Fabrizio —Mi hermano me dice que no debo ir nunca ahí, que es mejor no acercarse. Hay rumores de que hacen rituales y cosas extrañas. Me da mucha curiosidad, pero también miedo de acercarme ahí —comenta Nora.—Los herejes son personas extrañas. Si no fuera porque hicieron algo que Su Majestad les agradecerá siempre, estoy seguro de que estarían considerados fuera del reino —expliqué sin dar más detalles. —Pero no se preocupe por los herejes; ellos mantendrán su distancia. ¿Podría pedirte un último favor? —pregunté, y ella sonríe.—¡Por supuesto que sí! ¡El que quieras!—Tengo que reunirme con alguien muy importante en mi búsqueda, y estoy poco presentable —dije, señalando mi traje roto y manchado de sangre.—¡De inmediato! Te voy a llevar al mejor sastre de la ciudad.Caminamos por el centro de la ciudad mientras observaba el bullicio a nuestro alrededor. Finalmente, nos detuvimos frente a una tienda de estilo antiguo, sin duda administrada por un vampiro.—Señor Giacomo, este es Fabr
¿Alguna vez han sentido cómo una emoción era tan fuerte que parecía consumirlos por dentro? Como si pensaran que el sol no volvería a salir. Se preguntan cuándo va a terminar, o si alguna vez se terminará, porque parece llevárselo todo.Ese dolor me ardía en cada respiración, cada exhalación, cada latido y cada suspiro. Ya no era una mujer, sino un dolor andante. Mientras caminaba por el bosque, moviendo los árboles con mi poder, lloraba y me desesperaba, mi poder saliendo con fuerza.Quizás no debería haber tenido expectativas tan altas. Porque de todas las personas de las que podría haberme enamorado, ¿realmente tenía que ser de un rey? ¡El rey de todos los lobos! ¿En qué demonios estaba pensando?Hasta que un fuerte temblor sacudió todo a mi alrededor. Me pareció escuchar hasta los árboles gritar. Una sensación de desesperación me sobrecogió, como si pudiera sentir que todos estaban en peligro. ¿Estaba en peligro también él? ¿El que me había ocultado la noticia más importante para
Eva Estaba completamente segura de que íbamos a encontrar a cielito rápidamente, pero había subestimado las capacidades que tenía esta chica ahora con sus poderes. Había movido ramas y árboles. Lanzó enemigos por los aires como si no fueran nada. Consumida por la rabia, no sé exactamente qué había sucedido, pero estaba fuera de sí. —¿Quién anda ahí? —pregunté cuando sentí a alguien detrás de mí —Oh eres tú— y apareció el guerrero. Generalmente me molestaba que estuviera rondando, pero en este momento supe que necesitaría su ayuda. Él conocía a cielito más que nadie, y yo temía que necesitaríamos dialogar con ella, convencerla y eso no iba a ser fácil. Estábamos en peligro y ella no podía andar afuera así como así. —¿Qué le sucede a Celeste? Está fuera de control —preguntó mientras trataba de seguirme el paso.—No lo sé, pero Su Majestad nos ha dado la orden de seguirla, y es lo que haremos. La traeremos de vuelta. Cueste lo que cueste.—Así será— respondió e íbamos envalentonados.
