Al abrir la puerta de la sala indicada por una enfermera, se encontró con la sonrisa de Lirio, que se desvaneció al verla. Al parecer, esperaba a otra persona, quizás a Valentino, y no a Atenea.—¿Contenta con lo que hiciste? —inquirió Atenea toscamente, manteniendo la compostura—. ¿Estás satisfecha
—¿Qué? —Los ojos de Lenox se abrieron sorpresivamente ante la revelación de Atenea, sin esperárselo.—Por eso estoy aquí —continuó, cortando el filete de su plato—. Realmente quiero poner fin a todo esto, Lenox; deseo irme lo antes posible.—¿Cuándo vas a actuar? —preguntó el italiano, bebiendo de s
***La noche cubrió el cielo con su manto oscuro, como un pergamino penumbroso. El bar "Señoritas" estaba abarrotado de hombres adinerados que buscaban una noche de relajo con alguna bella mujer tras una jornada agotadora. ¿Qué mejor manera de descansar que entre los brazos de una hermosa compañía?.
Los ojos de Clodan reflejaban total confusión ante la chica que tenía frente a él; parecía tan avergonzada que ni siquiera se atrevía a levantar la mirada. ¿Acaso sentía pena por encontrarla trabajando en un lugar así? Para él, fue sorpresivo, ya que creía que Holly era la novia de su sobrino, una m
—Si está muy agradecida, entonces hágame caso y regrese a casa. Me encargaré de lo demás por usted.—Está bien —le mostró otra sonrisa de gratitud—. Por favor, espere un momento aquí, iré a recoger mis cosas.—Claro.Clodan aguardó fuera del bar con sus dos hombres, esperando a que ella regresara. ¿
Atenea ascendía las escaleras en dirección a su habitación, inmersa en sus pensamientos mientras planeaba recoger algunas prendas para regresar al apartamento de Lenox. No tenía intenciones de permanecer en la mansión, especialmente al saber que Lirio probablemente estaría bajo el mismo techo mañana
Un silencio envolvente llenaba la habitación, como era costumbre cada mañana cuando todos se reunían para desayunar en el comedor. Sin embargo, esta vez, un aire sepulcral lo permeaba todo. Valentino ocupaba un extremo de la mesa, con la mirada fija en Atenea, quien, en el otro extremo, permanecía a
—¿Valentino? —el rostro de Lirio reflejó total asombro y desconcierto al ver al hombre que la había rechazado el día anterior, parado frente a su puerta con una media sonrisa que parecía más fingida que genuina— ¿Qué haces aquí?.—Vine a ver cómo estabas —mintió casualmente—. Me preocupé por tu esta