Atenea apenas podía respirar cuando sintió el orgasmo como un azote doloroso por el mordisco de Valentino en su clítoris. Gimió sonoramente, apretando los dientes y las sábanas de la cama. Abrió los ojos ligeramente para encontrarse con el rostro ensombrecido del hombre, contemplándolo, haciendo tod
Jaló su cabello entrando y saliendo de ella, soltando gruñidos de placer, puesto que, como ella lo había dicho anteriormente, era una mamada perfecta que jamás en su vida había experimentado. No se queja, no lucha por alejarse, solo lo mira directo a los ojos con su pene en la boca, succionándolo ca
Lo hacía rápido, profundamente, enroscándose en lo más profundo de sus entrañas con los dedos. El placer se reflejaba en cada poro, en cada gemido, en cada sollozo, en aquella respiración desastrosa que salía de sus pulmones. Lo recibía gustosamente, arqueando su espalda, recibiéndolo con gusto y pl
Los tímpanos de Lenox se llenaron con la fuerte música movida cuando ingresó al bar donde había quedado de encontrarse con un antiguo amigo que recientemente llegó a la ciudad.Se acercó a la barra y ordenó una bebida, confirmando la hora en su teléfono. Eran casi las doce de la noche, pero el bar s
Los ojos de Atenea se abrieron poco a poco, y adolorida se incorporó en la cama. Lo primero que la invadió fue un dolor de cabeza, la iluminación entrante por la ventana siendo insoportable ante su vista. Bostezó fatigada, al mismo tiempo destruida corporalmente.La cadera le dolía demasiado, así co
—¿Qué haces? —Atenea pegó un brinco del susto al escuchar la voz ronca de Valentino detrás de ella—. ¿Despierta tan temprano? Vuelve a la cama.Ella se giró hacia él; él estaba sentado en la cama, con una sonrisa danzando en sus labios, natural y calmado, mientras que ella se encontraba en un mar de
—Ya veo... —musitó en voz baja, apartando la mirada. Sintió un alivio por dentro, pero de alguna manera también experimentó una inconformidad—. Creo que solo eran cosas mías. Me duele un poco la cabeza.La rabia se inyectó de inmediato en él por el simple hecho de que ella no lo recordara. ¿Por qué
El ceño de Atenea frunció al mirarse en el espejo del baño. No fue simplemente verse, sino también sentir el dolor que su cuerpo experimentaba en ese momento. Era evidente que se excedió el día anterior; cada extremidad parecía haber sido atacada por algún animal salvaje.Decidió despejar su mente e