Fabrizio —Disculpe, señorita, me preguntaba si podía decirme dónde estaba —la muchacha me miraba extrañada. Tenía el cabello negro y los ojos verdes. No se parecía en lo absoluto a mi Margarita y, sin embargo, había algo en ella que me decía que estaba relacionada. Más allá de la flor en su cabeza, había algo inexplicable.—¿Dónde estamos? Pues en el Paraíso del Bosque, el lugar para que los caminantes, perdidos o no, se encuentren y descansen —respondió mientras volvía a tocar el piano.¿Qué demonios está sucediendo?. A mi alrededor veo hombres tomando vino, las meseras hablando y moviéndose entre la barra y las mesas, pero nada más. Lo que me parecía más sorprendente era que no podía distinguir si las personas allí eran vampiros, humanos u hombres lobo. Todo parecía demasiado extraño.—Señorita, ¿sabe si aquí hay lobos o vampiros? —le pregunté susurrando. Ella sonríe y me mira como si estuviera completamente loco.—Lobos, allá afuera, sin duda. Los escucho aullar de vez en cuando. Y
AlaricCorría desesperado por el bosque. No sabía hasta dónde había llegado o si Eva la había hallado. Entonces, sentí el distintivo olor de lobo cerca, y el terror me invadió. Estaba seguro de que Roy iba a perder la cabeza pronto.—¡Le están haciendo algo a mate! Tenemos que actuar ahora mismo —insistió mientras me acercaba al campamento. Una voz me detuvo.—Su Majestad...— El guerrero Elías estaba escondido entre unos arbustos. Lucía aterrorizado —Eva y Celeste han sido atrapadas. Es Alfa Daniel con su gente. Quieren entregarlas al enemigo, escuché gritos, no sabía que hacer Eva dijo… —Tartamudeaba preocupado, y me transformé en humano.—Has hecho bien, quédate aquí, voy a atacar.—Déjeme ayudar, Su Majestad.Era consciente de todas las pruebas a las que lo había sometido. Había desconfiado de él, lo había enviado lejos, incluso le había asignado tareas que no eran del todo agradables. Y, sin embargo, él las había aceptado sin una sola queja, agradecido. —Guerrero necesito que vuel
Celeste El dolor era como si me hubiesen arrancado las entrañas. Sabía que las hechiceras no eran apreciadas, pero nunca imaginé que se hubieran creado objetos simplemente para torturarlas. Algo de poder quedaba en mí y luchaba, el dolor que había sentido era tan terrible que me había desmayado. Una vez más, pensé que moriría. Era como si estuviera en una especie de otra dimensión donde nada se veía con claridad, como si mi cuerpo no fuera mío y todos mis instintos estuvieran contaminados.Escuché un gruñido, gritos y olí sangre. Sentía a Eva cerca de mí, y oí el sonido de una cadena rompiéndose. Una de mis manos quedó libre, pero la otra seguía sufriendo ese dolor agonizante. No veía bien, pero alguien me cargaba. Vi un precioso destello verde, como el bosque en primavera, y sentí una calidez reconfortante.—Lo prometiste, Eva —escuché un suave susurro.Cuando sentí que por fin me recuperaba, un estruendo sacudió el ambiente. Luego, un nuevo dolor atravesó mi cuerpo, y no podía cree
Eva —Levántate, vampira, ya estamos llegando para encontrarnos con tu señor. ¡Quiero ver qué va a decir cuando escuche las noticias! —gritaba eufórico, Daniel o como me gustaba llamarlo, alfa gusano.Se me revolvía el estómago de solo recordar lo ocurrido. El rey había utilizado su peor recurso en el peor momento. Le debía un favor, y no había dudado en cobrármelo. Aunque detestaba la idea, sabía que debía de estar realmente desesperado. Yo misma lo había herido, y había caído con cielito. Si existe una diosa que protege a las criaturas de la noche, este era buen momento para que nos ayudara. Casi podía escuchar en mi mente las palabras que me diría el vampirito: "Si Su Majestad te pidió esto, es porque confía plenamente en ti". Alaric no confiaba en nadie, nunca. No sabíamos nada del enemigo, y al parecer yo era la mejor candidata para hacer de tonta espía. —Si si, que genial… ¿Me puedes explicar por qué demonios sigo en esta asquerosa jaula? — pregunto.—Porque aún eres peligrosa.
Fabrizio Había perdido la cuenta de cuántos días habían sido así. En cada situación me encontraba con una mujer que era la única que realmente entablaba una conversación conmigo, y en todas me parecía ver a Margarita. Una era una maestra que iba corriendo hacia su clase y que se encontraba perdida. En cuanto la ayudé y le hablé del bosque y de lo que había afuera, entró en pánico, y automáticamente volví otra vez a mi cama en la habitación del bar.En otra oportunidad, era una joven que iba al mercado cuando, de repente, apareció un lobo que intentó morderla, y yo la salvé. Luego era una de las meseras y, en cuanto se cayó un poco de vidrio y vio el vino, perdió la cabeza. Otra vez era una granjera, y fue con la que pude hablar más. Tenía una blusa con margaritas dibujadas. Todo el día la ayudé con las cosas de la granja, y, en cuanto se acercó a mí y estuvimos muy cerca, otra vez desperté en la cama de ese cuarto.Esto era un ciclo sin fin, y yo no sabía dónde iba a parar. En cada u