Hola hola! Esto se va a empezar a poner intenso :s La batalla entre los nuestros personajes y enemigos se acerca Los leo! Bso Kika
AlaricMe la habían arrebatado de las manos, quisieron destruirme. Me lanzaron varias lanzas y me las quité como pude, nos habían emboscado, pero no iban a poder detenerme. Voy hacia ella cuando aparece una lluvia de balas; hay humanos en autos disparando con metralletas, y yo la cargo entre mis brazos, la coloco tras un árbol.—Quédate aquí mi cielo— soy feliz solo de tenerla cerca.—Alaric…— gime ella viendo mis heridas, pero yo me muevo atento a protegerla.—¡Abajo! —escucho la voz de Damián. El alfa había sido herido, pero peleaba con valor.—¿Quién anda ahí? —escucho una voz conocida y pisadas de lobos. —¡Tras ellos! —escucho otras voces y veo unos lobos blancos pálidos. Un hombre aterrador, un alfa calvo e inmenso, aparece atacando a los humanos. Alfa Pascal, de los Herejes de la Noche. Debemos estar cerca de sus tierras. Nos están ayudando, aunque no sé si están de nuestra parte. El alfa nunca juró ayudarme.—¡Alfa Damián…! ¿Cómo osa traer cazadores a nuestras tierras? —demanda
FabrizioHabía visto muchos hombres morir: humanos, lobos y vampiros. Algunos lloraban en sus momentos finales y otros aceptaban la muerte como un último destino, pero jamás había visto a un hombre tan herido como Alaric. Y no era por las lesiones que tenía, sino por la desesperación y el horror que veían sus ojos.—Se ha ido, la tiene el enemigo... Me la han quitado —jadeaba sin esperanzas mientras yo lo sostenía y Damián me ponía al tanto de los sucesos.—Él la protegió. Iba a dar su vida por ella si era necesario.—Es lo que hacen los mates, la persona más amada —respondo. Me habían llamado y vine corriendo. Estábamos a unos metros fuera del castillo. Había sido una emboscada planeada por nuestro enemigo utilizando a su aliado, en teoría, más débil. La batalla había durado minutos, pero había sido devastadora y las consecuencias, inimaginables.—El arma —dijo Damián, dándome un pequeño frasco con un líquido azul. Vi a alfa Pascal de los Herejes, quien se alzaba imponente y, al mism
Eva—¡Adriana, me parece que estás logrando algo! ¡Parece diferente! —comentó el Duque mientras la bestia seguía rabiosa, intentando acabar conmigo.—¡Siento que se me parte la cabeza! —gritó la guerrera, sentada en su celda con expresión adolorida—. No tienes idea de lo difícil que es intentar comunicarte mentalmente con un lobo que no es de tu manada… ¡un lobo que ha sido salvajemente envenenado! —gritó la muchacha.—Pues no tengo ni idea, eres la primera loba decente que conozco.—Para ser sincera, hay muy pocos decentes—añadí yo, mientras la bestia parecía a punto de atraparme. Estaba atada contra la pared, pero su fuerza era realmente increíble. Jamás había visto algo así. Me preguntaba qué le habían hecho realmente a ese pobre lobo, y sabía que la respuesta no me iba a gustar. Adriana resopló y me miró molesta, pero yo la ignoré y continué. —Eres literalmente la única loba que está a nuestro favor aquí. Y si bien este lobo no es de tu manada, el hecho de que seas guerrera en Su
AlaricTodos hemos sufrido algún dolor terrible en nuestra vida. Concluí que era parte irremediable de la existencia, y al vivir tanto tiempo, sabía que estaba condenado a experimentar sufrimientos una y otra vez. Había perdido a mi familia, a mi madre, quien me apoyó irremediablemente, quien realmente estaba de mi lado sin importar lo que pasara. Había perdido amigos y aliados, y pensé que con tanto tiempo de dolor y corazones rotos ya estaría acostumbrado a esto. Pero, por supuesto, el destino, más obvio y más viejo que yo, me demostraba cuán equivocado estaba. El dolor de perder a una mate era incomparable.Mis hermanos y hermanas habían perdido sus mates y eso los había conducido a la muerte y no creía ser mejor que ellos. Mi lobo estaba desaparecido, aun en negación. No era la primera vez que lo hacía; se había desvanecido por siglos, como si sospechara que íbamos a encontrarla, solo para perderla. Yo estaba en un estado casi religioso, repasando en mi mente los momentos con ella
