Me encuentro en la casa de Martín, acompañada por su madre, Ana y Marcos, que apenas supieron lo que pasó, no dudaron en venir a casa de Martín.—Ya, querida, tómate todo el té, así te calmarás —en serio trato de calmarme, pero nadie vio la locura de esa mujer.—Rox, ¿cómo quieres que me calme? Esa mujer... Yo vi su mirada, tenía una mirada desquiciada, ella quería matarme a mí y a mi hijo.—Hey, Lisa —Martín toma mi mano sentándose al lado mío—, yo no dejaré que eso pase, te voy a cuidar.—¿Y cómo lo vas a hacer? Tú no puedes estar las 24 horas del día detrás de mí —este se queda en silencio por unos segundos y luego veo cómo una sonrisa se asoma en su boca, cosa que no me gusta para nada.—Ven a vivir a mi casa.—¿¡Qué!? Ahora sí enloqueció, ni loca pienso vivir aquí.—Yo no voy a vivir aquí.—Querida, pero es lo mejor, además ustedes van a casarse y van a tener un bebé.M****a, es verdad, qué tonta soy, se supone que las parejas al casarse se van a vivir juntas… M****a, ¿por qué no
Siento unos besos en mi vientre seguidos de unas leves caricias en él, sin poder evitarlo. Sabiendo quién es, sonrío como una estúpida.—Mamá, despierta —abro mis ojos y veo a Martín desnudo como dios lo trajo al mundo. Se ve tan apetecible que, sin pensarlo, lo atraigo a mí besándolo apasionadamente. Él no duda en ningún momento en seguirme el beso, pero luego se separa—. Nena, estuvimos toda la noche en eso, ¿no le hace mal al bebé? —cuando dice eso, estallo en risas porque su pregunta, pero a la vez me causa ternura al verlo preocupado por el bebé. Y aunque quisiera parar mis hormonas de embarazada, no me lo permiten, así que me subo encima de él, dándole una vista de mi cuerpo desnudo.—¿Decías? —tomo sus manos con las mías, pasándolas por todo mi cuerpo. Sus expertas manos acunan mis pechos, dándoles atención, haciendo que suelte leves gemidos mientras mi cuerpo se estremece—. Mis hormonas están a flor de piel y así no quieres complacerme.—Solo quiero cuidar de los dos —se incorp
Vegas, la ciudad del pecado, como dicen, pero a mí me encanta. Ahora estoy con Martín, tomados de la mano, caminando por la ciudad y viendo lo que Las Vegas nos ofrece. Aunque desearía tomarme un rico cóctel, lástima, pero este bebé no me lo permite.- ¿Ya tienes lo del vestido de novia? - ¿Vestido de novia? No pensé que iba a ser así. ¿Acaso no conoces cómo son los casamientos en Las Vegas?- ¿Para qué eso? Dijimos que iba a ser algo alocado. ¡Amor, estamos en Las Vegas! - Este me mira sin entender, así que tomo su mano para llevarlo hasta el lugar donde quiero.Llegamos a la iglesia de Las Vegas que había visto que es muy famosa, donde muchas personas se han casado. Observo la reacción de Martín, quien permanece callado mirando la iglesia.- ¿Qué tal? - Este parece algo consternado, pero luego me sonríe.- Nunca había hecho algo tan loco. - Tomo su mano y entramos a la iglesia, encontrándonos con un Elvis Presley.- Hola, bienvenidos. - Martín me mira como diciéndome "mujer, estás lo
Despierto al sentir algo pinchar mi brazo, además de un olor a antiséptico que hace que las náuseas me ataquen, levantándome de golpe.- M****a, Lisa - Martín se levanta corriendo hasta donde estoy, toma una cubeta y me la da para que pueda vomitar - ya, tranquila - Cuando termino, me vuelvo a acostar en la cama con mi estómago revuelto - ¿mejor? - niego con la cabeza.- Odio vomitar.- Solo será los primeros tres meses - me mira levantando una ceja con una sonrisa en el rostro.- ¿Tú por qué sabes?- Bueno, puede que haya leído algunas cosas de embarazos - oh por Dios, leyó cosas sobre mi embarazo, es que ni yo, que soy la embarazada, he leído. Definitivamente es y será un gran padre.- Eres el mejor, pero ahora dime ¿por qué caí aquí?- Bueno, primero me diste un buen susto. Lo otro es algo normal, o fue lo que me dijo la doctora, pero aun así debes guardar reposo por dos días.- M****a, ¿y tu madre? ¿Cómo está ella?- Ya despertó, y está preguntando por ti.- Bueno, ¿qué estamos esp
