Capítulo 1: La bestia

Nala

En la actualidad

Tengo miedo, nunca había sentido un frío tan penetrante y jamás en mi vida pensé que podría estar tan indefensa.

Mi hermana mayor camina unos pasos más delante de mí con tanta seguridad que siento vergüenza de ser tan cobarde; yo fui quien le mostré este lugar, mi sueño fue tan real que pude dibujar el lugar y mi hermana de inmediato me dijo que lo conocía y que teníamos que venir.

Yo prefería esperar hasta que amaneciera antes de abandonar mi cálida cama y sumergirme en un lugar tan frío y tenebroso como este y menos después de que me he despertado con las últimas imágenes del sueño más espeluznante que he tenido en mi vida.

— Nala ¿podrías darte prisa? Hace un frío que pela y no veo la hora de regresar a mi cama — Intento seguir el paso de Belatrix, mi hermana mayor que siempre encuentra la forma de hacerme sentir culpable de sus propias decisiones.

— No te dije que vinieras a este lugar — Le reprocho y continúo con mi paso lento, solo quiero volver a casa y meterme entre mis sábanas.

— Has sido tú la que me ha despertado con tus pesadillas, así que deja de quejarte y muévete — Bostezo y me golpeo tres veces en la cabeza de manera imaginaria, tres por gritar en medio de una pesadilla donde todos mis familiares eran atacados por un animal inmenso y extraño.

— Te sigo, aunque no tengo la menor idea de lo que hacemos en este lugar — Estoy cansada de caminar, no puedo ni adivinar lo que mi hermana busca y además tengo mucho sueño.

— ¿Te acuerdas de la historia que nos contaba la abuela sobre la bestia de Gévaudran? — Su pregunta me toma por sorpresa. Durante años soñé con esa bestia y no quiero volver a saber de ella.

— Belatrix, volvamos a casa, tengo sueño y todo esto resulta espeluznante — El camino que seguimos se vuelve cada vez más angosto y frío.´

— Nala, no me vengas ahora con qué crees en la historia de la bestia de Gévaudran, si solo es un mito — Me detengo mientras la voz de mi hermana mayor se aleja.

Podría jurar que escuché un gruñido y la respiración de alguien muy cerca de mi cuello, estoy segura de que no estamos solas.

— Belatrix — Susurro y retomo el camino, pero mi hermana ha girado y no logro ver la luz de su teléfono portable — Belatrix,

espérame por favor — Repito escuchando de nuevo el fuerte gruñido.

¿De dónde proviene?

— ¡Nala! ¡Ayúdame! — El grito de angustia de mi hermana hace que mis terminales nerviosas se activen y empiezo a correr por el cada vez más estrecho pasaje.

— ¡Belatrix! ¿Dónde estás? — Tengo la sensación de que estoy corriendo desde hace mucho tiempo, pero no logro avanzar.

— ¡Nala! ¡Nala! — El grito de mi hermana es cada vez más espeluznante y la sensación de estar acompañadas se vuelve más fuerte.

— ¡Belatrix! ¿Dónde estás? ¿Hay alguien contigo? — Quiero llamar a la policía, pero mis dedos tiemblan y mi teléfono cae al suelo

— Belatrix, estoy aquí hermana, no te dejaré sola — Grito mientras me tiro al suelo y busco mi teléfono, está es la única posibilidad que tenemos.

— ¡La bestia, Nala, la bestia! ¡No, por favor, no! — La voz de mi hermana está impregnada de temor y me muevo más de prisa, encuentro el teléfono y marco el número de emergencias mientras corro desesperada.

— Mi hermana, alguien la está atacando — Digo en el segundo que escucho que alguien contesta — Estamos en el bosque Gévaudran, en los pasadizos. Soy Nala… por favor ayúdennos — Las lágrimas se apoderan de mis mejillas y mi voz se entrecorta, por más que corro no logro encontrar a Belatrix.

— ¡Nooo! ¡Nola, ayúdame! ¡Piedad por favor, piedad! — Escuchar a mi hermana suplicar hace que mi corazón se acelere.

— ¡Belatrix, aquí estoy. Voy a encontrarte! — Corro más de prisa y mi teléfono se resbala, pero en este momento mi único objetivo es alcanzar a mi hermana.

¡Maldición! Solo me detuve unos segundos y ella se encuentra en peligro, esto es mi culpa.

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