Fabrizio—Pero son humanos —insiste Margarita.—Los humanos han cambiado mucho con el tiempo, han desarrollado herramientas para acabarnos. Es culpa de lobos y vampiros, los hemos hecho perder demasiado —indico mientras la llevo a la habitación de Freya. —Cuando nos veamos de nuevo... hay algo que quiero preguntarte —digo nervioso y ella me da un beso, esta vez es desesperado. Un deseo primal que estuvo siglos escondido dentro de mí aparece como un hambre desgarradora. Nunca he sido más humano que en este momento.—Nos volveremos a ver, mi hermoso vampiro —susurra, cubriendo con sus manos el hechizo que había descubierto. Nuestra única arma. Solo encuentro guerreros en el camino, los trabajadores han sido protegidos. No me extrañaría que Rachel haya enviado a varios por los túneles. Y cuando me asomé a ver por la ventana, mi corazón muerto retumbó.No había lidiado demasiado con cazadores, los vampiros solíamos hechizarlos, los lobos se alejaban de ellos. Eran unas simples víctimas, o
CelesteEl dolor que siento es como si mis huesos lucharan por salirse, por librarse de mi cuerpo, rompiendo todo a su alrededor. Mi rey gritaba mi nombre y escuché su aullido desgarrador. Estaba en una batalla, no sabía si íbamos ganando… y de pronto estaba en un lugar oscuro y sombrío, encerrada en una jaula como si fuese un animal.—No… no puede ser Una figura se acerca a mí. No tuve ni siquiera que preguntar quién era; podía sentir su odio y su maldad en cada poro de mi piel.—La persona más amada… ¿Quién lo diría? El lobo se enamoró de una hechicera… justamente la que yo deseaba tener en mis manos. Y aquí estás —susurró Valerius, mirándome con satisfacción. Miro a todos lados, como si de pronto fuera a aparecer Alaric. Lo extrañaba tanto que me dolía casi tanto como la misma pulsera. —Pequeña mentirosa… Decías que no tenías poderes y aquí estás. ¡Pudiste habernos ahorrado mucho tiempo! ¡Podías haber sido entregada a Su Excelencia hace rato! —gritó mi tío, el Alfa. Había pasado t
Alaric—Mi querida… — digo mientras estoy en la enfermería, tomando la mano de Freya. Después de tanto tiempo, aún no podía creerlo. Ella había vuelto justamente cuando más la necesitaba.—Debe haber sido la fuerza de las Luna, más la Eterna, y el hechizo, aunque no haya sido usado. Sin contar que ella debió haber sentido lo que estaba sucediendo en el castillo —trataba de explicar Fabrizio, abrazando a su compañera mientras examina el frasco.—Escuchamos gritos y teníamos a una horda de cazadores y mercenarios a las puertas. Intentaron derribarla, no sé cómo lo lograron, y defendí como pude. En ese momento las Lunas sintieron algo y Freya despertó—explica Marina, mientras yo la veo con devoción. Bruno se recuperaba, acostado en la otra camilla, pero estaría bien pronto. Había pasado tanto, tantas cosas en esta extraña batalla. Carmen se acercaba con cuidado a los heridos para intentar ayudarlos, y sin ella, nuestras bajas habrían sido aún mayores. Rachel, Amelia y Diana estaban encant
Celeste—¿Nana, realmente eres tú? ¿Qué sucedió?— No podía creer lo que veían mis ojos. Ella se veía bien, incluso un poco más joven, si eso era posible. Pero era ella, la mujer que más había adorado, mi refugio por años. La había buscado tanto tiempo, había creído que estaba muerta, y yo solo deseaba saber que estaba bien.—Sucedió que hice todo para que no te atraparan, y finalmente estás aquí —gruñó. Así que desde nuestra huida de la manada había estado aquí. Y que caí en cuenta de lo que sucedía.—Eres una hechicera… —dije al sentir el calor que provenía de ella. Manejaba el fuego, y era poderosa. Recordaba lo que me había dicho Elías: donde ella había desaparecido, todo había quedado como si hubiese habido una explosión. Ella tenía poderes y me lo había ocultado. ¿Por qué? Quizás, al no tener mi poder, nunca lo hubiese notado.—Sí, y tú también lo eres. Iba a decirte eso, cuando sucedió el ataque a la manada. Pero ahora, todo lo que habíamos hecho, todo lo que habíamos logrado, s