—¿No fue de mucha importancia? Este tipo no hace más que lanzarte insultos —intervino Layla —. Señor Clodan, con todo el respeto que se merece, no me parece adecuado el comportamiento tan déspota y grosero de su hijo Valentino. Solo provoca escándalos innecesarios por esa mujer.—¿Qué significa esto
Valentino condujo a Lirio a su habitación, donde la hizo sentarse en el sofá y la ayudó a secarse. Sin embargo, su mente estaba lejos, consternado por la joven rebelde que se atrevió a levantarle la mano. Experimentaba una mezcla de rabia y desconcierto hacia ella, su profundo odio creciendo por su
—Padre, ya puse mis condiciones; solo deben cumplirlas, y yo haré lo mismo —respondió él fríamente—. ¿No eres consciente de que la mujer que quiero es a Lirio? No puedes obligarme a querer a otra mujer.—Esto no se trata de sentimientos, Valentino, se trata de que le des su lugar en esta mansión. El
Lirio Moretti reflexionaba mientras se dirigía a casa en taxi. Había hecho todo lo posible por mantenerse al lado de Valentino, esforzándose por no resultar una molestia. Sin embargo, desde ayer, notó un comportamiento extraño que no lograba descifrar. Todo comenzó con la llegada de Atenea. En la me
***Atenea se observó en el espejo de su habitación con una sonrisa. Vestía un short de jeans corto que mostraba sus muslos, un top rojo sin mangas que dejaba al descubierto su abdomen y delicados hombros, e iluminaba sutilmente el área de su escote. Su cabello caía sobre sus hombros, y descalza en
—Vete —respondió él secamente, esta vez mirándola con desdén—. No permito que nadie entre a este lugar, así que sal ahora mismo.—Seré tu esposa después de todo —replicó Atenea—. También tengo derecho a conocer este lado tuyo.—No seas ridícula y vete. No quiero verte, y lleva contigo esa bebida. No
Valentino realizó algunos retoques en su cuadro, aunque aún tenía mucho trabajo pendiente. Su meticulosidad y dedicación a cada detalle de sus obras reflejaban su profundo amor por la pintura y el arte. En sus momentos libres, se liberaba del estrés pintando cuadros, llevando su imaginación al máxim
—Esa m*****a boca tuya te llevará a la perdición —apretó sus dedos más fuerte alrededor de su brazo—. Eso es lo que tú dices para proteger tu orgullo con un escudo de dignidad, pero tus intenciones son claras.—Que tú no estés preparado para tanto no es mi problema, ya que te conformas con tan poco