Pasó una semana y las cosas entre Martín y yo no mejoraron; al contrario, cada vez estamos más y más alejados. Ahora veo cómo Celeste viene más seguido a la oficina con el pretexto de que se siente muy sola, y Martín, como un idiota, la acoge, aunque siento que ella lo está manipulando con lo de la muerte de ese bebé. Él siente culpa o algo parecido, por eso hace todo eso. De no ser así, no estaría ayudándola.—Ya no soporto verte así —dice Ana, dando una palmada fuerte a mi escritorio, haciendo que me sobresalte.—¡Mierda, Ana, me asustaste!—Tú y yo nos vamos de fiesta y no acepto un no como respuesta.—Ay, Ana, no quiero.—Ana, no estoy de humor, no tengo… —ella me toma de los hombros.—Lisa, ¿vas a dejar pasar tu vida lamentando por una persona que no vale la pena? —dice señalando a la oficina de Martín—. Si él prefirió a esa mujer que tanto daño le hizo a él y a su familia, pues es un idiota. Él se pierde a una mujer maravillosa, pero ya no te quiero ver así.Ana tiene razón, no p
**LISA MOLINA**Despierto al sentir los rayos del sol golpear mi rostro. Cuando abro mis ojos, me doy cuenta de que no estoy en mi cuarto. Pero lo peor de todo es que estoy en la habitación de Martín y en ropa interior. Los recuerdos de la noche anterior me vienen, pero son como flashes: Ana y yo bailando en el tubo, luego Martín y yo en el auto, yo encima de Martín... ¡Joder, tuvimos sexo en el carro!—Qué desastre —digo, tapándome la cara.Me levanto y busco entre las cosas de Martín una camisa, como siempre hago cuando me quedo en su casa. Me la pongo, voy al baño, me lavo los dientes y me peino un poco para verme presentable. Cuando bajo, tomo aire para enfrentarme a Martín después de lo que pasó ayer. No sé con qué cara lo voy a ver.Busco por todas partes hasta que siento unas manos en mi cintura que me pegan a un pecho duro, y luego siento un beso húmedo en mi cuello.—Sabes lo sensual que te ves con mis camisas —mierda, me separo con las mejillas rojas y él, al verme, sonríe.—
Entro a la casa de Martín empapada de pies a cabeza, pero él no se queda atrás; Martín está igual que yo. La noche que pensamos que iba a ser maravillosa terminó siendo un desastre, y todo por culpa de su ex prometida. Desde que ella llegó, todo se ha desmoronado poco a poco.—Nena, háblame, dime algo —dice Martín, preocupado al ver que no he hablado desde que nos montamos al auto. Intento, juro que intento hablar, pero me siento tan ausente, tan perdida, que no sé cómo volver a la realidad—. Sé que estuvo mal lo que hizo Celeste, sé que todo esto es mi culpa, pero te prometo que lo voy a solucionar.Cuando Martín menciona eso, lo miro directamente y le sonrío, pero mi sonrisa es de pura ironía.—¿Cómo vas a solucionar el hecho de que yo haya aceptado ser tu amante por dinero desde un inicio? Dime, Martín, ¿cómo lo vas a solucionar? —Él se queda callado—. Eso jamás se solucionará porque siempre será parte de nuestra vida, siempre será una mancha en mi vida. Puede que tú y yo ahora seam
**MARTÍN FERRER**Observé cómo Lisa duerme calmadamente. Luego de la noticia que el doctor nos acaba de dar, ella cayó en un colapso, ya que ninguno de los dos esperaba que esto fuera a pasar. Es decir, amo a Lisa, pero no sé qué tan listo estoy para ser padre y ella está joven. Sé que tiene aspiraciones.-¡Mierda! -decidí marcarle a Marcos, ya que en tiempos difíciles él es el único que me escucha.-Hola, hermano mayor, ¿a qué se debe tu llamada?-Necesito que vengas a mi casa, es urgente - digo serio y él sabe que cuando hablo así, la cosa es importante.-Voy para allá - cuelga la llamada y en menos de media hora ya está en mi casa.-Qué bueno que pudiste venir - digo mientras sirvo dos copas de whisky. Marcos parece mirarme impaciente, esperando que suelte lo que le tenga que decir, pero ni sé cómo decirlo.-Vamos, Martín, ya suéltalo, estás dilatando mucho lo que tengas que decir - me tomo el trago de golpe tomando valor.