Me quedo en blanco cuando veo a varias personas entrando en mi casa, creo que nunca antes había tenido tantos invitados aquí, pero no me molesta, solo puedo mirarlos mientras estoy en la cocina de mi departamento.

Jonah comenzó a encargarse de todo desde el primer momento en el que lo llamé, comprendiendo lo serio de la situación, se apresuró a llamar a sus guardaespaldas y demás personas que trabajaban para él. Así que pronto mi casa se llenó de sus empleados, mujeres y hombres tan altos y musculosos como Jonah, que me hicieron sentir un poco intimidada con su presencia.

—¿En verdad no puedo hacer nada para ayudar? —le pregunté a Jonah sintiéndome muy angustiada, viendo como todos en mi casa parecían estarse preparando tanto.

—No quiero que te preocupes por esto, harías mas daño estando fuera y arriesgándote, quédate aquí donde estarás a salvo —me pidió Jonah con una abrumante calma.

Y aunque me siento una inútil y una parte de mi me dice que debería intentar ayudar de alguna forma,