Narrado por AnyaEl eco de la explosión aún resonaba en mis oídos mientras observaba el cráter donde Aiden y Morgana habían desaparecido. El mundo parecía haberse detenido en ese instante, congelado en una imagen de devastación y pérdida. Mis piernas cedieron, y caí de rodillas, incapaz de procesar la magnitud de lo que acababa de suceder.—Aiden... —mi voz se quebró en un susurro ahogado.La mujer encapuchada, nuestra inesperada aliada, se arrodilló a mi lado, colocando una mano reconfortante en mi hombro. Pero su toque, aunque bienintencionado, no podía penetrar la barrera de dolor que se alzaba a mi alrededor.—Debemos irnos, Anya. No es seguro permanecer aquí. —Su voz era firme, pero teñida de compasión.Negué con la cabeza, las lágrimas nublando mi visión.—No puedo... no puedo dejarlo aquí. Él... él no se ha ido. Lo siento.Ella frunció el ceño, mirando el vacío donde antes se encontraba Aiden.—Anya, lo que sientes es el residuo del vínculo que compartían. Pero él...—¡No! —gri
Narrado por AnyaEl crepitar del fuego en la chimenea era el único sonido que rompía el silencio opresivo de la cabaña. Las sombras danzaban en las paredes de madera, reflejando el tumulto que se desataba en mi interior. Aiden seguía desaparecido, y aunque todos a mi alrededor parecían resignarse a su pérdida, yo me aferraba a la certeza de nuestro vínculo. Lo sentía, débil pero persistente, como un hilo de plata que se negaba a romperse.Elara entró en la habitación, su expresión grave. Habíamos pasado días buscando respuestas, consultando a sabios y explorando antiguos grimorios, pero cada pista parecía desvanecerse en la nada.—Anya, hemos hecho todo lo posible —dijo suavemente, acercándose—. Tal vez es momento de aceptar...—¡No! —la interrumpí, levantándome de golpe—. Él está vivo, Elara. Lo siento en lo más profundo de mi ser. No puedo... no voy a rendirme.Ella suspiró, sus ojos reflejando una mezcla de compasión y preocupación.—Entiendo tu dolor, pero necesitamos ser realista
Narrado por AidenEl frío de la noche se filtraba por las rendijas de la cabaña, pero no era nada comparado con el hielo que sentía en mi interior. Anya yacía en la cama, su respiración apenas perceptible, su piel pálida como la luna que se asomaba tímidamente entre las nubes. Había sacrificado parte de su esencia para liberarme del abismo en el que Morgana me había sumido, y ahora su vida pendía de un hilo.Me arrodillé a su lado, tomando su mano entre las mías. Un torrente de emociones me embargaba: culpa, desesperación, amor. Observé su rostro sereno, recordando cada risa compartida, cada promesa susurrada en la oscuridad. No podía permitir que su sacrificio fuera en vano.—Anya, por favor, regresa a mí —susurré, mi voz quebrándose.Elara, que había estado preparando pociones y ungüentos en la mesa cercana, se acercó con una expresión grave.—Aiden, hemos intentado todo lo que está a nuestro alcance. Su espíritu está debilitado, atrapado entre este mundo y el siguiente.La miré, la
Narrado por AidenEl crepitar del fuego en la chimenea apenas lograba mitigar el frío que se había instalado en mi interior. Anya descansaba en la cama, su respiración aún frágil, pero constante. Habíamos enfrentado la muerte y regresado, pero la sensación de peligro inminente no nos abandonaba.Mientras observaba las llamas danzar, una inquietud creciente se apoderaba de mí. Morgana había sido derrotada, pero su influencia oscura persistía. Sabía que no podíamos bajar la guardia; el enemigo podía estar más cerca de lo que imaginábamos.Un golpe en la puerta interrumpió mis pensamientos. Me levanté con cautela, colocando una mano sobre la empuñadura de mi espada.—¿Quién es? —pregunté, mi voz firme.—Soy yo, Marcus —respondió una voz familiar.Abrí la puerta y encontré a Marcus empapado por la lluvia, su expresión grave.—Necesitamos hablar —dijo, entrando sin esperar invitación.Cerré la puerta tras él y lo seguí hasta la mesa. Marcus se quitó la capa mojada y se pasó una mano por el
