―¿Lo has visto? No la deja sola en ningún momento.―¿Cuál es el plan entonces? ―preguntó Damián con la mano todavía en el volante.―¿Tú qué crees? En algún momento tendrá que dejarla sola.―Ya lo hizo, la dejó en la casa y no hay manera de que crucemos ese patio, está muy asegurado.―Déjame pensar, se me ocurrirá algo, esa zorra tiene que pagarnos por todo.Damián, y quien fuera el guardaespaldas de Emma, estaban fuera de la casa, habían aparcado el coche a una discreta distancia del lugar. Después de la escapada de la chica, Félix y su padre la tomaron contra ellos, tanto así que los despidieron, perdiendo de esa forma sus trabajos, y hasta entonces no habían conseguido nada mejor, aunque tampoco es que estuvieran por la labor, estaban resentidos y querían que ella pagara por haberlo avergonzado de aquella manera y haberles hecho perder sus trabajos.En la mañana se habían quedado fuera de la compañía para verla llegar, estaban al tanto de que había asumido el puesto de su difunto pa
Henry había regresado a la compañía, Emma se levantó de la cama y tomó los bombones que le había traído, abrió el envoltorio y comenzó a comerlos, estaba feliz, muy feliz por todas las cosas buenas que le estaban pasando, y sobre todo por haber podido hablar con Henry y entenderle, él la quería, ella solo tenía que procurar no darle motivos para que dudara de ella, solo eso. Estaba dispuesta a hacer todo lo necesario porque esa relación funcionara, no iba a renunciar a ella, y para eso debía ignorar todo lo que gente como Félix dijera u opinara sobre ellos.Escuchó que llamaban al timbre de la casa y le sorprendió, no estaba acostumbrada a que llamaran. Desde que vivía allí, Henry nunca había tenido una visita, los únicos que habían llegado allí por sorpresa habían sido sus padres. Se puso una bata y bajó las escaleras hasta encontrarse junto al contestador con vídeo que se encontraba en el salón. En el vídeo se podía ver a un hombre con una gorra, no podía verle bien la cara, se preg
El perfil era impresionante. Sus pómulos tenían una forma perfecta. Estudió cada parte de su rostro como si fuera una obra de arte, hasta su rostro arrugado era atractivo.―No me estás haciendo caso ¿verdad?Cuando Henry se volteó para mirarla, Emma se recompuso. Se había quedado admirándolo completamente distraída mientras él se preocupaba por ella. Estaban sentados en las sillas junto a la piscina. Sus tumbonas estaban juntas y, aun así, ella se había sentado de lado para tenerlo de frente.Henry frunció el ceño confuso al descubrir que sí ella se había distraído y no había escuchado nada de lo que había estado comentando. Emma se aclaró la garganta y fijó su mirada en el iPad que llevaba él en las manos.―¿Decías que tienes cámaras dentro y fuera del patio? ―ahora que lo repetía, se daba cuenta de lo que eso implicaba. Viajó la mirada por los alrededores, en las zonas en las que posiblemente se ocultarían las cámaras. ―Madre mía, ¿eso quiere decir que no puedo estar tranquila aquí
Henry se encontraba en la sala de las presentaciones, la verdad es que no podía prestar la suficiente atención que se requería, parecía estar alucinado. El hombre de quien se había enamorado su esposa en el pasado estaba realizando una presentación sobre la publicidad de los productos de su empresa, ¿cómo había pasado aquello? ¿de verdad era real? Observó a Félix, parecía un pez en el agua, todo tranquilo y entusiasmado, de vez en cuando se giraba a verle con una odiosa sonrisa en su rostro, ¿es que había sido plan suyo aquel montaje? Obvio que sí, ¿o de qué otra manera podría estar aquel tipo en su empresa entre tantas las que había en el mundo?“¿Qué iba a hacer yo con tu móvil?” Se acordó de las palabras de Félix cuando Emma insinuó que él tenía su móvil. ¿Será desgraciado? De esa manera logró acceder a sus mensajes y ponerse en contacto con él, a eso venía su sonrisa desagradable y su actitud tranquila, lo tenía todo preparado y había logrado pillarlo desprevenido. La ira empezaba
