Katsumi se había acercado lo suficiente como para que que Yoshi y su acompañante notaran su presencia, se detuvo en cuanto vio a Akari unirse al grupo. “¡Genial! La familia perfecta”, pensó y siguió acercándose. Pero una tercera mujer apareció en la escena y al reconocerla, Katsumi se detuvo en seco. La mujer, un poco más baja que Yoshi, de cabellos como plata avejentada y de estampa elegante, se despidió de la pelirroja con un beso en la mejilla, no se percibía ningún tono de hipocresía en su gesto.
Podía sentir la sangre hervir mientras fluía por cada vena y arteria de su cuerpo. Tenía unos cuantos años sin ver a su madre, después de lo que le había hecho, Katsumi no había querido saber nada de ella y no esperaba un reencuentro, o al menos no en aquellas circunstancias. De pronto, las ganas de enfrentarse a Yoshi y a qui
“Sé bien lo que se siente que te usen una vez y luego te desechen como si fueses una m*****a toalla higiénica, sucia, manchada, estropeada, inservible. Así he quedado, así me ha dejado él. Pero cada día de mi vida ansío con vehemencia que me saque del cesto y me vuelva a usar, aunque fuera una vez” STACY JACKSON se encontraba dónde solía estar casi todas en las noches; trabajando. Todos los días a excepción de los domingos, desde lasonce de la noche hasta las dos de la mañana (a veces más, a veces menos) se hacía llamar “Venus”. El cabello rojo fantasía, contrastaba de forma exótica con sus ojos esmeraldas. Esa noche llevaba un corsé morado y negro y unas bragas a juego en las que ya tenía unos cuantos billetes. Su complexión atlética la hacía lucir increíble; mejor que las demás bail
—Buenos días señorita Anya —Yoshi saludó con una sonrisa espléndida en el rostro, como si hubiese pasado la noche en el cielo y hubiese amanecido flotando entre las nubes. Su expresión cambió cuando notó que Anya estaba sola. —Buenos días Yoshi —respondió Anya con el ánimo de siempre. Yoshi le abrió la puerta del auto yechó una mirada hacia la entrada de la casa. —No vendrá —dijo Anya mientras subía, respondiendo a la pregunta que Yoshi se estaba haciendo para sus adentros— está enferma —agregó, una vez sentada dentro, contestando a la otra pregunta interna de Yoshi, como si este la hubiera planteado en voz alta. —¡Oh! Es una pena —dijo Yoshi demostrando menos preocupación de la que en realidad sentía. Si Katsumi estaba tan enferma como para no cump
Ahí estaba Katsumi, acostada en la cama de Adrick Mykolaiv, con la mitad inferior de su cuerpo envuelto en sábanas y la otra mitad completamente desnuda. Katsumi se giró hasta ponerse de espaldas y sus pechos quedaron cubiertos. Yoshi no se lo acababa de creer. No podía imaginar cómo Katsumi había sido capaz de acostarse con su jefe. Le dio un golpe a la puerta con la intención de que Katsumi despertara, tuvo éxito. Yoshi no imaginaba que Katsumi lo había visto con Madison la noche anterior. Katsumi abrió los ojos despacio y se los frotó, lo miró como quien veía un fantasma, pero su expresión de sorpresa pronto cambió y sus ojos fulguraban en ira. —¿Qué haces aquí, Yoshi? —¿Qué demonios haces tú aquí? —Estoy aquí porque tú me has vendido para pagar tu deuda—sabía que Yoshi no se refería a eso. Yoshi se quedó perplejo, frunció el ceño mientras veía a Katsumi taparse los pechos con las sábanas —Por favor vete —le dijo e
Había objetos de todo tamaño, cogió uno rosado que parecía un cable con dos extremos redondeados, uno de los extremos tenía un botón, lo oprimió y todo el aparatito que era de un material flexible, empezó a vibrar con más fuerza de la que parecía que podía tener. No tenía idea de cómo usar la mayoría, aunque a ella le gustaban los juegos, Yoshi jamás le hubiese planteado usar alguno de esos juguetes. Cogió una gran polla de plástico, se veía muy relista, incluso podía ver las venas hinchadas como en un verdadero pene erecto. Ojeó un poco todo lo que había, cogió una tablet, no paarecía tener conexión con todo lo demás hasta que la encendió. Tenía W******p, el único número guardado, tenía la foto de un miembro tan grande como el de plástico que acababa de sostener entre sus manos. Había un mensaje sin leer. En cuanto firmes me envías
