y nalgueo su glúteos con fuerza.—Me debes una revancha —masculló arqueando una ceja…Eva sonrió para besar a su italiano. Llenando su vista de esos ojos azules que tanto la enloquecía.—Señor arrogante —susurro en sus labios.—Señorita Evangelina —dijo Demetrio con una sonrisa de lado como él solo lo sabía dar.—Creo que está noche puede ser que le dé esa revancha, ahora, que no puedo dar a luz, me siento libre en tus brazos, libre de pecar y gritar tu nombre —Demetrio sonrió para besarla. Amaba sus ocurrencias y su manera tan hermosa de decir las cosas, se veía sexual.—Vamos mi amor, no me hagas que deje botada la dichosa fiesta y me lance a tus brazos desesperado —respondió metiendo sus manos
Epílogo.Los hijos del gran empresario Demetrio Laurenti, eran los más cotizados de la ciudad, no solo por su dinero, también por su belleza y eso hermosos ojos azules que resaltan..Fernanda, era la hija más inteligente, esa que organizaba todo y guiaba a sus hermanos, también la debilidad del italiano. Cuando, Demetrio decía que no, solo bastaba con Fernanda insistiera con ojos de perro y ahí estaba Demetrio cediendo a sus caprichos.Después de un tiempo se habían ido a Italia a su tierra de origen. Demetrio tuvo que dejar la empresa en Florida en manos de António, era un excelente líder y eso le complacía..—¡Demetrio! —grito Eva desde la puerta del despacho.Demetrio subió la mirada, para encontrarse con los ojos grises de Evangelina, esos ojos que no dejaban de causar estragos.—¿Qué pasa mujer? —agarró su cabeza. Tener seis hijos adolescentes no era del todo fácil.—Fernando y Andrea se pelearon en el colegio — dijo la mujer de baja estatura, molesta.Demetrio rodó los ojos para
Extra; Un contrato con mi sexi y torpe secretaria.—Astrid, ¿por qué no te quedas con nosotros el fin de semana? —pidió Andrea a su esposa.—Te dije que tengo una reunión, no puedo trucar mis sueños de ser modelo Andrea Laureti —exclamó la mujer.Andrea arrugó el entrecejo. Se había casado con Astrid dos años atrás, la había aceptado con un hermoso hijo que no era de él, pero que había aprendido amar con locura. Pero, la mujer a pesar de lo bueno que había sido él con ella, rechazaba cualquier oportunidad para estar metida en " viajes de negocios" y era muy poco el tiempo que pasaba con ella. Los celos carcomía a Andrea, porque Astrid era una mujer hermosa, además de modelo, él misma la había promovido a nivel mundial para dar a valer su carrera.—Te dije que puedo dejar a unos de mis hermanos a cargo de la empresa, e irme contigo a Europa, además, no hemos compartido mucho tiempo juntos —exclamó Andrea sosteniendo al pequeño niño de tres años en brazos, que había comenzando a llorar a
Andrea no pudo concentrarse en la reunión con los socios, tenía los mendigos ojos de gato metidos en su cabeza.«¡Joder! ¿Qué te pasa hombre? ¿Nunca has visto una mujer?»Se reprendió mentalmente tratando de sacar a la pequeña mujer de su mente. Pero, tenía grabado sus pequeños labios rosados, sus cabellos rojos despampanantes y su nariz respingadita en la mente. Era muy hermosa, sexi, y definitivamente para el CEO amargado de Andrea Laureti fue un calentón a su hermoso, pero solitario cuerpo.Después de atender la reunión, su chófer lo llevó a casa, más cargado de trabajo que cuando fue. No estuvo para nada pendiente de lo que hablaban los inversionistas, y ahora tenía más dudas que aclaraciones acerca de la estación de juguetes eléctricos que quería crear su hermana Fernanda.Bajó la ventanilla del auto para encender un cigarrillo, no pudo evitar pensar en Astrid, habían pasado dos años desde su muerte, y aún la recordaba cada día, la extrañaba tanto, que no había vuelto a enamorar