Henry le había dado tiempo a Emma para que pudiera pensar y tuviera claro lo que quería, parecía insegura y no quería que contestara penando en lo que querría él. Le había hecho ver que no pasaba nada, que todo estaba bien, cuando en el fondo no era así, no le había gustado nada el hecho de que ella dudara de lo que quería, es decir, que no tuviera claro que lo quería a él. Iba a ser un día realmente largo, pensó.Emma se encontraba en su despacho, estaba realmente nerviosa, sabía que Féodal quería hablar con ella, había enviado a su secretaria a pedir que quería verla, pero no se lo había permitido, temía que al hacerlo Henry pensase que seguía sintiendo algo por él y lo malinterpretara todo.No podía mantenerse quieta y la razón era sencilla, los recuerdos con Féodal se hacían presente y ella se forzaba a sí misma a expulsarlos, intentaba pensar en los malos ratos que le hizo pasar, sin embargo, lo mejor de él se hacía presente una y otra vez, ¿qué tenía que hacer? Estaba segura de
Henry se despertó primero al amanecer, la chica seguía pegada a él. Se veía tranquila y estaba hermosa como siempre, era su parte favorita al despertarse, ¿por qué iba a perder aquello por un inoportuno percance? La quería y debía confiar en que ella siempre lo elegiría. ¿Qué le estaba pasando? La acarició el pelo, el brazo, tomó su mano con la suya y la besó. La chica se removió, parpadeó un par de veces y luego abrió los ojos, sonrió al verlo observarla.―Buenos días―saludó.―Buenos días, preciosa. ―ella se elevó para darle un beso rápido en los labios. Él le dedicó una sonrisa y le pegó aún más a él mientras soltaba un suspiro y le acariciaba la espalda. Emma lo abrazó fuerte, ella era todo lo que él necesitaba.―¿Nos preparamos para irnos juntos a la compañía? ―preguntó él mirando la hora en el reloj que había sobre la mesita.―Sobre eso, hoy no me iré a la empresa…al menos no por el resto de la semana. ―dijo sin mirarlo.Hubo silencio por un rato antes de que él hablara.―Quiero
―¡Emma! Has venido―exclamó al percatar su presencia. Se puso en pie y caminó hacia ella. ―No te quedes allí parada, toma asiento. Le acercó una silla y la ayudó a sentarse. Se sentó de nuevo en su silla frente a ella. ―Me alegra que hayas querido hablar conmigo. Empezaba a preocuparme que regresaría sin hacerlo.―Perdón por mi comportamiento, me tomó por sorpresa tu aparición, no me lo esperaba.―Lo entiendo. Tampoco sabía que te encontraría. Por cierto, me han contado lo de tu padre, lo lamento.―Gracias. ―apartó la mirada de él y la puso sobre la mesa.―Come, por favor. ―dijo ofreciéndose a servirle. Ahora recordaba lo atento que podía ser a veces. ―Estás más hermosa de lo que recordaba. ―Soltó él tomándola por sorpresa, cuando ella lo miró él le sonrió…aquella hermosa sonrisa suya que hasta a hombres cautivaba. Se aclaró la garganta y depositó el vaso de jugo de naranja sobre la mesa.―Creo que debía decirlo antes, no he venido a verte para recordar nuestro pasado. ―la sonrisa se e
Llegaron a la compañía. Mario regresó a su puesto mientras Emma buscaba a Henry en su despacho, él no se encontraba allí. Su secretaria la informó de que se encontraba manteniendo una reunión con los del departamento financiero.La chica decidió no interrumpirlo y en su lugar esperarlo junto al escritorio de Mario. Durante la trayectoria éste no le había preguntado cómo le había ido su reunión con Féodal, pero podía notar curiosidad en su rostro.―Fue útil haber hablado con él―dijo ella llamando su atención. ―Me sentí muy bien al dejarle claro lo que quería. ―por el rostro del chico se asomó una sonrisa.―Entonces sí quiere quedarse con Henry.―Sería una tonta si no lo eligiera a él, ¿no crees? Me siento afortunada de haberlo conocido, no puedo perder eso, lo amo. ―la sonrisa de Mario se amplió mucho más.―Estoy feliz de que lo tenga claro. Me alegro por ustedes, estoy seguro de que usted es también todo lo que necesita. Lo ha cambiado mucho. Dígame ¿quiere que le traiga café?―Me ven