Narrado por AnyaEl viento frío de la madrugada se colaba por las rendijas de la cabaña, haciendo que las llamas de la chimenea parpadearan. Aiden yacía a mi lado, su respiración profunda indicaba que, al menos por ahora, el sueño le brindaba un respiro de nuestras preocupaciones. Sin embargo, el peso de la reciente revelación sobre Ragnar me mantenía despierta, con la mente en constante ebullición.La traición de alguien tan cercano había dejado una herida profunda en nuestro grupo. Ragnar no solo era un aliado; era un hermano para Aiden y, en muchos sentidos, para mí también. La idea de que pudiera haber colaborado con Morgana era casi inconcebible, pero las evidencias eran difíciles de refutar.Me levanté con cuidado, evitando despertar a Aiden, y me acerqué a la ventana. La luna llena iluminaba el claro, proyectando sombras alargadas que parecían danzar al compás del viento. Observé el horizonte, buscando respuestas en la oscuridad, pero solo encontré más preguntas.Un crujido sua
Narrado por AidenLa noticia de la muerte de Ragnar se extendió como un incendio incontrolable entre nuestro grupo. Cada rostro reflejaba una mezcla de incredulidad y dolor. Para mí, era como si una parte de mi alma hubiera sido arrancada de golpe. Ragnar no solo era un aliado; era mi hermano de batalla, alguien en quien confiaba ciegamente.Mientras el grupo intentaba asimilar la pérdida, me refugié en la soledad del bosque cercano. Necesitaba espacio para procesar, para entender cómo habíamos llegado a este punto. El crujido de las hojas bajo mis pies y el susurro del viento entre los árboles eran los únicos sonidos que me acompañaban.De repente, un aroma familiar me sacó de mis pensamientos. Era sutil, casi imperceptible, pero inconfundible: el olor de Ragnar. Mi corazón se aceleró. ¿Era posible que estuviera vivo? Seguí el rastro, moviéndome con cautela entre la maleza, hasta que llegué a un claro iluminado por la luz de la luna.Allí, en el centro, estaba Ragnar. Pero algo en él
Narrado por AnyaLa luz se disipó tan repentinamente como había estallado, y me encontré tendido en el frío suelo del claro, con la cabeza zumbando y la mente nublada. Por un instante, creí que el mundo se había detenido; luego, el dolor y la confusión se abrieron paso mientras trataba de recobrar el control.—Aiden…— oyí un débil susurro entre el estruendo del silencio. Era la voz de Ragnar, entrecortada, casi perdida en la penumbra. Su figura, aún temblorosa, emergía de la oscuridad. Aunque sus ojos seguían portando aquella negrura impenetrable, en ellos se asomaba un atisbo de la humanidad que yo conocía.Con dificultad me incorporé, apoyándome en las raíces nudosas de un viejo roble. Cada latido de mi corazón era un recordatorio de lo que habíamos perdido y de lo que aún podíamos salvar. El claro, iluminado por la pálida luz de la luna, parecía haberse transformado en un escenario de pesadilla y redención a la vez.Morgana se alzó sobre una roca cercana, con una sonrisa gélida dib
Narrado por AnyaLa luz explosiva que había desterrado las sombras dejó tras de sí un silencio sepulcral. Durante unos instantes, el claro se convirtió en un escenario en ruinas: troncos partidos, hojas esparcidas y una bruma tenue que se mezclaba con el humo residual. Mi corazón latía con fuerza, cada latido marcaba el pulso de la batalla que no parecía haber concluido.A mi lado, Ragnar yacía de rodillas, con la mirada perdida entre la oscuridad que aún amenazaba con envolverlo y la chispa de la humanidad que aún brillaba en lo profundo de sus ojos. Con dificultad, me acerqué a él, extendiendo una mano temblorosa para ayudarlo a levantarse.—Ragnar… —dije en un susurro, casi reverente, intentando transmitirle la fuerza necesaria para resistir la influencia corrupta que Morgana aún sembraba a su alrededor.Su voz, quebrada y débil, respondió:—Aiden… siento que cada parte de mí se disuelve… La oscuridad… lucha por dominarme…En ese instante, la figura imponente de Morgana reapareció