-Lisa está embarazada - Marcos se atraganta con el whisky y
LISA Desde lo ocurrido en la oficina me siento extremadamente paranoica, siento a cada rato que alguien me sigue o que me están observando por todos lados, es tanto mi estrés que hasta el sueño se me ha ido, es que de solo pensar que le puede pasar algo a mi hijo … No, él va a estar bien, tiene que estar bien -Lisa – pegó el brinco de mi vida cuando siento como Martín posa su mano sobre mi espalda – hey tranquila -me diste un buen susto – digo tocando mi pecho que parece que se fuera a salir -nena, ¿dime que te pasa? - este me mira y toma mi rostro con sus manos -no me pasa nada - digo tratando de parecer que todo está bien -no es verdad. mantienes nerviosa, llevas varios días sin dormir bien y no me digas que no, porque he visto que te paras seguido de la cama además se te nota en la cara – m****a – ¿dime
No puedo creer que Martín tenga cara para pedirme lo que me está pidiendo. Creo que ahora sí se pasó de la raya. Después de todo lo que hizo, de todo el desastre que armó, de todo el dolor que me hizo pasar... ni loca lo ayudo.—Tú estás mal si piensas que yo voy a aceptar eso —cuando me voy a ir, este me detiene.—Lisa, no lo hagas por mí, hazlo por el futuro de este bebé. ¿Acaso me manipula con este bebé? Esta empresa es su herencia. Piensa también en mi madre y en las miles de personas que se van a quedar sin trabajo si tú no me ayudas.—¿Y por qué no te consigues a otra mujer que se case contigo? Digo, tú eres experto haciendo contratos con mujeres —este suspira cansado.—Porque a la que amo es a ti y con la que me quiero casar es contigo. Además, ellos saben que tú eres la madre de mi hijo. Esto tiene que ser una jodida locura. Yo no puedo aceptar eso, estaría otra vez arriesgando mi felicidad. Lisa, te lo suplico, solo será por el tiempo que ellos realicen la inversión. Si de aqu
Cuando salgo de la oficina, la primera en abordarme es Ana y luego Marcos.—¿Ya habla? ¿Serás mi cuñada o no? —maldito Marcos, siempre tan graciosito.—Te voy a dar un buen golpe en la cara.—Oh, se enojó, mamá, ojo —Ana termina por darle un golpe en el brazo y este se queja.—Cállate ya.—Joder, qué mano tienes.—¿Cómo te fue? —pregunta Ana.—Nos vamos a casar —susurro con algo de tristeza, aunque veo cómo el idiota de Marcos celebra por debajo de la mesa, pero Ana le da una patada que le hace soltar un grito.—Lisa, solo será por un tiempo o tal vez…—Ni lo menciones, entre él y yo no pasará nada.—Vamos, Lisa, eso no lo puedes saber. Además, van a tener un hijo —en ese momento miro de la peor forma a Marcos, logrando que este se calle de golpe.Mi teléfono suena y veo que es de la clínica donde me voy a hacer las ecografías.—Sí, hola.—¿Me comunico con la señora Lisa Molina?—Sí, con ella.—Es para comunicarle que tiene en dos horas la cita de la ecografía. ¿Puede asistir?—Sí, cla
Me encuentro en la casa de Martín, acompañada por su madre, Ana y Marcos, que apenas supieron lo que pasó, no dudaron en venir a casa de Martín.—Ya, querida, tómate todo el té, así te calmarás —en serio trato de calmarme, pero nadie vio la locura de esa mujer.—Rox, ¿cómo quieres que me calme? Esa mujer... Yo vi su mirada, tenía una mirada desquiciada, ella quería matarme a mí y a mi hijo.—Hey, Lisa —Martín toma mi mano sentándose al lado mío—, yo no dejaré que eso pase, te voy a cuidar.—¿Y cómo lo vas a hacer? Tú no puedes estar las 24 horas del día detrás de mí —este se queda en silencio por unos segundos y luego veo cómo una sonrisa se asoma en su boca, cosa que no me gusta para nada.—Ven a vivir a mi casa.—¿¡Qué!? Ahora sí enloqueció, ni loca pienso vivir aquí.—Yo no voy a vivir aquí.—Querida, pero es lo mejor, además ustedes van a casarse y van a tener un bebé.M****a, es verdad, qué tonta soy, se supone que las parejas al casarse se van a vivir juntas… M****a, ¿por qué no