Capítulo 3: La marca

Ónix

Puedo escuchar su risa y verla correr detrás de su hermana; una hermosa niña de largos rizos, ojos oscuros y piel olivácea. La veo crecer, sonreír a los chicos de su escuela y gruño ante esa imagen.

La observo regalar su primer beso a un chico con gafas, que se ha sonrojado desde el momento en el que ha tocado sus labios y que se ha excitado sin poder controlarse y mi cuerpo se tensa.

La veo emocionada, entregada por primera vez a un hombre que no supo cuidarla para luego destrozar sus ilusiones, la veo siendo consolada por su hermana mayor, la mujer que hace apenas unas horas fue asesinada de manera salvaje y brutal.

La miro, solo la miro y mi mente se llena de imágenes de ella en el campo, en esta casa, con mi madre y los miembros de la manada.

Abro los ojos y respiro con fuerza, siento un intenso nudo cerrándose en medio de mi vientre.

Solo he dormido unos minutos y mi mente no dejó de reproducir al incordio de mujer que se encuentra durmiendo en mi habitación

¡A la humana!

— ¡Maldición! — Grito desesperado.

Me levanto de la silla de mi escritorio, que ha resultado ser de una incomodidad impresionante, y me dirijo hasta la sesión de mi biblioteca, en la que se encuentran los libros más antiguos donde se habla de nuestra manada y sus antepasados.

Anoche, cuando vi por primera vez a la mujer, mientras lloraba desconsolada contra el cuerpo deshecho de su hermana; el lobo que se había apoderado de mi cuerpo se impregnó en ella y no hubo duda de que para él, la humana, era su pareja destinada ¡Mi mujer!

¡Mi luna!

El feroz aullido que salió con potencia del pecho de mi lobo, me confirmó que no tendría escapatoria, mi lobo había encontrado a su luna y yo, solo estaba a merced de él, respirando y sintiendo cada respiración de la humana.

Desde que volví a mi forma humana, he tratado de alejarme de ella, pero su olor se ha vuelto más intenso, se ha despertado y solo me distrae: es tan dulce que empiezo a sentirme agotado por intentar resistirme, como si hubiese sido consumido por una chuta de adrenalina o de insulina

¡La humana debe irse ahora!

No he podido dormir bien a causa de su olor y su respiración, he sentido cada latido de su corazón y el mío ha respondido bombeando, acelerado, alterando mis vasos sanguíneos.

Estoy a punto de estallar y sentir la necesidad de protegerla contra todo lo que le ha sucedido y puede pasarle, no me ayuda a pensar con claridad.

— Levántate, debes irte — Ha amanecido hace algunas horas y necesito concentrarme en mi trabajo.

Pero solo de verla mi cuerpo se tensa y mi lobo interior aúlla desesperado, quiere protegerla y darle calor.

— ¿Quién eres? ¿Dónde estoy? ¡Oh por Dios! Has asesinado a mi hermana — Estaba seguro de que tendría que enfrentarme a su histeria cuando despertara, pero ahora no tengo tiempo para esto.

Me detengo frente a la cama y observo a la mujer de cabello y ojos oscuros y penetrantes que me lanza una mirada desafiante y llena de asco, como si yo fuese una aberración y eso que por fortuna me encuentro en mi condición humana y vestido de pies a cabeza.

Y a pesar de su mirada, puedo sentir como el deseo se despierta en ella, su corazón se la ha acelerado y la humedad se desliza por su centro. Respiro con fuerza y el olor picante y almizclado de su deseo se mezclan con su esencia dulce y natural. Está tan excitada que sus pezones se han endurecido y ha apretado con fuerza sus piernas.

Trago con dificultad, porque sé que debajo de esa sabana que ahora aprieta contra su cuerpo como si fuera su billete de salvación, solo lleva su ropa interior y su sensible y excitado cuerpo, recuerdo su silueta perfecta que pude observar anoche mientras me

deshacía de su ropa ensangrentada.

— Seamos claros, niña. No he asesinado a nadie, cuando llegué solo tuve tiempo de sacarte de ese lugar — Le digo y lanzo a la cama una camiseta y unos de mi hermano menor. Al menos esos no le quedarán tan grandes.

— ¿Dónde está mi ropa? — Pregunta con un tono autoritario.

Levanto una ceja y cruzo mis brazos, no sé quién se cree esta humana o quien piensa que soy, pero no va a tratarme de esta manera, ya tengo suficiente con ignorar las señales de su cuerpo y tener que controlar las reacciones del mío que es un traidor y de mi mente fantasiosa y libidinosa, como para soportar sus órdenes y su tono de voz prepotente.

— Tienes cinco minutos. Alguien vendrá a buscarte — Me alejo y me dirijo a la biblioteca, donde en el suelo, he organizado por fechas y por temas, varios tomos de pesados libros.

Estoy frustrado, estaba seguro de que anoche lograría acabar con lo que sea que está atacando a las mujeres y niños en esta zona, como si hubiésemos vuelto al siglo dieciocho.

Lo que en este momento está exponiendo a la manada de mi padre ante los humanos, que jamás van a comprendernos.

Ahora estoy seguro de que el atacante es un humano, pero anoche sentí algo diferente en su sangre y sus fluidos, o podría decirse que no sentí nada, como si este humano estuviese acompañado por un ente más poderoso, ¿Magia negra, tal vez?

La policía llegó segundos después de mi transformación y solo tuve tiempo de tirar del cuerpo desmayado de la mujer y sacarla del lugar antes de volver a mi forma humana y traerla a mi casa; lo que permitió que el asesino escapara.

La policía, como siempre, escogió el peor momento para hacerse presente.

— ¿Para qué me necesitas? No pensé que me dejaras acercarte a tu choza. El macho Sigma se ha dignado a pedir ayuda — El dueño de la fastidiosa y penetrante voz se acerca y palmea mi hombro.

Luciano es un beta en la manada de mi padre, es hijo del beta de la manada y asesor de mi padre; él y yo estábamos destinados a reinar juntos y ahora, él solo, se encarga de los omegas.

Le envié un mensaje solicitando su presencia con urgencia, algo que no había hecho en los últimos cinco años.

— Hay una mujer en mi habitación, necesito que la lleves hasta su residencia. Necesito que algunos de tus centinelas más experimentados se encarguen de protegerla ¡No puede sucederle nada! — Explico deprisa mientras continúo revisando uno de los libros.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo