Narrado por AnyaLa batalla estalló con una violencia que no había anticipado. Aiden se lanzó hacia el híbrido líder, sus garras brillando bajo la luz de la luna. Su movimiento era feroz, rápido, pero los híbridos eran diferentes. Su fuerza no provenía solo de su naturaleza física, sino de la magia corrupta que les recorría las venas.Yo me mantuve detrás, evaluando la situación, mientras Aiden y los demás lobos luchaban con una intensidad abrumadora. Podía sentir la presión creciente en el aire, un pulso rítmico que resonaba con mi propia magia. Los híbridos no solo estaban aquí por mí, sino también por lo que representaba: una fuente de poder.—¡Anya! —gritó Aiden, girando hacia mí mientras esquivaba un ataque—. ¡Haz algo!Su voz me sacó de mi parálisis. Levanté las manos, invocando la energía que había estado acumulando. Sentí cómo mi magia se entrelazaba con el aire, formando una barrera invisible que envolvió a los lobos más cercanos, protegiéndolos de los ataques.Uno de los híbr
Narrado por AidenEl beso todavía ardía en mis labios cuando el silencio se rompió. Un aullido resonó en la distancia, uno que no pertenecía a nuestra manada. Mi cuerpo se tensó al instante, los instintos primarios rugiendo dentro de mí. Anya también lo sintió. Vi el estremecimiento en su cuerpo, la forma en que su respiración se aceleró.—No estamos solos —susurró ella, con la voz cargada de un mal presentimiento.Mis ojos dorados recorrieron el claro, buscando cualquier señal de movimiento en la espesura. La batalla había terminado, pero la sensación de peligro persistía, pegajosa como una sombra en la piel. No podía ignorarlo.—Marcus —llamé, sin apartar la mirada del bosque—. ¿Algún rastro de más híbridos?Marcus, con el rostro cubierto de sangre ajena y heridas que ya comenzaban a sanar, negó con la cabeza.—Ninguno. Pero… —Se detuvo, su nariz frunciéndose, y sus ojos se estrecharon con alerta—. Hay otro olor. Magia.Anya inhaló bruscamente, sus ojos se oscurecieron un instante, c
NARRADO POR AIDENAnya tragó saliva, sus labios entreabiertos en un gesto de incredulidad. Dio un paso al frente, pero su cuerpo se tensó, como si estuviera al borde de una batalla interna.—Morgana… —su voz fue apenas un murmullo.El nombre se clavó en mi mente como un dardo envenenado.—¿Morgana? —repetí, mi voz cargada de escepticismo.Había oído ese nombre antes, en susurros, en cuentos que parecían demasiado antiguos para ser verdad. Una bruja. No cualquier bruja, sino la primera, la más poderosa de todas. Un mito para algunos, una pesadilla para otros.—Me alegra ver que aún me recuerdas, querida —continuó Morgana, ignorando por completo mi presencia—. Aunque me temo que no recuerdas todo lo que deberías.Los ojos de Anya se oscurecieron con algo más que magia: con miedo.—No juegues conmigo, Morgana —su voz tembló, pero se sostuvo firme—. ¿Qué es lo que quieres?Morgana ladeó la cabeza con una expresión de fingida tristeza.—Oh, Anya... No es lo que quiero. Es lo que ya está dec
Narrado por AidenEl aire del bosque seguía impregnado de la presencia de Morgana, aunque ella ya no estaba. Algo en la forma en que se había desvanecido, en las palabras que había pronunciado, me carcomía la mente como un veneno lento. Sabía que Anya estaba ocultando algo. Lo vi en sus ojos, en la manera en que su cuerpo se tensó, en su necesidad repentina de estar sola. Pero lo que más me perturbaba era la posibilidad de que Morgana tuviera razón. ¿Y si Anya realmente recordaba?El aullido de uno de mis lobos resonó en la distancia. Un llamado, una advertencia. Mi instinto me llevó a moverme antes de que mi mente pudiera siquiera analizarlo. Me lancé hacia la espesura del bosque, mis sentidos alertas. No podía ignorar la sensación de que algo estaba mal. No cuando se trataba de Anya.Salté sobre raíces gruesas y esquivé ramas bajas mientras mi lobo rugía en mi interior, exigiendo ser liberado. Pero no lo hice. No aún. Necesitaba encontrarla primero. Mis oídos captaron el crujido de