Tres meses después. Estoy frente al espejo solo con ropa interior, sonriendo como una estúpida, de lado, acariciando la curvatura de mi vientre que ahora se nota un poquito. Es tan fascinante poder ver todos los cambios que ha tenido mi cuerpo desde que me enteré de mi embarazo. Todos los he recibido con toda la alegría del mundo, y este en especial, ver mi vientre un poco abultado, me da la mayor alegría del mundo. Mi hijo o hija está creciendo y pronto lo tendremos con nosotros.-Es la imagen más hermosa que he visto en toda mi vida -cuando volteo veo a Martín con su celular tomando una foto.-Más te vale que no sea para cosas pornográficas -le sonrío.-Te he dicho que te ves hermosa con esta pancita -dice acariciando mi vientre.-Ya está creciendo -digo feliz. -Pronto sabremos qué es. Estoy tan emocionada.-Yo estoy igual, ya quiero saber qué es para ir arreglando las cosas de la habitación, aunque ya tenemos varias cosas.-Sí, eso es lo bueno- termino de ponerme el vestido que ten
Estoy acostada sobre el pecho de Martín mientras este acaricia con ternura mi vientre, cosa que le encanta hacer.- ¿Qué te gustaría que fuera? - pregunta mientras se concentra en mi rostro.- Mmm, no lo sé, nunca me he puesto a pensar en eso. Pienso que cualquiera de los dos sexos será bien recibido. ¿Tú tienes alguna preferencia?- No es por nada, pero me gustaría que fuera niño – lo miro extrañada.- ¿Y por qué no niña? – este se ríe.- Sabía que me ibas a preguntar y a mirarme de esa forma – le doy un golpe en el pecho y este se vuelve a reír – Amor, si tengo una niña voy a envejecer más rápido, no voy a tener vida.- Deja de ser así, yo sé que si tuvieras una niña ella sería la luz de tus ojos.- Probablemente, ella me tendría comiendo de la palma de su mano como su madre. Entre las dos me tendrían a sus pies – besa mis labios.En ese momento su celular suena y sé que es un recordatorio. Entonces este lo toma y mira qué tiene pendiente hasta que me asusto al ver cómo este salta de
MARTÍN FERRER**Camino de un lugar a otro como león enjaulado por todos los pasillos del hospital. Siento cómo la sangre me escurre por el brazo, pero no me duele, o por lo menos no lo siento.—Martín, muchacho, debes dejar que te atiendan esa herida —dice Raúl, pero yo lo único que quiero es que me den noticias de mi esposa e hijo.—Raúl, de aquí no me voy a mover hasta que no me den respuesta de mi esposa —en ese momento entran Marcos con Ana tomados de la mano. Marcos, al verme sangrar, corre hacia mí.—¡Joder, Martín, estás herido! ¿¡Ya te atendieron!?—El idiota de tu hermano no ha querido ser atendido.—¡Tío! —Marcos lo abraza—. Qué bueno verte, lástima en estas circunstancias. Y ahora tú —Marcos me toma con fuerza del cuello y me arrastra hasta la enfermería—, te vas a curar eso y, si tienes la bala metida, te juro que te la hago sacar sin anestesia.—Marcos, ¡mi esposa me necesita! —le grito tratando de soltarme, pero ahora el imbécil tiene más fuerza que yo.—Si no te atienden
Siento que los días desde que me enteré de la noticia han pasado lentamente. Mi cuerpo y mi alma ya no son míos; una parte de mí también murió junto a ese ser que nunca pudo nacer. Pensar que yo tenía tantas ilusiones, tantos planes y ahora, por culpa de esa m*****a mujer, ya no podré realizar nada de eso. Pero no me quedaré con los brazos cruzados; como sea, me levantaré, aunque tenga el alma rota. Vengaré la muerte de mi hijo, aunque tenga que mancharme las manos de sangre.—Cariño —cuando volteo veo a Martín con una bandeja de comida, como todos los días desde que regresé del hospital. A veces me siento mal actuando de esa forma tan cortante con él, pero en cierta forma siento rabia, porque por la loca de su ex es que perdí a mi hijo.—No quiero comida —digo seria.—Mira, Lisa, he tratado de darte tu espacio, de que asimiles todo, pero tú también debes entenderme a mí. Tú no fuiste la única que perdió un hijo, yo también lo perdí, yo también estoy sufriendo. Pero alguno de los dos d