Katsumi observaba a Stacy moverse con gracia en el agua, se desplazaba de un extremo a otro de la piscina con tanta agilidad que lo hacía parecer fácil. Llevaba puesto un traje de baño entero morado, un gorro a juego y lentes para nadar. Cuando Anya se sumergió, Stacy se quedó parada en un rincón de la parte más baja. Salía y entraba, seguía los movimientos de Anya, gritando cosas como: “mejora ese viraje”, “cuida tu postura”, “no levantes la cabeza”. Stacy era una mujer imponente, alta y atlética, su voz era autoritaria. Katsumi imaginó que debía ser una chica independiente, determinada. —Tres vueltas y terminamos —gritó Stacy después de salir del agua. Cogió su bolso y sacó de este una toalla. Caminó hacia Katsumi —¿Eres la niñera? —le preguntó. —No… no soy niñera, soy la enfermera de Adrick —respondió Katsumi con timidez. Se acomodó un mechón de cabello detrás de la oreja. Ella estaba sentada en una de las sillas de extensión que rode
Entraron en la habitación y Katsumi fue directo al closet, trató de alcanzar una valija vieja en la que guardaba la ropa de verano, incluido el traje de baño. Quería aceptar la invitación de Anya de nadar con ella y Stacy, no sabía nadar y pensó que podía aprovechar la ocasión para aprender, aunque esto implicara soportar un poco de frio. La valija estaba en la repisa más alta del closet. Katsumi se paró de puntillas y extendió ambos brazos hacia arriba haciendo un gran esfuerzo, apenas rozó la maleta. Yoshi se acercó y cogió la maleta por el aza. Su perfume le hizo suspirar. Se percató de que, aunque seguía algo resentida con él, aun lo extrañaba. Se sentía tan bien estar cerca de él. —Déjala —le dijo Katsumi a Yoshi antes de que bajara la maleta. Él bajó los brazos y la miró a los ojos —ya la bajarás luego Cuando estuvieron frente a frente, se le abalanzó encima, cuando sus labios rozaron, Katsumi sintió un vacío en el estómago, no era una sensación b
Katsumi había entrado en la mansión a hurtadillas. Todo estaba oscuro y se dirigía a tientas hacia la escalera, cuando la luz de una lámpara se encendió y la voz de Adrick retumbó —¿Sabes qué hora es? —¡Por Dios! Me has dado un susto —No deberías estar en la calle a estas horas —¿De verdad? ¿Me dirás a qué hora volver a casa? —Tengo derecho a hacerlo. Trabajas para mí. —Pedí permiso para salir “papá” —protestó Katsumi con tono burlón —Se supone que saldrías con Stacy, una salida de chicas, solo eso —Y eso ha sido, ha sido una salida de chicas —Joder, Katsumi, no soy idiota —cogió ambas muletas que estaban recostadas a un lado del sillón en el que se encontraba sentado— Te has ido a acostar c
“Saber que la persona que debía protegerte se marchó, es duro, es realmente doloroso. Pero lo que la vida me regaló en cambio, es mucho mejor que cualquier cosa que pudo haberme faltado. Si las cosas no hubiesen ocurrido como ocurrieron, tal vez mi vida no sería tan maravillosa como lo es. KATHERINA JOHANSON acostumbraba a ayudar a su madre a atender el negocio; una pequeña florería ubicada en el centro del pueblo. Un día como cualquier otro, Katherina atendía en el mostrador —Seis —gritó su madre desde el depósito, preparaba veinte arreglos florales que le habían encargado para el matrimonio de Ivy Mcgregor, la hija mayor del reverendo Mc Gregor, a la que Katherina había notado algo pálida y subida de peso cuando había ido a encargar la f