El frío de la noche se filtraba entre los árboles, pero el calor de mi piel, encendida por la tensión y la furia contenida, me mantenía inmóvil. La silueta de Anya se había desvanecido entre la espesura, dejándome con un torbellino de pensamientos y el eco de las palabras de Morgana resonando en mi cabeza."Cuando recuerdes... cuando entiendas quién eres realmente... vendrás por tu propia voluntad."No. No iba a permitirlo. No iba a dejar que Morgana la arrancara de mi lado. Anya era mía para proteger, para luchar por ella si era necesario. Pero, ¿y si lo que decía esa bruja era cierto? ¿Y si realmente había algo que Anya desconocía sobre sí misma? Algo lo suficientemente poderoso como para hacerla dudar, para llenarla de un miedo que nunca antes había visto en ella.Marcus regresó a mi lado, su expresión endurecida por la incertidumbre.—El perímetro está despejado, pero no confío en que esto haya terminado —informó, su mandíbula apretada—. Esa bruja… ¿quién demonios era?Tomé aire c
El bosque me envolvía con su quietud engañosa, pero dentro de mí, todo era un torbellino. Mis pasos eran rápidos, casi erráticos, mientras me alejaba de Aiden y los demás. Necesitaba espacio. Necesitaba pensar.Pero, ¿pensar en qué? Si mi mente era un caos de fragmentos inconexos, de sombras de recuerdos que se deslizaban por los bordes de mi conciencia sin llegar a completarse.Morgana.Su nombre era una maldición. Una llave oxidada que amenazaba con abrir una puerta que yo ni siquiera recordaba haber cerrado.Me detuve al llegar a un claro bañado por la luz de la luna. Mi corazón latía con fuerza en mi pecho. Cerré los ojos y respiré hondo, tratando de encontrar algún rastro de calma en medio del caos.—No puedes forzarme a ir contigo…— murmuré, repitiendo mis propias palabras. Pero, ¿eran ciertas?Apreté los puños con frustración. Algo dentro de mí reaccionó a la presencia de Morgana, algo primitivo y aterrador. No era solo miedo. Era reconocimiento.—No puede ser…— susurré.Pero l
Narrado por AidenEl bosque estaba inquieto.El viento susurraba entre las hojas, arrastrando consigo un eco de advertencia que solo mis instintos parecían captar. La luna se ocultaba tras un velo de nubes densas, proyectando sombras alargadas sobre la tierra húmeda. Cada sonido, cada crujido de rama bajo mis botas, me hacía tensar la mandíbula.Anya llevaba demasiado tiempo lejos.Mi lobo rugía dentro de mí, cada fibra de mi ser gritaba para que la siguiera, para que no la dejara sola con sus pensamientos y el veneno que Morgana había sembrado en su mente. Pero también sabía que si la presionaba en ese momento, si intentaba retenerla sin darle el espacio que buscaba, la alejaría más.Marcus regresó de su patrullaje y se detuvo junto a mí, sacudiendo la cabeza con una mueca.—Nada —informó, sus ojos reflejaban la misma preocupación que ardía en mi pecho—. Ni rastro de Morgana.—Eso no significa que se haya ido.—Lo sé.Ambos nos quedamos en silencio por un momento, nuestros sentidos e
Narrado por AnyaEl aire se volvió denso, cargado de una energía que me erizaba la piel. Aiden seguía sosteniéndome, sus ojos ardían con determinación, pero dentro de mí, una grieta se había abierto y ya no podía ignorarla.La voz de Marcus aún flotaba en el aire: Tenemos un problema.Sabía que Morgana no se había ido. Nunca lo haría. Era una presencia constante, un susurro en la brisa, un eco en mis pesadillas. Ahora, con la certeza de lo que era—de lo que ella había hecho—, la realidad me golpeaba con más fuerza.—¿Dónde? —preguntó Aiden sin soltarme.—Cruzando el valle, cerca de las ruinas antiguas —respondió Marcus, con la mandíbula tensa—. No está sola.El silencio cayó entre nosotros, pero era un silencio cargado de promesas oscuras. Apreté los puños y di un paso atrás, separándome de Aiden. Algo dentro de mí se revolvía con furia. Ya no podía ser solo la protegida, la que necesitaba respuestas. Necesitaba enfrentarla.—Voy con ustedes —dije con una firmeza que me sorprendió inc