***Las expresiones horrorizadas del señor y la señora Smit al escuchar la confesión de Layla carecían de palabras adecuadas. No solo reveló el motivo de su viaje a Roma con Atenea, sino también los terribles sucesos que vivió con su ex pareja: los golpes, los maltratos verbales y, como punto culmin
—¿Estás seguro de querer casarte conmigo? —preguntó ella con dudas, bajando la mirada. Últimamente se sentía insegura incluso de su propia existencia—. Es un paso muy importante, Dimitri...—Ya lo hablamos antes —la instó a mirarlo fijamente—. No dudes de lo que te digo. Nos vamos a casar y seremos
***Valentino esperaba ansioso la llegada de la mujer que había trastornado su existencia. Sentado en una silla, en la sala de visitas separada por un vidrio transparente, su mandíbula estaba tan tensa que parecía a punto de romperse. Con el dedo tamborileando sobre el concreto, continuaba aguardand
—No es verdad, no es verdad —negó con la cabeza una y otra vez, su mano que sostenía el intercomunicador temblando—. Lo que estás diciendo no es cierto, tú me amabas, lo hiciste, fue cuando ella apareció que...—¿Alguna vez te dije que te amaba? —preguntó, y ella se tensó, porque nunca lo hizo—. "Te
***Valentino inhaló profundamente antes de entrar a la UCI, ajustándose la bata de protección que Lenox le había proporcionado. Al cruzar el umbral, una sensación de solemnidad y urgencia lo envolvió. El ambiente era silencioso, interrumpido únicamente por el suave zumbido de los equipos médicos.L
Mientras tanto, sus padres y otros familiares mantenían la esperanza de que ella recobrara la conciencia. Los señores Smit se hospedaron temporalmente en una residencia, no solo esperando la recuperación de Atenea, sino también para cuidar de su hija ahora que sabían que serían abuelos y que ella se
***—¿Piensas tener hijos? —preguntó Alexis, dejando a Cayetana helada mientras revisaba sus correos y comía uvas.—¿A qué viene eso? —levantó una ceja, sorprendida.—Solo tengo curiosidad —respondió él desde la cama, con su iPad en mano.—No lo he considerado —dijo Cayetana, sintiendo un nudo en la
—¿Por qué harías eso? —abrió más sus piernas sobre el regazo de Alexis para que la siguiera tocando con más libertad —. Estamos juntos, y no estoy escapando de ti.—Por ahora —hizo a un lado el pantis e insertó dos dedos fácilmente debido a lo húmeda que estaba —. Tengo que asegurar todo de alguna m